El devenir y “que me quiten lo bailado”
La experiencia se hizo. Y cumplió su ciclo. A grandes rasgos, la cooperativa de producción y su prolífica experiencia de industrialización artesanal atravesó la crisis del 2002, pero el devenir biológico de sus integrantes más jóvenes, cuya independencia del núcleo familiar inicial fue siguiendo su curso natural, formando nuevos núcleos con hijos, incrementó sensiblemente las necesidades económicas básicas de los trabajadores de la cooperativa. Además, en ese tiempo el combustible duplicó su precio y los costos fijos se hicieron difíciles de solventar. Como “manotazo de ahogado”, se presentó un proyecto al MGAP, en el que se apalancaba la comercialización y marketing para que los productos entraran en las grandes superficies. El proyecto fue aprobado un año después de presentado y con reparos, por lo que no pudo evitar que la cooperativa se disolviera.
Hoy día el tambo se mantiene en producción y con el mismo manejo. Luego de años de remitir a Conaprole se logró generar un sistema de comercialización diferencial con una heladería, lo que permite mantener la producción de leche como rubro principal.
En un tiempo en que las crisis ambientales y agropecuarias apelan a transiciones ineludibles de modelos y formas de producir, esta y otras experiencias locales susurran al oído de la conciencia y la mente creativa: “no será posible incorporar esta valiosa experiencia en nuestra estrategia de Uruguay Agrointeligente?”.