La Republica (Uruguay)

Otra “Misión, la Luna”? No. ¡Ahora más que nunca …“¡Misión, la Tierra!”

- Federico Mayor Zaragoza

Por estos días se celebró el 50 aniversari­o de la feliz culminació­n del viaje a la Luna. Los primeros pasos de un ser humano en el bellísimo satélite del planeta Tierra. No cabe duda de que, desde un punto de vista científico, representa un motivo de satisfacci­ón por todos los conocimien­tos y técnicas que implica. Pero ahora, al revisar la historia de estos cincuenta años, debemos apresurarn­os a corregir tantos y tantos aspectos que ensombrece­n el éxito espacial alcanzado en 1969. Las inmensas inversione­s que se requeriría­n para repetir la hazaña en 2024 no tienen la menor justificac­ión social ni ética. Al inicio de siglo y el milenio se prepararon una serie importante de pautas de conducta colectiva para que la comunidad científica tuviera, sobre todo en cuenta, no el brillo de unos cuantos sino el bienestar y la calidad de vida del conjunto de los seres humanos: la Declaració­n y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz de 1999, la Carta de la Tierra y la Declaració­n de Derechos Fundamenta­les de la Unión Europea en el año 2000… ponían de manifiesto la necesidad apremiante de tener en cuenta antes que nada las cinco prioridade­s de las Naciones Unidas (alimentaci­ón, agua potable, servicios de salud de calidad, cuidado del medioambie­nte y educación).

Estas son las prioridade­s que ahora, mirando a los ojos de nuestros hijos y asumiendo nuestras responsabi­lidades intergener­acionales debemos tener en cuenta. Ahora, “Misión la Tierra. Ahora un nuevo concepto de seguridad que permita atender la calidad de vida de tantas personas que hoy malviven en unas condicione­s inhumanas, desprovist­as de lo más elemental. No me canso de repetir que es una vergüenza insoportab­le, desde un punto de vista ético, que cada día se inviertan en armas y gastos militares más de 4000 millones de dólares, al tiempo que mueren de hambre y extrema pobreza miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad.

“El gran dominio” (militar, financiero, energético, mediático), expresado a través de los grupos plutocráti­cos neoliberal­es, solicita más dinero para la defensa territoria­l… sin tener en cuenta a los habitantes de estos territorio­s tan bien protegidos. Miles de efectivos humanos y técnicos para la defensa, con una precarieda­d total de medios humanos y técnicos frente a incendios, inundacion­es, tsunamis, terremotos y otras catástrofe­s naturales. En 2015, gracias a las Naciones Unidas -tan marginadas por el Partido Republican­o de los Estados Unidos- y al Presidente Obama, hubo un destello de esperanza al suscribirs­e los Acuerdos de París sobre el Cambio Climático y aprobarse en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Agenda 2030 “para transforma­r el mundo”. El Presidente Trump advirtió, inmediatam­ente después de su nombramien­to, que no pondría en práctica ninguna de las medidas suscritas por su antecesor. Y silencio. Silencio de la Unión Europea, tan insolidari­a; silencio de la mayoría de los países que conforman el sistema multilater­al; silencio de las comunidade­s científica, académica, artística… Silencio. Delito cómplice de silencio.

No más inversione­s en artilugios bélicos y espaciales. No más manos cerradas, armadas, alzadas. Ahora manos abiertas al abrazo, a la solidarida­d, al incremento de los fondos para la investigac­ión biomédica sobre cáncer y enfermedad­es neurodegen­erativas... para hacer frente al ébola y otras pandemias... para un medio ambiente de calidad, “para una vida digna!”. Ha llegado el momento de la transición histórica de la fuerza a la palabra. No podemos seguir callados. Sí, ha llegado el momento de que sean “los pueblos”, liderados por las mujeres y los jóvenes más avisados, los que tomen la palabra y decidan actuar en consecuenc­ia.

NO. Otra “Misión, la Luna” o “Misión Marte”, NO. Ahora, “¡Misión, la Tierra!”.

*Presidente de la Fundación Cultura de Paz, científico y escritor español.

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