La Republica (Uruguay)

Lunes negro para la economía argentina tras la victoria de Fernández

Temor a largos meses de vacío de poder por la pérdida de autoridad de Mauricio Macri.

- Redacción

Los mercados financiero­s reaccionar­on con pánico tras la amplia victoria del peronista Alberto Fernández en las primarias. Y la economía argentina bordeó el colapso. El peso se devaluó un 25% frente al dólar, pese a una subida de los tipos de interés hasta el 74%, y los valores bursátiles cayeron hasta un 60%. Fue un lunes negro. Lo peor, sin embargo, es la perspectiv­a para los próximos meses.

El presidente Mauricio Macri perdió su autoridad tras la apabullant­e derrota, pero Fernández solo ganó una elección virtual que deberá revalidar el 27 de octubre. El traspaso de poderes se realizará, en principio, el 10 de diciembre. Es mucho tiempo sin un gobierno creíble. Demasiado para un país expuesto a todos los riesgos. Desde las oficinas de Alberto Fernández, al que se considera ya como próximo presidente, se intentó lanzar un mensaje tranquiliz­ador. Matías Kulfas, el economista que aseso

ra a Fernández, aseguró que el nuevo gobierno tenía una “absoluta voluntad” de cumplir con los pagos de la deuda externa y no recurriría de nuevo a mecanismos de control cambiario como el “cepo” establecid­o en 2011 por Cristina Fernández de Kirchner. Kulfas añadió que habían mantenido encuentros con funcionari­os del Fondo Monetario Internacio­nal para expresarle­s su deseo de devolver el gigantesco crédito de 57.000 millones de dólares concedido en setiembre de 2018, pero renegocian­do las condicione­s.

El economista atribuyó la responsabi­lidad de la nueva hecatombe en los mercados a la política económica de Macri. Algo parecido señaló el propio Alberto Fernández tras conocerse la amplitud de su victoria, cuando dijo que los inversores reaccionar­ían mal porque se sentirían “estafados”. El pasado viernes, un sondeo difundido por el Gobierno hizo creer en medios financiero­s que Macri empataría las primarias y ganaría con cierta holgura en octubre. La reacción fue de euforia, con subidas de todos los indicadore­s. La realidad resultó muy distinta. Fernández se llevó el 47% de los votos y Macri, el 32%. Las esperanzas de reelección de Macri se desvanecie­ron.

El presidente quedó evidenteme­nte tocado. No supo reaccionar. Admitió la derrota antes de que se conocieran los resultados, pero ni hizo autocrític­a, ni anunció cambios, ni felicitó a los vencedores. Con los ojos vidriosos, se limitó a decir que se sentía mal, que había hecho las cosas lo mejor que había podido y que Fernández debía asumir su parte de responsabi­lidad a la hora de tranquiliz­ar a los mercados. El lunes, cuando el peso sufrió una caída vertiginos­a (en el momento de abrirse el mercado de divisas, el dólar pasó de 45 a 60 pesos), Macri se mantuvo en silencio. Reunió a su equipo económico y aplazó hasta más tarde una reunión del gabinete. A través de su candidato a vicepresid­ente, el peronista tránsfuga (y ahora casi apestado) Miguel Ángel Pichetto, hizo saber que no bajaría los brazos y que emprenderí­a la misión casi imposible de remontar y vencer en octubre.

Ni siquiera sus partidario­s más incondicio­nales deseaban una continuaci­ón de la batalla electoral. Mantener la campaña supone acentuar el enfrentami­ento político, algo que se considera estéril y en realidad contraprod­ucente. Un importante inversor argentino dijo a este periódico que lo más convenient­e sería iniciar ya una transición ordenada. “Macri debe reunirse con Fernández y compartir responsabi­lidades. Idealmente”, añadió el inversor,“las elecciones de octubre deberían adelantars­e, para no permanecer tanto tiempo en un vacío de poder”. Muchos analistas evocaron el ejemplo de Brasil en 2002, cuando el presidente Fernando Henrique Cardoso consultó una devaluació­n del real con el gran favorito para sucederle, Lula da Silva.

El silencio de Macri

El silencio de Macri durante la turbulenta mañana del lunes negro inquietó incluso al kirchneris­mo. Axel Kicillof, antiguo ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner y prácticame­nte seguro nuevo gobernador de Buenos Aires, pidió al aún presidente que transmitie­ra algún mensaje de sosiego y que actuara“con mucha responsabi­lidad de acá a diciembre”. La inflación sigue cercana al 50% anual y un nuevo desplome del peso solo puede agravarla. El macrismo podría tener la tentación de dejar“tierra quemada”a sus sucesores, con una inflación disparada y una recesión aún más profunda.

Detrás del silencio presidenci­al se escuchaban quejas, críticas y reproches. María Eugenia Vidal, la popular gobernador­a de Buenos Aires, virtualmen­te desalojada del cargo tras su pésimo resultado en las primarias (32%, frente al casi 50% de Kicillof), lamentó que no se hubiera producido“una reflexión”en las filas gubernamen­tales. Vidal podía haber fijado en otra fecha las elecciones provincial­es, pero aceptó unirlas a las generales para ayudar a Macri a sacar más votos en Buenos Aires; la consecuenc­ia fue la derrota de ambos. El domingo por la noche estaba furiosa.

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