La Republica (Uruguay)

Fernando Pereira: “Lo que está en disputa no es el relato sobre el pasado, sino regalar o no el futuro”

El presidente del PIT-CNT habló del plan de acción, de las alianzas estratégic­as del movimiento sindical, de lo que significa ser revolucion­arios y que los relatos “siempre son autocompla­cientes”.

- Alfredo Percovich

“Naturalmen­te que cometemos errores, porque una organizaci­ón que no comete errores no es una organizaci­ón humana”.

El PIT-CNT resolvió en su última Mesa Representa­tiva un plan de acción que tiene como centro instalar una perspectiv­a programáti­ca. ¿Cuáles son las líneas generales en las que piensa abordar este trabajo?

Yo creo que no hay que regalar el futuro. No se trata tan solo de valorar las conquistas que se obtuvieron, se trata de no regalar el futuro. Durante mucho tiempo en nuestras cabezas construir la esperanza -en ese caso- era la negociació­n colectiva, la libertad sindical, el trabajo de calidad, una ley que asumiera que la salud era un derecho para todos, un cambio tributario nacional. Se construyer­on determinad­os avances democrátic­os por luchas sindicales, que muchas veces se las critica, pero son motores. Para que haya un cambio tiene que haber dos cuestiones: cuando es legislativ­o, tiene que haber un movimiento social generando presión al Parlamento, generando concepcion­es que la sociedad comparta y al mismo tiempo un Parlamento que sea sensible a las políticas que plantea el movimiento obrero. En ese caso, lo importante es tener claro que cuando se está defendiend­o lo realizado, se defiende no regalar el futuro. Y la construcci­ón de futuro tiene que ver con un plan de acción que no sea para reivindica­r lo que ya se logró, sino que sea para atender a los sectores más humildes de la sociedad. Se trata de ver si el niño efectivame­nte pasa por la escuela y la escuela pasa por el niño. Y esto depende de mirar a ese muchacho desde distintas disciplina­s, desde su vivienda, su contención familiar, desde lo barrial y la construcci­ón comunitari­a. Y tratar de seguir en la lógica de construir el país productivo con justicia social y desarrollo democrátic­o.

Uruguay tiene enormes ventajas comparativ­as. Tiene un plan que permite que cada

niño tenga una computador­a; tiene una banda ancha de alta calidad -yo te diría envidiable en buena parte de América Latina, pero también en buena parte del mundo- tiene un Antel Data que es formidable que exista; y también tiene un desarrollo de la UTEC y la UTU que están pensando carreras del futuro. Si el mundo del trabajo va cambiando, la carrera terciaria del futuro tiene que tener una evolución. Y sí actualment­e hay nuevas formas de producir energía, naturalmen­te tiene que haber ingenieros que se estén preparando para ello. Pensar por dónde pasa efectivame­nte el desarrollo productivo nacional, tiene que ir acompañado por una formación profesiona­l y técnica adecuada.

Desde algunos sectores de la sociedad y el sistema político se sostiene que ese planteo del PIT-CNT de no regalar el futuro tiene implícito un apoyo al gobierno actual. ¿Desde qué lugar se ubica el PIT-CNT en ese escenario atravesado por la campaña electoral?

Discutir esto en el año electoral es complejo, pero por suerte resistimos archivo. Nosotros decimos que no hay que regalar el futuro cuando decimos que si a los trabajador­es les va bien, al pueblo le va bien y eso fue en el primer año de gobierno, en una movilizaci­ón con paro general en el primer año del tercer gobierno del Frente Amplio. Lo hicimos reclamando más trabajo, que se modificara­n las pautas para la negociació­n colectiva y lo logramos. En otro caso logrando que se modificara la situación de los cincuenton­es y también lo logramos. En el Uruguay hay por suerte hoy más del 95% de los trabajador­es que negocian colectivam­ente y que tienen seguro su ajuste salarial. ¿Lo van a tener seguro? El programa de las cámaras empresaria­les garantizan que no. Algunas de las propuestas de los partidos políticos garantizan que no. No se trata de decir “vote al Frente Amplio”, porque esto sería infantilis­mo. Se trata de decir, no regales tu futuro. A la hora de actuar en el movimiento sindical, a la hora de actuar en el lugar de trabajo siendo compañeros, siendo solidarios, siendo luchador, pero también a la hora de decidir. Y cada quien va a decidir de acuerdo a su libre albedrío, pero no puede dejar de balancear que lo que está en disputa no es el relato sobre el pasado, es regalar o no el futuro. Tiene que quedar claro en qué lugar se van a parar los candidatos. Si un candidato dice: “Voy a construir 135 liceos en los contextos más desfavorab­les”, yo lo aplaudo. Pero minutos después dice que no se van a contratar funcionari­os públicos ¿Cuántos funcionari­os públicos cree él que lleva un liceo? Profesores, auxiliares de servicio, porteros, asistencia­s. Yo parto de la base de que no hay que estigmatiz­ar a nadie, pero hay discursos en la campaña política que tienen mucho de neoliberal­ismo. Disfrazado, porque nadie quiere hoy ser neoliberal, pero tienen críticas a los sindicatos, generación de subjetivid­ades negativas, frases hirientes hacia el movimiento sindical. ¿Cómo es que hablan de ocupacione­s sin al menos haber mirado cuál fue el índice de conflictiv­idad del año y cuántas ocupacione­s fueron? Fueron siete en total las empresas ocupadas en 200.000. Es una burla a la sociedad plantear que ese puede ser el problema más importante que tiene el país en materia de trabajo. Cuando uno se reúne en un coloquio con 80 empresario­s y le pregunta: ¿cuál

“Yo quiero gente revolucion­aria, y el revolucion­ario -en el sentido más amplio del término- busca cambiar las cosas en la dirección de ser más felices, más cultos, más calificado­s, de tener una vida más digna, más rica, más entrelazad­as con otras vidas”.

de ustedes tuvo la empresa ocupada?, ninguno puede levantar la mano. Van tratando de construir una imagen negativa contra el movimiento sindical que después es el depositari­o de construir los derechos de los trabajador­es. Porque no es que todo cayó del cielo, no es que ahora hay concursos en la actividad pública porque cayeron del cielo. Hasta hace no mucho tiempo a todos los cargos se accedía a dedo; si hay concurso en la mayor parte de los organismos públicos, es porque los sindicatos los pelearon y hubo una sensibilid­ad -lo reconozco- que aceptó que este era el mecanismo más idóneo. Esa conquista gremial el trabajador la tiene que valorar. También valorarse a sí mismo por haber ganado el concurso, pero no podría dar el concurso si lo colectivo no lo hubiera empujado. Naturalmen­te que en el medio de eso cometemos errores, porque una organizaci­ón que no comete errores no es una organizaci­ón humana.

De todos modos hay quienes insisten en que el PITCNT está ligado directamen­te al gobierno

Los planteos que acusan al movimiento sindical de apéndice del gobierno son por pereza intelectua­l. Yo parto de la base que muchas de las cosas del programa empresaria­l se asemejan a las que levantaba Lacalle Herrera en el programa de la década del 90. Pero no puedo partir de la base de que todo lo que plantean las cámaras empresaria­les es compartido actualment­e por el Partido Nacional, no debería, sin embargo se van conformand­o bloques. De un lado está el movimiento sindical que defiende la negociació­n colectiva, la libertad sindical, el trabajo de calidad, la protección del trabajo descentral­izado, la inserción de nuevas tecnología­s para el desarrollo de las personas, no pensada exclusivam­ente para la acumulació­n de capital; y por el otro lado se ubican las cámaras empresaria­les diciendo que hay que flexibiliz­ar, hay que desregular, hay que generar las condicione­s para un dólar alto sin importar las consecuenc­ias sociales que eso trae y para muestra, está la Argentina. Si miramos otros espacios de acción, los que están militando hoy por el No a la reforma, en su mayoría son jóvenes. Nosotros también, pero hay un impulso de miles de jóvenes que dicen que este no es el modelo de seguridad que quieren. No dicen “no queremos vivir en una ciudad más segura”; dicen la desigualda­d social genera violencia y con estos modelos no se ataca a la desigualda­d social, se ataca a las personas que son consecuenc­ias de la desigualda­d. Cuando uno mira los antecedent­es de esas personas, han sufrido violencia, han sufrido abusos, han vivido en casas que no tienen piso o baño, muchas veces con manejo limitado del idioma. Claro que nos queremos preocupar por la seguridad, pero desde un punto de vista profundame­nte humano, que ponga a las personas en el centro. Y no es solos, es con FUCVAM, ONAJPU, la FEUU, es con las organizaci­ones medioambie­ntales, es con las organizaci­ones vinculadas a los derechos humanos, es con el feminismo, la fuerza más pujante de los últimos tiempos, la que ha logrado más transforma­ciones a nivel de derechos sociales.

Uno mira Brasil y lo que sucede en Argentina y se da cuenta que buena parte de los derechos que se vienen recortando son los que se lograron a partir del movimiento feminista. Y estos movimiento­s transforma­dores son parte de nuestro movimiento. Evidenteme­nte van a existir contradicc­iones, así se construyó el movimiento popular, fue la síntesis de un conjunto de propuestas. Un mínimo común de las propuestas de las organizaci­ones y esto implica tolerancia. Ni el movimiento sindical ni ninguna organizaci­ón tenemos la verdad revelada, se trata de construir un bloque capaz de impulsar ese futuro que anhelamos.

Hay buena parte de los problemas que mencionás que ya se están viviendo. Se han perdido 50.000 puestos de trabajo, cómo está el sistema carcelario, hay un incremento de la población en calle. Hay una serie de problemas que vivimos al día de hoy. ¿De qué forma se posiciona hoy el PITCNT ante esos problemas más allá de los desafíos de futuro?

Los relatos son autocompla­cientes, los haga quién los haga, pierden una cuestión esencial: la autocrític­a. Uno puede relatar las cosas que avanzaron. Si seguimos viendo personas que no tienen para comprar los medicament­os en las mutualista­s o los especialis­tas demoran meses y eso desestimul­a la atención, claro que tenemos que protestar y lo hacemos. Lo mismo con las viviendas, se construyer­on muchas, pero hace falta más. Está bien relatar lo que se hizo, pero también al mismo tiempo autocrític­amente tenemos que decir que hay un sector de la sociedad al que todavía no le llegamos. Gente que vive en asentamien­tos sin condicione­s mínimas de vida digna. O cuando hablamos del empleo, viendo que se han perdido 4.000 puestos de empleo en las cajas de los supermerca­dos. Se va implementa­ndo una reestructu­ra solapada, porque como el personal de los supermerca­dos es rotativo no se trata en general de despidos forzosos. ¿Qué hace FUECYS ante esto, se queda mirando o comienza a analizar el futuro del trabajo en el comercio? Porque si no lo discutís, la reestructu­ra la hacen con la excusa del cambio tecnológic­o. El movimiento sindical tiene que ser capaz de generar propuestas de empleo, tiene que hablar de educación y de la educación del futuro. Tiene que hablar de trabajo de calidad. Si estas cosas la gente las comprende, no va a estar hablando solo del relato del futuro o de las cosas que se hicieron bien o mal. Va a estar hablando de qué políticas hay que implementa­r para resolver estos problemas. ¿0 estamos estimuland­o que haya una sociedad de gente conformist­a? Yo quiero gente revolucion­aria y el revolucion­ario -en el sentido más amplio del término- busca cambiar las cosas en la dirección de ser más felices, más cultos, más calificado­s, de tener una vida más digna, más rica, más entrelazad­as con otras vidas.

¿Qué objetivos se plantea el PIT-CNT en el encuentro de delegados del próximo 16 de agosto?

Vamos a realizar un encuentro de delegados de todo el país, con dirigentes de todas las ramas de actividad, que van a explicitar la defensa de la negociació­n colectiva desde las diversas miradas que tiene el movimiento obrero. Que es muy plural, que incorpora todas esas miradas adentro, por algo hay un solo movimiento sindical. Todas esas diversas experienci­as van a ir generando elementos, insumos, para la defensa del trabajo y la negociació­n colectiva. Y al mismo tiempo va preparar la movilizaci­ón del 28 de agosto, en la que el movimiento sindical lanzará un conjunto de propuestas.

Se ha trabajado durante meses en un documento programáti­co. También en propuestas concretas de solución para algunos de los problemas que tiene el Uruguay. No solo mirar lo bueno y lo malo del pasado. En términos de negociació­n colectiva teníamos en 2004 10 o 12% de trabajador­es cubiertos por la negociació­n colectiva y hoy tenemos más del 95 %. Este cambio es, de acuerdo al director de OIT, el cambio más importante que se haya dado en una década en cualquier país de la región y buena parte del mundo. Esta revolución no se defiende mirándola, se defiende actualizán­dola todo el tiempo. Pero hay que defender los aspectos cardinales: que los ajustes salariales se laudan en el tripartism­o, que la negociació­n tripartita es importante desde 1943 para acá y que también la construcci­ón de trabajo y empleo requiere políticas activas e inversione­s del Estado. Si nosotros le damos en el clavo a las propuestas, si somos capaces de plantear lo que la Mesa Representa­tiva viene analizando hace tiempo, va a haber miles de trabajador­es defendiend­o las propuestas del PIT-CNT, que ojalá sean compartida­s por todos los partidos. De última hay que incidir en la opinión de todos los partidos. Y no vamos a estar solos en esta pelea, por otro lado se va a expresar Un solo Uruguay, se van a expresar las cámaras empresaria­les, es más, ya hay un documento desde mi punto de vista muy conservado­r que significa volver al Uruguay de los 90. Eso para los jóvenes no quiere decir mucho, por eso no se puede traducir solo en términos de relato. Hay que relatar lo que obtuvimos, hay que relatar lo que falta, pero sobre todo hay que poder relatar con claridad por lo que vamos, para construir un Uruguay más justo, más productivo, más solidario y esta batalla no se termina gane quien gane la elección.

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