La casa tomada
La obra “El huésped vacío” de Ricardo Prieto, bajo la dirección de Iván Solarich, va en espacio no convencional, Gonzalo Ramírez 1414, jueves 20hs.
Ricardo Prieto fue un poeta, dramaturgo, director de vasta trayectoria, cuyas obras teatrales fueron en su mayoría estrenadas, en las cuales los personajes son seres con un micro universo muy particular. Ese microcosmos es justamente donde sumerge el dramaturgo a los actores y al espectador. Una dramaturgia donde la tensión y los enigmas son unas constantes que siguen vigentes en la actualidad.
Al momento de estrenarse esta obra (1980, Teatro Alianza Francesa, con dos actores de la talla de Luis Cerminara y Enrique Guarnero) Prieto había ganado el premio Tirso de Molina, de España, detalle no menor para un joven dramaturgo uruguayo. Recordemos que el primer título que eligió Prieto para esta obra fue “La salvación de los pobres”, nombre luego cambiado por “El huésped vacío”, título que nos envuelve aún más en un absurdo al estilo Ionesco, Beckett, Pinter, que nos permite afirmar que estamos ante un teatro del absurdo nacionalEsta es la quinta versión que veo de El huésped vacío y sigo encontrando intersticios muy interesantes.
Perfil de los personajes
El asunto gira en torno a una familia de baja clase social, formada por un padre jubilado, una buena ama de casa que es su mujer y una hija de ambos que estudia, los cuales viven permanentemente acuciados por la estrechez económica, privaciones y deudas incluidas. Hasta que un día el padre encuentra la solución alquilando una habitación a un señor especial con su “esposa”, que pagará lo que le pidan a cambio de varias exigencias, las cuales irán in crescendo, hasta la destrucción final.
El diálogo es simple, sobrio, directo, no cae en excesos verbales ni en intelectualismos, surgiendo el absurdo de la pura mecánica de las situaciones.
La versión y puesta de Solarich
No es una puesta impactante, más bien naturalista, no crea impacto pero si juega a envolver al espectador en una sutil forma de atraparlo que surge del rechazo visceral que se produce en el espectador ante la serie de situaciones angustiantes que se le van planteando al protagonista. Esta pieza de inteligente planteo, se beneficia con la adecuada dirección de Solarich, conocedor de este estilo teatral.
Elenco e Interpretaciones
Iván Solarich supo elegir un elenco, que si bien es nuevo para nosotros, ya que integran la generación de cuarto año de la Escuela del actor, cuentan los cinco con una buena pisada escénica y se desplazan muy bien en ese reducido espacio, una experiencia para este grupo muy atendible, realizada con un decoroso nivel profesionalFederico
Martínez (Fergodlivio) domina desde el comienzo su rol de“inquilino”, dueño de un andar seguro, movimientos precisos y perfecta dicción. Alguien para tener muy en cuenta.
Selene Domínguez (Lucía la hija del matrimonio) luce natural y segura.
Natalia Forjan (Madre) cumple su rol de abnegada esposa con ese aire a tristeza y resignación que le van bien para su rol.
José Lamas (Padre), es quien más va a renunciar a vivir dentro de ese mundo asfixiante. Salvo algunos momentos en que sentimos cierta inseguridad en sus diálogos, su personaje cumple con su rol obsecuente.
Camila Moreira (Ana) será en definitiva quien rescate a Lucía de esa“tortura familiar“. Un quinteto que el director sabe mover y que se irá afianzando en el correr de las funciones.
La ambientación está creada para que el espectador sea un voyeur de esta situación límite donde por momentos el autor, sin forzarlo introduce toques de humor negro. En todo momento se maneja un delicado equilibrio, hasta el desenlace final.
Agradecemos a este equipo el rescate al autor nacional, sobre todo el recuerdo a Ricardo Prieto, creador de muchas obras que sin lugar a dudas enriquecieron nuestra dramaturgia y dueño de un singular lenguaje para la comunicación de sus personajes.