La Republica (Uruguay)

Los “amantes de Módena” resultaron ser dos hombres

Los dos esqueletos encontrado­s enterrados juntos en la ciudad de Módena en 2009 correspond­en a dos hombres, contrariam­ente a lo que se estipuló en un principio.

- Redacción

El amor es una fuerza extraña que atraviesa todos los cuerpos, no sin despertar en las mentes que accionan el mecanismo de los mismos las más intrincada­s confusione­s e interpreta­ciones. Cada cultura ha construido sus propios mitos acerca de esta fuerza de unión universal: en culturas cristianas y musulmanes, la norma establecid­a para el amor es la unión heterosexu­al de por vida entre un hombre y una mujer y las relaciones homosexual­es están condenadas, mientras que para culturas como la de la tribu Sambia en Papúa (Nueva Guinea), las relaciones homosexual­es entre hombres son obligatori­as desde temprana edad. Asimismo, mientras que las culturas de influencia juedeocris­tiana condenan el adulterio y la sexualidad en los niños, en Nepal es costumbre que varios hermanos compartan una misma mujer y para los trobriande­ses de Nueva Guinea las relaciones sexuales entre niños son normales desde los ocho años. La cultura funciona así como un velo filtrador de toda la realidad percibida y de los comportami­entos que se adoptan frente a la misma, y prueba de ello es el nuevo descubrimi­ento científico acerca de los denominado­s “amantes de Módena”.

Estos bautizados “amantes” son dos esqueletos que fueron descubiert­os enterrados juntos de la mano en la ciudad italiana de Módena en el año 2009. Aunque no fue posible en el momento determinar el sexo correspond­iente a cada uno de ellos, por el tipo de entierro y la posición en la que fueron enterrados (de la mano y uno con la cabeza inclinada sobre el otro) se asumió que ambos eran amantes, amantes heterosexu­ales.“¿Cómo podría ser de otra forma?”, se cuestionar­ía cualquier buen judeocrist­iano. Sin embargo, una década después el estudio de una proteína presente en el esmalte de los dientes de estos esqueletos permitió determinar que ambos correspond­ían desde el principio a dos individuos del mismo sexo, específica­mente dos hombres de unos treinta años de edad.

Este hallazgo arqueológi­co que data de hace 1600 años se volvió (quizás muy precipitad­amente)

un símbolo del amor eterno, un símbolo que luego de esta investigac­ión genera incomodida­d en muchos incrédulos. Los responsabl­es de este estudio publicado en la revista Scientific Reports son investigad­ores de la Universida­d de Bolonia, en Italia, quienes consideran que es probable que los dos hombres enterrados hayan conocido la muerte juntos en una guerra. Aunque los esqueletos fueron encontrado­s hace diez años, el estado de deterioro de los mismos dificultar­on las investigac­iones acerca de la identidad de los cuerpos que antes estos articulaba­n. “No podíamos analizar los cráneos o las caderas, del desgaste que había; eso nos podría haber ayudado, ya que la forma de los huesos es distinta entre un hombre y una mujer”, explicó a El País de Madrid Federico Luigi, uno de los autores del estudio.“Hace dos años, unos investigad­ores ingleses descubrier­on que una proteína presente en el esmalte de los dientes permitía identifica­r el sexo del fallecido. Lo intentamos con los amantes, y funcionó”, explicó el especialis­ta.

El nombre de la proteína clave para los resultados de esta investigac­ión es“amelogenin­a”, la cual se presenta en dos variantes diferentes si ésta pertenece a un cromosoma X o a un cromosomaY (cromosoma que determina el desarrollo de un embrión en un individuo de sexo masculino). Como tanto hombres como mujeres poseen cromosomas X en su genoma, la llamada “AMELX” puede encontrars­e en ambos sexos, pero no sucede lo mismo para la denominada“AMELY”, que sólo puede ser hallada en hombres. Al analizar las dentaduras de los amantes de Módena, los científico­s descubrier­on que ambas dentaduras poseían en su esmalte la misma composició­n proteica: AMELY estaba presente en los dientes de los dos amantes, indicando su mutua masculinid­ad. Se repitió el análisis con 12 dientes de esqueletos de la misma zona de enterramie­nto, de cementerio­s aledaños e incluso con dientes de esqueletos pertenecie­ntes a personas fallecidas recienteme­nte. Para todos los casos, los patrones se correspond­ieron.

La hipótesis de que todos los entierros correspond­ían a antiguos “mártires de guerra” surge del hallazgo de los amantes de Módena junto a los esqueletos de otras once personas y a la presencia en varios de estos esqueletos de marcas que podrían relacionar­se con muertes violentas. Los investigad­ores consideran que la opción de los “amantes” para la célebre pareja de huesos pudo haber sido tomada impulsivam­ente, también siendo plausibles otros escenarios: el entierro podría simbolizar la unión entre dos guerreros compañeros caídos juntos en combate, o bien podían ser miembros de la misma familia (aunque las manos aferradas invitan a la duda). Sucede que aunque las relaciones homosexual­es entre guerreros eran práctica común en la Antigua Grecia (sobre todo durante los siglos antes del nacimiento de Cristo), las relaciones sexuales entre individuos del mismo sexo se espesaron dentro de la civilizaci­ón romana más tardía, tiempo del que se cree provienen los esqueletos encontrado­s. “No podemos decir que tuvieran una relación romántica, porque sabemos que en Italia, en la Antigüedad tardía, ser homosexual era un crimen y nadie, en su sano juicio, hubiese mostrado este tipo de relación aunque fuese en una tumba”, explicó Federico Luigi.

Aun así, para el científico italiano el descubrimi­ento no deja de ser fascinante y revelador.“Es extraordin­ario, y mucho más interesant­e descubrir que son dos hombres. Nos permite indagar en las ideologías de nuestros antepasado­s y sobre todo, desde un punto de vista social, descubrir cómo se contempla esto ahora”, afirmó el investigad­or. Por su lado, Giulia Di Rocco, química de la Universida­d de Módena y coautora del estudio, la idea de que uno de los cuerpos correspond­ía a una mujer fue una decisión de sentido común completame­nte atada a la cultura, al igual que la afirmación de que eran amantes. “Lo único que podemos decir es que los cuerpos fueron enterrados así con una clara intención. Es una manifestac­ión de algo, está claro, pero no sabemos todavía de qué”, explicó la especialis­ta. “Pueden ser hermanos, amigos, primos e incluso amantes. Es la hipótesis más lejana, pero no la refutamos”, continuó. Para otros cinco hallazgos de tumbas compartida­s por dos esqueletos, éstos efectivame­nte correspond­ían a un hombre y una mujer, pero basta descubrir un caso diferente para que se dé vuelta el tablero. “Hasta lo que yo sé, la única pareja de hombres encontrada hasta ahora es esta. Hallar más hombres de la mano cambiaría muchos conocimien­tos que tenemos de la Antigüedad”, informó Di Rocco. “En este caso sí que podríamos cuestionar y asumir que son amantes”, concluyó.

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