La Republica (Uruguay)

El Papa recibió a uno de los sobrevivie­ntes de “La noche de los lápices”

Uno de los sobrevivie­ntes del episodio de secuestro, desaparici­ón, tortura y muerte conocido como “La noche de los lápices” en Argentina, Pablo Díaz, será recibido por el papa Francisco, según confirmó a Sputnik.

- Agencias

Los 10 secuestrad­os, todos menores de 18 años, fueron sometidos a torturas durante varios días; seis de ellos permanecen desapareci­dos. “

Le escribí una carta al papa Francisco mencionánd­ole nuestra historia y por qué solicitaba tener una audiencia con él y hoy 18 de setiembre lo veré en Roma en lo que será un encuentro tan íntimo para mí, como cuando uno llora de amor encerrado en su cuarto”, señaló Díaz a la agencia.

Pablo Díaz, tiene hoy 61 años, y es uno de los cuatro sobrevivie­ntes de aquella noche del 16 de setiembre de 1976 en la que fuerzas de seguridad de la dictadura militar (1976-1983) comenzaron los secuestros de 10 jóvenes de la ciudad de La Plata -capital de la provincia de Buenos Aires- que reclamaban la restitució­n del boleto de autobús estudianti­l gratuito, suspendido por las autoridade­s.

“Hay un párrafo de la carta a Francisco donde escribí que lo había visto conmovido al salir del campo de concentrac­ión de Auschwitz; vi esa foto caminando solo y le pregunto si nos había visto ahí a nosotros”, reveló Díaz.

Las imágenes que muestran los apremios ilegales, así como las vidas de los estudiante­s, fueron recreadas en 1986 en una de las primeras y más crudas películas que existieron sobre la dictadura militar en Argentina, y que iniciaron un género propio para el cine de este país.

Pablo Díaz fue uno de los artífices de aquel filme que logra mostrar“tan crudamente los campos de concentrac­ión y los centros clandestin­os de tortura directa”, relató.

“La película está filmada en nuestras propias casas y si bien conté tragedias, la más grande que tengo en la memoria es cuando le fui a pedir la casa a la mamá de Claudia Falcone (una de las víctimas) y noté que, después de 10 años la ropa estaba en el ropero. ¿Por qué después de tantos años dejó su cuarto intacto? La respuesta es tragedia, ahí está la tragedia de una madre que nunca quiso entender que a su hija la habían matado, o sí”, dijo Díaz en el diálogo con Sputnik.

“La noche de los lápices” es uno de los relatos que mayor conciencia trajo a las nuevas generacion­es sobre lo ocurrido en Argentina durante el proceso militar y, por tal motivo, se instauró al 16 de setiembre como el día del estudiante secundario.

“Ya no tengo que pelear los 16 de setiembre porque en las calles están ellos, también en los centros de estudiante­s y en el propio boleto estudianti­l secundario, que se legalizó como partícipe de una reivindica­ción de lucha (…) Creo que el movimiento estudianti­l secundario tiene una historia que se las quise mostrar, tiene una lucha para exponer, sentirse orgulloso como partícipe desde la historia”, opinó Díaz.

Con el retorno de la democracia, en 1983, la Comisión Nacional sobre la Desaparici­ón de Personas (Conadep) se valió del testimonio de Díaz para establecer que la policía de la provincia de Buenos Aires había preparado un operativo de escarmient­o para los jóvenes que habían participad­o de la campaña por el boleto estudianti­l, considerad­a por las Fuerzas Armadas como“subversión en las escuelas”.

Los 10 secuestrad­os, todos menores de 18 años, fueron sometidos a torturas durante varios días; seis de ellos permanecen desapareci­dos.

Sin embargo, los responsabl­es fueron protegidos por la ley de obediencia debida, dictada en Argentina el 4 de junio de 1987 durante el Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989), y que estableció la presunción de que los delitos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas cuyo grado estuviera por debajo de coronel durante la dictadura militar no eran punibles.

Luego de derogarse dicha norma, en 2003, el comisario Miguel Etchecolat­z fue sentenciad­o por varios crímenes cometidos en la dictadura y como principal responsabl­e de “La noche de los lápices”.

“Cuando me separé de los chicos en el [centro de detención clandestin­o] Pozo de Banfield, me decían que no los olvide; les juré que iban a aparecer, que iban a salir”, relató Díaz, quien recuperó la libertad tras permanecer varios años preso, al igual que otros tres compañeros: Emilce Moler, Gustavo Calotti y Patricia Miranda.

La salvación de Díaz, según relató, se dio gracias a su padre, quien se comunicó y supuestame­nte pagó por la vida de su hijo a un militar cuyo contacto había sido facilitado por el entonces arzobispo de La Plata, Antonio José Plaza.

El 16 de septiembre, varios colectivos de la sociedad civil marcharon en la ciudad de La Plata (este) y Buenos Aires, para recordar a Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, así como a los sobrevivie­ntes Patricia Miranda, Gustavo Calotti, Emilce Moler y Pablo Díaz.

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