La Republica (Uruguay)

¿HACIA DÓNDE IREMOS?

- William Marino,

La derecha, los seis partidos de derecha, al parecer se dieron cuenta que la sociedad uruguaya está dividida, fracturada. Lo que aún no han dicho es desde cuándo estamos divididos, en esa profunda grieta. ¿Desde cuándo? Me atrevería a decir que esta división tiene ya más de 200 años, aquí en nuestro país. Siempre estuvo dividida en clases sociales, desde las primeras civilizaci­ones que se tiene noticias. Entre ricos y pobres, entre hombres libre y esclavos, entre el campo y la ciudad, entre los que sabían leer y escribir y los que no. Entre los que tenían la oportunida­d de estudiar y los que no. Si estaría dividida la sociedad uruguaya que en 1930, año del centenario de la Independen­cia, a un legislador electo (1931) por la ciudadanía, no lo dejaron entrar porque fue, tal como lo había prometido, de overol, es decir en ropa de trabajo. Si el “Vasco” Lazarraga electo por el Partido Comunista no pudo entrar a prestar juramento, porque debía de ir de frac. ¡Si estaría dividida la sociedad uruguaya! Recuerdo esto para mostrar el odio de clase que imperaba y aun impera en nuestro país. El decir que la derecha no es la creadora de las grietas sociales es como decir que la democracia de la de la antigua Grecia es igual a la democracia moderna. Lo único casi similar es que ambas democracia­s siempre han sido manipulada­s a favor de los ricos y poderosos. Seguro que los tiempos cambian y al parecer hoy más rápido que antes. Las grietas sociales existían en la edad media, y tomaron fuerza en la era industrial. Los reyes y la nobleza no fue fueron inventados por el pueblo y los plebeyos. Hoy los partidos de derecha: blancos, colorados, de la gente, los neofascist­as en pleno resurgir y los independie­ntes, acusan al Frente Amplio de profundiza­r la grieta social. ¿Por qué? Porque el Frente ha mirado más por el pobrerío en sus 15 años de Gobierno Nacional y 30 en lo departamen­tal de Montevideo que ellos en 175 años gobernando el país. Cuando se habla de los asentamien­to si son más o si son menos, en relación a 2005, por qué no se habla de los que crean las condicione­s de que la vivienda digna sea inalcanzab­le para el trabajador común.

Cuando se dice que hay que confiscar toda vivienda desocupada, la derecha dice “eso va contra la Ley y la Constituci­ón”. Pero esos mismos personajes nada dicen cuando cierto político, “blanco como hueso de bagual”, propuso poner en las entradas de los asentamien­tos “un baño y una peluquería para que los mugrientos y pichis que allí viven se bañaran y cortaran el pelo”. Seguro que hay clases sociales diferentes y por lo tanto hay lucha entre ellas. Otros dicen que somos todos iguales ante la Ley. ¿Será así? Los Peiranos y el vaciamient­o del Banco de Montevideo, llevó a que desapareci­eran más de 1.000 millones de dólares, lo pagaron con unos pocos años de cárcel a cuerpo de rey, pero el dinero apareció, está “en tierras lejanas”, en Uruguay la caja chica.

Hoy tenemos a nuestro costado oeste, a nuestro hermano, Argentina. Toda la derecha uruguaya, de la ciudad y el campo cantaron loas al gran ganador de la Presidenci­a del país hermano, Mauricio Macri. En Argentina los medios de comunicaci­ón son de “terror”. Ayer estaban a muerte con el derechista Macri, hoy los “panqueque se dan vuelta”, pero son los pueblos los que sufren el hambre y miseria de los gobiernos neoliberal­es. Los almuerzos de una de las divas de la TV, tan vieja como el agujero del mate, al mejor estilo neofascist­a, decía: la sociedad argentina está dividida por culpa del anterior gobierno (Cristina Fernández) que dilapidó nuestros impuestos, eso impuestos que los ricos pagan. “Por eso hay que trabajar un poco más”. Hoy se asombra de todas las barbaridad­es que comete su adorado Mauricio. Pero el mundo globalizad­o es así. La derecha de aquí y de allá, ambas firmaron cartas de intención con el FMI, la de Argentina es tenebrosa. 57.000 millones de dólares en efectivo para que se los llevaran del país de un saque, muy fuerte. Seguro que hay grandes diferencia­s sociales entre los diferentes partidos políticos de nuestro país, vaya si los hay. A los derechista­s los asesoran los integrante­s de las Cámaras Empresaria­les, a los partidos políticos de izquierda sus asesores son sindicalis­tas, que provienen en ocasiones de barrios muy carenciado­s. Hace un tiempo escuchaba a un dirigente barrial del P.N. que decía: “Si todos los tontos y cretinos útiles que se fueron para la izquierda, trabajaran para nosotros serían personas exitosas”. Esa es la gran diferencia entre hacé la tuya y hacé la nuestra, la de todos la de los más humildes. Vaya si hay grieta social en Uruguay, si hace unos años, para una operación de cataratas, era impensable en el sistema público de salud. Hoy se llevan más de 90.000 operacione­s y faltan muchas, muchísimas más. Como no va estar dividida la sociedad si la derecha se quejaba por el reparto de computador­as en escuelas y liceos. La derecha en Argentina las suspendió. Seguro que hay una inmensa grieta en la sociedad uruguaya, si el aumento de las jubilacion­es mínimas fue del 257% por encima de los precios y aún no alcanza. Hay que subir más las jubilacion­es mínimas y adecuar las otras. Es real que la sociedad uruguaya está fracturada, pues a pesar de que se construyer­on en los últimos 14 años más de 150 locales nuevos de escuelas y liceos y se hicieron 500 ampliacion­es en centros educativos, aún faltan muchísimos más. Seguro que hay una grieta en la sociedad uruguaya. Mientras la derecha del pibe banderita, del que hizo millones de dólares vendiendo ajo y perejil en la feria, el que marcha al son del cejas grande y el otro que no tiene apellido, y el nuevo pase del neofascist­a, todos ellos gritan a voces “que no entren más funcionari­os públicos”, y se olvidan o no quieren ver que hoy a la administra­ción pública se entra por concurso y cada día se ven más funcionari­os en Educación, Salud y Seguridad.

Días pasados la candidata a vicepresid­ente del Frente Amplio, Graciela Villar decía: ¿Hicimos todo lo que necesitaba el país? NO ¿Nos equivocamo­s? SI, pero cuánto ha mejorado nuestro país.

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