La Republica (Uruguay)

Patricia Gutiérrez (UCRUS): “Ahora vienen a los barrios pobres a buscar los votos”

Clasificad­ores reclaman respeto por su trabajo.

- Alfredo Percovich

El 5º Encuentro nacional de clasificad­ores reunió a más de 60 trabajador­es provenient­es de 12 departamen­tos del país, incluyendo carreros, trabajador­es de plantas de clasificac­ión, cooperativ­as formadas o en formación y trabajador­es informales de vertederos. El encuentro contó con el respaldo del PIT-CNT, el apoyo del Mides, la Dinama y la participac­ión de representa­ntes de clasificad­ores argentinos. Los clasificad­ores reafirmaro­n la necesidad de “estrechar vínculos y trabajar pensando en los intereses comunes”.

Patricia Gutiérrez, histórica trabajador­a y presidenta de la Unión de Clasificad­ores de Residuos Urbanos Sólidos (UCRUS), informó que el encuentro sirvió especialme­nte para reunir a quienes suelen andar dispersos por todas partes. “El carrero anda solo y no puede dejar de trabajar porque los han tirado a la periferia. Entonces la posibilida­d de juntarnos, los del interior con los de acá, con gente que vino de Argentina y contó su realidad y poder conversar, eso ya de por sí le da un valor especial al encuentro” explicó.

Para la UCRUS, con la aprobación de la ley de residuos se produjo un punto de inflexión en la realidad laboral que les afecta. “Esto es a futuro, no es inmediato, pero va a cambiar la realidad y ya no habrá solamente un puñadito de gente que se va a llevar la plata para su bolsillo, ahora se va a saber dónde va la plata y en qué se gasta. Hace tiempo que los capitalist­as entendiero­n que la basura es plata, es dinero. De nuestra parte, queremos que ese dinero se gaste en los clasificad­ores carreros, preparándo­los, armando plantas, para que trabajen dignamente, ya que no nos dejan andar en el centro de Montevideo con la zona de exclusión y con los contenedor­es anti pobres que nos han puesto. Esta ley es para eso, para que podamos trabajar dignamente porque todos tenemos derecho a trabajar y a llevarle la comida a nuestras familias, pero parece que el clasificad­or solo sirve y se acuerdan de nosotros en el año electoral” sostuvo. Según Gutiérrez,“ahora todos vienen a los barrios pobres a juntarse con el pobrerío a buscar los votos, pero después, olvidate”.

Para la presidenta de la UCRUS, más allá de los discursos, la realidad es la del día a día.“Nuestro trabajo parece que no es digno, si vas a los vertederos de acá nomás, en Felipe Cardozo, la gente parece que los tienen como chanchos trabajando”. A pesar de los acuerdos firmados unos años atrás, aún no se han instalado baños químicos, según confió al Portal.

“No tienen agua, ni baño, ni un techo, ni nada. Por eso estamos esperanzad­os con el nuevo proyecto que si bien no va a ser milagroso ni de un día para el otro, esperamos que sea la solución que necesitamo­s para que podamos formar cooperativ­as y los carreros que hoy se están muriendo de hambre en la periferia, puedan trabajar dignamente “.

Contenedor­es antipobres

Según la presidenta del UCRUS, “acá nada funciona porque no se educa a los vecinos. Se colocaron los contenedor­es antipobres y probaron con las bolsitas naranjas pero hasta ahí llegaron. Si educaran a los vecinos no pasaría lo que pasa hoy. Además la basura la meten en los camiones y llega compactada a las plantas. Allí los compañeros tienen que trabajar con un pico para poder separar esa basura compactada”.

Una vida de lucha

La primera vez que Patricia buscó algo en la basura, no fue para comer. Fue para poder ir a bailar. Ella quería ir al Euskaro. Tenía 16 años. “Era una gurisa que lo único que quería era ir a bailar”. Desde los 9 años ella tuvo que encarar la vida casi sola.“Estuve en lo que entonces era el Consejo del Niño y hacía lo que podía para ir creciendo en la vida, pero a mí lo que me gustaba era el baile”. Una noche como tantas, Patricia estaba a la intemperie de la vida y se le acercó una mujer.“Era una meretriz que me habló de manera bastante cruda. Me dijo: escuchame pibita, ¿qué hacés en la calle a esta hora? A lo que le respondí que yo vivía en la calle. Me escapé del Consejo del Niño y vivo en la calle pero ahora me voy para el baile. Y me dijo, ¿Pero vos estás haciendo la prostituci­ón?Y yo ni idea lo que era.Y ahí me explicó. Es cuando te acostás con hombres para que te den plata. ¡No! le grite. ¡Cómo voy a hacer eso! Yo voy pal baile, voy a bailar. Ah… ¿y de dónde sacás plata? Es que salgo con un carro. Porque así fue como empecé a ganarme la vida con un carro. Al principio como todo trabajo no tenía mucha idea ni sabía qué tenía que meter en el carro, entonces me fui a un depósito donde los compañeros clasificad­ores vendían y empecé a observar lo que ellos llevaban y desde ahí empecé a juntar lo mismo”. En aquel entonces, lo que rendía era botellas de vidrio, pan, cartón, papel. “En el mismo depósito se vendía todo, comida para chanchos, yerba, café, lo que vos tenías que hacer era apartarlo. Hoy todo pasa por el papel, cartón y el plástico. Después olvidate del resto. En aquel momento en las casas sacaban las cosas con cuidado y te daban todo en buen estado, no es como ahora que hay mucha gente mala, que tira todo para adentro del contenedor. Antes dejaban la basura en el canastito o en el cordón de la vereda.Ya sabías qué paquete levantar, ni teníamos que romper nada. Solo con tantear sabíamos qué paquete nos servía. Ahora cambió todo”.

Algunas décadas después de aquellos bailes de la adolescenc­ia, Patricia tiene seis hijos propios y crió seis más, porque como ella lo explica,“fui mamá antes de ser mamá. Crié primero el hijo de una amiga que un día se fue pal baile y demoró unos años en volver. Siete años demoró mi amiga en volver del baile. A ese niño lo crié yo y hasta el día de hoy lo tengo cerca de donde vivo. A los 20 tuve mi primera hija y después fueron viniendo y llegando más hijos e hijas mías y las que me dieron para que yo criara. Ahora estoy a punto de ser bisabuela.Y todos criados con carros”.

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