Patricia Gutiérrez (UCRUS): “Ahora vienen a los barrios pobres a buscar los votos”
Clasificadores reclaman respeto por su trabajo.
El 5º Encuentro nacional de clasificadores reunió a más de 60 trabajadores provenientes de 12 departamentos del país, incluyendo carreros, trabajadores de plantas de clasificación, cooperativas formadas o en formación y trabajadores informales de vertederos. El encuentro contó con el respaldo del PIT-CNT, el apoyo del Mides, la Dinama y la participación de representantes de clasificadores argentinos. Los clasificadores reafirmaron la necesidad de “estrechar vínculos y trabajar pensando en los intereses comunes”.
Patricia Gutiérrez, histórica trabajadora y presidenta de la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos (UCRUS), informó que el encuentro sirvió especialmente para reunir a quienes suelen andar dispersos por todas partes. “El carrero anda solo y no puede dejar de trabajar porque los han tirado a la periferia. Entonces la posibilidad de juntarnos, los del interior con los de acá, con gente que vino de Argentina y contó su realidad y poder conversar, eso ya de por sí le da un valor especial al encuentro” explicó.
Para la UCRUS, con la aprobación de la ley de residuos se produjo un punto de inflexión en la realidad laboral que les afecta. “Esto es a futuro, no es inmediato, pero va a cambiar la realidad y ya no habrá solamente un puñadito de gente que se va a llevar la plata para su bolsillo, ahora se va a saber dónde va la plata y en qué se gasta. Hace tiempo que los capitalistas entendieron que la basura es plata, es dinero. De nuestra parte, queremos que ese dinero se gaste en los clasificadores carreros, preparándolos, armando plantas, para que trabajen dignamente, ya que no nos dejan andar en el centro de Montevideo con la zona de exclusión y con los contenedores anti pobres que nos han puesto. Esta ley es para eso, para que podamos trabajar dignamente porque todos tenemos derecho a trabajar y a llevarle la comida a nuestras familias, pero parece que el clasificador solo sirve y se acuerdan de nosotros en el año electoral” sostuvo. Según Gutiérrez,“ahora todos vienen a los barrios pobres a juntarse con el pobrerío a buscar los votos, pero después, olvidate”.
Para la presidenta de la UCRUS, más allá de los discursos, la realidad es la del día a día.“Nuestro trabajo parece que no es digno, si vas a los vertederos de acá nomás, en Felipe Cardozo, la gente parece que los tienen como chanchos trabajando”. A pesar de los acuerdos firmados unos años atrás, aún no se han instalado baños químicos, según confió al Portal.
“No tienen agua, ni baño, ni un techo, ni nada. Por eso estamos esperanzados con el nuevo proyecto que si bien no va a ser milagroso ni de un día para el otro, esperamos que sea la solución que necesitamos para que podamos formar cooperativas y los carreros que hoy se están muriendo de hambre en la periferia, puedan trabajar dignamente “.
Contenedores antipobres
Según la presidenta del UCRUS, “acá nada funciona porque no se educa a los vecinos. Se colocaron los contenedores antipobres y probaron con las bolsitas naranjas pero hasta ahí llegaron. Si educaran a los vecinos no pasaría lo que pasa hoy. Además la basura la meten en los camiones y llega compactada a las plantas. Allí los compañeros tienen que trabajar con un pico para poder separar esa basura compactada”.
Una vida de lucha
La primera vez que Patricia buscó algo en la basura, no fue para comer. Fue para poder ir a bailar. Ella quería ir al Euskaro. Tenía 16 años. “Era una gurisa que lo único que quería era ir a bailar”. Desde los 9 años ella tuvo que encarar la vida casi sola.“Estuve en lo que entonces era el Consejo del Niño y hacía lo que podía para ir creciendo en la vida, pero a mí lo que me gustaba era el baile”. Una noche como tantas, Patricia estaba a la intemperie de la vida y se le acercó una mujer.“Era una meretriz que me habló de manera bastante cruda. Me dijo: escuchame pibita, ¿qué hacés en la calle a esta hora? A lo que le respondí que yo vivía en la calle. Me escapé del Consejo del Niño y vivo en la calle pero ahora me voy para el baile. Y me dijo, ¿Pero vos estás haciendo la prostitución?Y yo ni idea lo que era.Y ahí me explicó. Es cuando te acostás con hombres para que te den plata. ¡No! le grite. ¡Cómo voy a hacer eso! Yo voy pal baile, voy a bailar. Ah… ¿y de dónde sacás plata? Es que salgo con un carro. Porque así fue como empecé a ganarme la vida con un carro. Al principio como todo trabajo no tenía mucha idea ni sabía qué tenía que meter en el carro, entonces me fui a un depósito donde los compañeros clasificadores vendían y empecé a observar lo que ellos llevaban y desde ahí empecé a juntar lo mismo”. En aquel entonces, lo que rendía era botellas de vidrio, pan, cartón, papel. “En el mismo depósito se vendía todo, comida para chanchos, yerba, café, lo que vos tenías que hacer era apartarlo. Hoy todo pasa por el papel, cartón y el plástico. Después olvidate del resto. En aquel momento en las casas sacaban las cosas con cuidado y te daban todo en buen estado, no es como ahora que hay mucha gente mala, que tira todo para adentro del contenedor. Antes dejaban la basura en el canastito o en el cordón de la vereda.Ya sabías qué paquete levantar, ni teníamos que romper nada. Solo con tantear sabíamos qué paquete nos servía. Ahora cambió todo”.
Algunas décadas después de aquellos bailes de la adolescencia, Patricia tiene seis hijos propios y crió seis más, porque como ella lo explica,“fui mamá antes de ser mamá. Crié primero el hijo de una amiga que un día se fue pal baile y demoró unos años en volver. Siete años demoró mi amiga en volver del baile. A ese niño lo crié yo y hasta el día de hoy lo tengo cerca de donde vivo. A los 20 tuve mi primera hija y después fueron viniendo y llegando más hijos e hijas mías y las que me dieron para que yo criara. Ahora estoy a punto de ser bisabuela.Y todos criados con carros”.