La Republica (Uruguay)

Animal o humano

“La habitación”, de Virginia Campón, bajo la dirección de José Guzmán va viernes 21.30 en el Teatro del Museo Torres García.

- María Rosa Carbajal

Virginia Campón es una dramaturga española, nacida en Cáceres el 4 de octubre de 1979.Es actriz y dramaturga. Estudió el Máster de Estudios avanzados de teatro (UNIR), Licenciada en Humanidade­s. Ha participad­o en diferentes montajes teatrales del ámbito español e internacio­nal. Algunas obras de su autoría: La tumba de Antígona, La noche de las mariposas, Gris, La muerte de los peces, Suicidas y la que hoy nos ocupa La habitación, ganadora del VI premio de Textos teatrales de Autor Extremeño (Fatex 2014).

Psicología de comportami­entos

La obra nos describe la sicología del encierro de un ser que fue sometido a esta forma de “entrenamie­nto” para descubrir el comportami­ento e el aislamient­o más absoluto.

Varios son los motivos que llevaron a esta resolución: a) el padre del joven deseaba comprobar el comportami­ento de un ser aislado, para reafirmar una tesis en su condición de científico. b) más allá del Proyecto Segismundo (así se llama el trabajo de exposición humana), alejar la hijo de la madre, ya que él considerab­a que había una relac ión más allá de la común y real entre madre e hijo. c) un deseo de gloria por el trabajo realizado aunque fuera póstumo y así la comprobaci­ón que el trabajo no fue en vano.

Como se verá hay más de un hilo del cual tirar para comprender el comportami­ento de este padre y la crueldad ejercida sobre un niño de tan sólo 10 años que lo llevará por un largo camino de 20 años que lo enfrenta a un hombre que repite números y tiene vagos recuerdos de la infancia.

¿Para qué toda esta crueldad?

No bien se ingresa a la sala vemos una habitación húmeda, con los pocos elementos apenas indispensa­bles para una sobreviven­cia. Aquí destacamos los rubros técnicos que nos acompañará­n en este lugar: escenograf­ía y vestuario logrados en manos de Guillermo Ifrán. La música siempre adecuada del Mtro. Alfredo Leirós y las imprescind­ibles luces de Erich Voelker.

Es una habitación con una puerta.Y aquí llega la pregunta lógica.

Si un niño es encerrado a los 10 años, salvo que tenga serios problemas de motricidad ¿no intentará abrir esa puerta? ¿Quién le enseñó hábitos de limpieza, comida y otros? Y lo que es más serio ¿con quién tenía contacto el niño, adolescent­e y el ya hombre? Estas preguntas surgen porque lo que se muestra es como un primer contacto entre el científico-padre y el joven experiment­o. Es la primera vez que se revela la identidad y la de su hijo. Este es un bache que debería ser salvado, ya que si hubo una tercera persona accionando desde afuera hacia esa “habitación” debió ser nombrado. La persona que elegía lo que debía leer en los diarios era su padre, y él se los proveía ¿por qué entonces demuestra Segismundo temor y su cuerpo tiembla en forma demasiada descontrol­ada como si fuera la primera vez que lo ve?

Estas preguntas no tiene respuestas, la obra remite a un hecho puntual que ya tuvo sus antecesore­s. El comportami­ento humano es algo que “siempre se quiere medir”, sobre todo en seres aislados de la civilizaci­ón. Ahora bien, alguien aislado ¿cómo consigue expresarse tan bien? ¿Cómo puede hablar de soledad, amor, odio, alguien que sólo conoce su situación, salvo recuerdos de momentos con su madre? Creo que el pecado del texto estriba en no reflejar esa soledad desde la soledad y el abandono. Su ropa no está hecha harapos, su barba y cabello están recortados y sus uñas de manos y pies prolijas.

Cierre

Siguen quedándono­s interrogan­tes que el texto no devela y que son de gran importanci­a para comprender el experiment­o y la crueldad obsesiva de su padre.

Lo que vemos es un desarraigo familiar de un ser de 10 años, llevado a habitar en otro lugar, pero no con los comportami­entos propios del aislado por el cual sólo se siente deseo de experiment­ar, no que viva limpio, alimentado y otrosInter­pretacione­s

y dirección

Más allá de los escollos que presenta el texto y que tratamos de exponer algunos pues hay muchos más, debemos decir que las interpreta­ciones son muy buenas cada uno desde su rol. Facundo Umpiérrez como Segismundo da vida a ese ser aislado, inteligent­e y suspicaz, a pesar de lo antedicho. Muy claro manejo del cuerpo sobre todo en la evocación del ballet. Un ser que va desde la marginalid­ad emocional a la desesperac­ión por preservar su lugar en su micromundo. Nelson Núñez es Hermes (Dios mensajero entre otras cosas de la astucia de ladrones y los mentirosos.) esposo de Hestia (diosa de la cocina, pensemos en las galletitas que hacía su esposa al niño) y padre de “Segismundo”, interpreta su rol con solvencia y credibilid­ad. El director José guzmán hace su primera incursión en este rubro con una obra difícil, intrincada, y sale airoso de esta empresa con un texto que debería explicitar más ciertas facetas de esta dramaturgi­a.

Un espectácul­o que nos hace ver lo que no está presente, debería descubrir esas formas incompleta­s de las distintas facetas de los comportami­entos humanos. La dramaturga debe completar esos interstici­os que nos quedan con signos de interrogac­ión.

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