“Río al cielo”, donde la gente se va con semillas prendidas a su ser que germinarán en el futuro
Este espectáculo tendrá una única función el miércoles 25 de setiembre en el Teatro El Tinglado.
Luego de cuatro años de gira por distintos festivales del mundo, retorna a Montevideo para una única presentación
Hay un sentir de nostalgia, un anhelo de acariciar el aroma de la infancia, de trazar un puente que nos lleve a nuestra tierra, de reconocernos a través de sus tradiciones y encontrar allí campo fértil para construir nuestros propios rituales.
Tradiciones que se mantienen vivas por abuelos, bajo la parra, en el patio del fondo, en los juegos de pelota en el cordón de la vereda. Actores que desafiando a sus cuerpos y emociones buscan mantenerlas vivas, recrearlas y transformarse con ellas.
Río al cielo es la historia de un pueblo sin agua, de una larga travesía, de un río que se perdió. Una invitación a reflexionar sobre el valor del agua y su bendición, así presentaron la obra desde la producción. Pero, en este contexto, LA REPÚBLICA buscó la palabra de uno de sus creadores e intérpretes, Andrés Fagiolino.
¿Cómo surgió la idea de armar esta obra?
La historia comenzó a escribirse en Cochabamba, Bolivia, donde estaban viviendo una sequía de 10 meses, el agua llegaba una vez por semana en camiones cisternas, se hablaba mucho y al mismo tiempo estábamos alojados en un lugar donde se inundaban los jardines en riegos exagerados. A los meses pasamos por Piura en el Norte de Perú que atravesaba una sequía similar. Poco tiempo después nos enteramos que la lluvia volvió con tanta intensidad y el suelo estaba tan incapaz de absorber el agua que la ciudad (Piura) entera quedó sumida en una grave catástrofe.
¿Cómo fue la elección de la temática?
No fue una elección sino que algo profundo nos atravesó. De golpe había un montón de cosas que queríamos decir y simultáneamente estaba la intuición de crear un espectáculo que fuera más allá de nuestras opiniones, sino que fuera un viaje donde cada quien se encuentre con el agua y converse con ella.
Imagino que fue una aventura rodar con este pieza durante 4 años ¿Contame un par de experiencias vividas que destacás?
Presentamos Río al Cielo en Guantánamo, Cuba, en el Teatro Guiñol para más de 300 personas en un teatro repleto. El calor de la gente, la picardía, la emoción de ver los teatros llenos, en buen estado y apropiados por su público.
Volver a Piura luego de 3 años al teatro donde habíamos presentado nuestra obra Lucidez, donde poco después de esa primer visita la lluvia volvió tan fuerte que la ciudad entera se inundó y particularmente ese teatro se tapó de agua hasta el techo (de más de 10 metros de altura) perdiéndolo todo. Su equipamiento, su biblioteca y hasta una integrante de su compañía, la querida Lolo fallecida a causa de las inundaciones. Sabíamos que debíamos volver a presentarnos con esa obra allí y a la vez nos temblaba el cuerpo con solo tomar conciencia de donde estábamos.
¿En que buscan con la obra, o pensás que la gente se va reflexionando tras verla?
Buscamos que el público experimente, sienta y viaje. Nos gusta pensar que la gente se va con algunas semillas prendidas a su ser que tal vez germinen muchos años después.
¿Cómo sigue este periplo o van a parar para armar otra propuesta artística?
El 10 de octubre viajamos rumbo a Egipto donde comenzaremos nuestra gira por África y Asia donde recorreremos Egipto, Sudan, Burkina Faso, Kenia, India y Nepal entre otros países. Allí llevaremos esta obra y otros dos trabajos más: Memoria Chicha y En la Orilla.