Miles de policías protagonizan inusual protesta en Francia
Miles de policías marcharon ayer en la capital francesa en reclamo de mejores condiciones de trabajo y respeto a su régimen especial de jubilación, protesta que además de inusual recibe el calificativo de inédita en casi dos décadas.
En las inmediaciones de la Plaza de la Bastilla tuvo lugar la concentración antes de comenzar a las 14:00, hora la local, el recorrido en dirección a la Plaza de la República, en un ambiente que pese a la convocatoria a realizar ‘una marcha de la ira’, pareció por momentos festivo, con música incluida, constató Prensa Latina.
Los agentes hicieron sonar silbatos de manera ensordecedora a su paso y ocuparon varias cuadras, en una movilización estimada en de 15 mil a 30 mil participantes, según diversas fuentes.
Sindicatos que organizan a policías llamaron a la protesta ante el agotamiento físico y psicológico de los uniformados, tras casi 11 meses de dura labor en el contexto de las manifestaciones del movimiento de los Chalecos Amarillos, que no ha dejado de salir a las calles ni un solo fin de semana desde el 17 de noviembre en demanda de cambios sociales.
Un grupo pequeño de chalecos amarillos se sumó a la marcha de quienes sábado tras sábado tienen la misión de controlarlos, con frecuencia en un escenario de enfrentamientos y de acusaciones mutuas de violencia.
Los agentes exigieron el pago de gran cantidad de horas extras trabajadas en este contexto y alertaron sobre la ola de suicidios de colegas durante los últimos meses, que ha llevado al gobierno a prometer acciones.
Respecto al tema de la jubilación, rechazaron que se elimine el régimen especial del cual disfrutan al retirarse, en medio del empeño del ejecutivo encabezado por Emmanuel Macron en impulsar una reforma para establecer un sistema único de pensiones.
De acuerdo con medios de prensa, desde hace casi 20 años no ocurría un llamado de esta naturaleza por los sindicatos, recordando la masiva movilización de 2001 a raíz del asesinato de dos policías en Plessis-Trévise, en el departamento de Val-de-Marne. Un grupo pequeño de chalecos amarillos se sumó a la marcha de quienes sábado tras sábado tienen la misión de controlarlos, con frecuencia en un escenario de enfrentamientos y de acusaciones mutuas de violencia.