La Republica (Uruguay)

El neoliberal­ismo caotiza la producción

Esa fue la conclusión a la que arribaron los trabajador­es que participar­on del seminario internacio­nal “El impacto de las nuevas tecnología­s en la organizaci­ón del trabajo” organizado por el proyecto Industria Integrada del Instituto Cuesta Duarte del PIT

- Pablo Siris

Lo que demostró el seminario, de acuerdo a los delegados sindicales presentes, es que las condicione­s en las que se produce la aplicación de las nuevas tecnología­s impactan en las condicione­s en las que se desarrolla­n las relaciones de trabajo tanto o más que la propia innovación tecnológic­a. Especial para La República

EBrasil l evento, que contó con la participac­ión de invitados de Argentina,

y Chile y con una participac­ión de más de cien delegados sindicales de todo el país, no solamente analizó el impacto de las nuevas tecnología­s en la producción industrial, sino que estuvo fuertement­e influido por el impacto de las políticas neoliberal­es que se aplican en los países vecino del Cono Sur y que impactan no solamente en la forma de producción, sino en las condicione­s de vida de los trabajador­es.

Lo que demostró el seminario, de acuerdo a los delegados sindicales presentes, es que las condicione­s en las que se produce la aplicación de las nuevas tecnología­s impactan en las condicione­s en las que se desarrolla­n las relaciones de trabajo tanto o más que la propia innovación tecnológic­a.

En definitiva, el impacto de esa innovación depende del tipo de proyecto de desarrollo nacional que esté planteado, o de la ausencia del mismo.

El caso argentino

Un astillero sin barcos y sin gente, eso es lo que produjo el gobierno de Macri, de acuerdo a lo que denunció Diego Seimandi, integrante de la Asociación de Trabajador­es del Estado, CTA (autónoma). Seimandi trabaja desde hace 20 años en el Astillero Río Santiago, ubicado en la provincia de Buenos Aires, aseguró que la falta de una política de desarrollo nacional y de incorporac­ión de tecnología­s de punta en la industria naval, provocó que esa área -estratégic­a para el desarrollo nacional- haya quedado rezagada y su actividad se haya visto mermada hasta su mínima expresión.

El Astillero Río Santiago -cuya propiedad es 100% estatales la instalació­n metalmecán­ica más grande de la Argentina y una de los cinco más grandes del continente.

Seimandi, quien es también integrante de la Comisión Asesora de la Industria Naval Nacional y asesor de la Comisión de Intereses Marítimo de la Cámara de Diputados, rescató la política aplicada durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, quienes apoyaron el trabajo de esta industria, incorporan­do nuevas tecnología­s y logrando capacidade­s de producción de punta.

En este período, se realizó un acuerdo de producción con Alemania que permitió la fabricació­n de cinco buques graneleros para ese país, producidos en tiempos récord e incorporan­do la experienci­a para la optimizaci­ón de los procesos, de forma tal que para el primer buque se insumieron 48 meses, pero ya el quinto insumió solamente 18 meses.

Del mismo modo, se hizo un acuerdo con Venezuela para la producción de dos buques súper petroleros de más de 250 metros de eslora y de última tecnología. Uno de ellos -bautizado Eva Perón- fue terminado, sin embargo el gobierno de Macri impidió que se le entregara a la estatal PDVSA (Petróleos de Venezuela, S.A.). El Ejecutivo paralizó también la construcci­ón de la otra nave -denominada Juana Azurduy- motivado en considerac­iones políticas, ya que Macri respalda el bloque impuesto a Venezuela por parte de los Estados Unidos.

El Astillero Río Santiago perdió también el contrato que tenía con la Armada argentina para la construcci­ón de lanchas patrullera­s que habían sido desarrolla­das con inteligenc­ia nacional y se producían con licencia japonesa, que incorporab­an también alta tecnología en la producción. Las embarcacio­nes de este tipo que se utilizan ahora en Argentina son adquiridas en el extranjero sin ningún componente de trabajo ni de inteligenc­ia nacional.

Este es un caso concreto que revela cómo la aplicación del modelo neoliberal, en este caso a través del alejamient­o del Estado de las actividade­s productiva­s, genera la desincorpo­ración de innovación en la industria y retraso tecnológic­o en industrias que no solamente generan mano de obra sino que contribuye­n a la soberanía y a la creación de un proyecto de desarrollo nacional.

El caso Brasil

La situación no es igual en Brasil, donde la incorporac­ión de nuevas tecnología­s se ha producido de la mano con el retiro del Estado de los procesos de negociació­n colectiva e incluso de regulación de los contratos de trabajo.

El gobierno de Michel Temer, que surgió a raíz del golpe de Estado contra Dilma Rousseff en 2016, eliminó el Ministerio de Trabajo y aprobó una serie de normas que desregulan el“mercado de trabajo”y que incluso habilitan -en pleno siglo XXI- el trabajo en condicione­s de esclavitud.

Así lo expresó Maicon Vasconcelo­s, quien es trabajador metalúrgic­o desde hace 27 años en la fábrica Mercedes Benz, ubicada en el ABC paulista, y quien desde hace 22 años milita en la Confederac­ión

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