El neoliberalismo caotiza la producción
Esa fue la conclusión a la que arribaron los trabajadores que participaron del seminario internacional “El impacto de las nuevas tecnologías en la organización del trabajo” organizado por el proyecto Industria Integrada del Instituto Cuesta Duarte del PIT
Lo que demostró el seminario, de acuerdo a los delegados sindicales presentes, es que las condiciones en las que se produce la aplicación de las nuevas tecnologías impactan en las condiciones en las que se desarrollan las relaciones de trabajo tanto o más que la propia innovación tecnológica. Especial para La República
EBrasil l evento, que contó con la participación de invitados de Argentina,
y Chile y con una participación de más de cien delegados sindicales de todo el país, no solamente analizó el impacto de las nuevas tecnologías en la producción industrial, sino que estuvo fuertemente influido por el impacto de las políticas neoliberales que se aplican en los países vecino del Cono Sur y que impactan no solamente en la forma de producción, sino en las condiciones de vida de los trabajadores.
Lo que demostró el seminario, de acuerdo a los delegados sindicales presentes, es que las condiciones en las que se produce la aplicación de las nuevas tecnologías impactan en las condiciones en las que se desarrollan las relaciones de trabajo tanto o más que la propia innovación tecnológica.
En definitiva, el impacto de esa innovación depende del tipo de proyecto de desarrollo nacional que esté planteado, o de la ausencia del mismo.
El caso argentino
Un astillero sin barcos y sin gente, eso es lo que produjo el gobierno de Macri, de acuerdo a lo que denunció Diego Seimandi, integrante de la Asociación de Trabajadores del Estado, CTA (autónoma). Seimandi trabaja desde hace 20 años en el Astillero Río Santiago, ubicado en la provincia de Buenos Aires, aseguró que la falta de una política de desarrollo nacional y de incorporación de tecnologías de punta en la industria naval, provocó que esa área -estratégica para el desarrollo nacional- haya quedado rezagada y su actividad se haya visto mermada hasta su mínima expresión.
El Astillero Río Santiago -cuya propiedad es 100% estatales la instalación metalmecánica más grande de la Argentina y una de los cinco más grandes del continente.
Seimandi, quien es también integrante de la Comisión Asesora de la Industria Naval Nacional y asesor de la Comisión de Intereses Marítimo de la Cámara de Diputados, rescató la política aplicada durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, quienes apoyaron el trabajo de esta industria, incorporando nuevas tecnologías y logrando capacidades de producción de punta.
En este período, se realizó un acuerdo de producción con Alemania que permitió la fabricación de cinco buques graneleros para ese país, producidos en tiempos récord e incorporando la experiencia para la optimización de los procesos, de forma tal que para el primer buque se insumieron 48 meses, pero ya el quinto insumió solamente 18 meses.
Del mismo modo, se hizo un acuerdo con Venezuela para la producción de dos buques súper petroleros de más de 250 metros de eslora y de última tecnología. Uno de ellos -bautizado Eva Perón- fue terminado, sin embargo el gobierno de Macri impidió que se le entregara a la estatal PDVSA (Petróleos de Venezuela, S.A.). El Ejecutivo paralizó también la construcción de la otra nave -denominada Juana Azurduy- motivado en consideraciones políticas, ya que Macri respalda el bloque impuesto a Venezuela por parte de los Estados Unidos.
El Astillero Río Santiago perdió también el contrato que tenía con la Armada argentina para la construcción de lanchas patrulleras que habían sido desarrolladas con inteligencia nacional y se producían con licencia japonesa, que incorporaban también alta tecnología en la producción. Las embarcaciones de este tipo que se utilizan ahora en Argentina son adquiridas en el extranjero sin ningún componente de trabajo ni de inteligencia nacional.
Este es un caso concreto que revela cómo la aplicación del modelo neoliberal, en este caso a través del alejamiento del Estado de las actividades productivas, genera la desincorporación de innovación en la industria y retraso tecnológico en industrias que no solamente generan mano de obra sino que contribuyen a la soberanía y a la creación de un proyecto de desarrollo nacional.
El caso Brasil
La situación no es igual en Brasil, donde la incorporación de nuevas tecnologías se ha producido de la mano con el retiro del Estado de los procesos de negociación colectiva e incluso de regulación de los contratos de trabajo.
El gobierno de Michel Temer, que surgió a raíz del golpe de Estado contra Dilma Rousseff en 2016, eliminó el Ministerio de Trabajo y aprobó una serie de normas que desregulan el“mercado de trabajo”y que incluso habilitan -en pleno siglo XXI- el trabajo en condiciones de esclavitud.
Así lo expresó Maicon Vasconcelos, quien es trabajador metalúrgico desde hace 27 años en la fábrica Mercedes Benz, ubicada en el ABC paulista, y quien desde hace 22 años milita en la Confederación