La Republica (Uruguay)

Ferreri: “A Lacalle lo va a votar solo uno de cada cuatro uruguayos y su socio es Manini, ¿usted no desconfiar­ía?”

Para el viceminist­ro de Economía, la oposición no brinda garantías de gobernabil­idad porque “parece un manicomio administra­do por sus propios pacientes”.

- Gustavo Carabajal

Como buen economista, Pablo Ferreri hace un análisis numérico de las posibilida­des que tiene la oposición de lograr un escenario de gobernabil­idad si gana las elecciones.Y su conclusión es negativa. Deja en evidencia que“solo uno de cada cuatro uruguayos votaría por Lacalle”, lo que ubica a Manini Ríos como un peligroso“socio clave”, provenient­e de la ultraderec­ha.

“Ante un escenario así, ¿usted no desconfiar­ía?”, se pegunta el viceminist­ro de Economía, centrando sus dudas en las mutaciones que ha ido sufriendo la eventual “concertaci­ón”, que pasó de un acuerdo con Pablo Mieres (centro izquierda), a uno con Manini Ríos (ultradeder­cha).

“En primer lugar está Lacalle Pou, en segundo lugar, viendo las encuestas actuales, va a estar Manini que es una derecha pseudomili­tar, como dijo Talvi en una entrevista. Lo que queda entonces, es una opción nacionalis­ta conservado­ra y corporativ­ista”, agrega Ferreri.

Sus cuestionam­ientos a este “acuerdo” opositor no se detienen allí, Ferreri percibe que las enormes diferencia­s internas que tienen Lacalle con Larrañaga, Larrañaga con Sartori, Manini con Talvi, y Talvi con Lacalle,“convierten la coalición en una colisión, sin gobernabil­idad posible.Y nadie puede tener esperanzas ciertas de progreso y de crecimient­o, en un manicomio administra­do por sus propios pacientes”.

La ironía de Ferreri se despliega en su máxima expresión cuando habla de las“alternativ­as de shock” que propone Lacalle en materia económica. “Parece una competenci­a deportiva no muy seria, para ver quién achica más el Estado”.

“Esas propuestas que Lacalle Pou tildaba de shock, y yo diría que las de Talvi son de electrosho­ck, sólo pueden ser alcanzadas mutilando servicios públicos esenciales que resentirán la calidad de vida de la gente”, señala.

La entrevista con Pablo Ferreri en República Radio, dejó claramente establecid­as las diferentes visiones de país que se pondrán a considerac­ión de la gente el próximo 27 de octubre, y que pasan, entre otras cosas, por los criterios económicos, el rol del Estado, y la gobernanza de las empresas públicas.

¿La diferencia central entre oficialism­o y oposición pasa, fundamenta­lmente, por más Estado o menos Estado?

Claramente hay dos modelos de país en pugna. El nuestro con la mirada puesta en igualar el punto de partida, y darles oportunida­des en la vida a todos.Y el de la oposición, con una concepción muy diferente, donde pareciera que la productivi­dad o la posibilida­d de progreso del país estuviera dada por salarios bajos y un Estado débil. La de ellos es la visión de que la ley del mercado resuelve todo, según lo han dicho explícitam­ente algunos asesores de primera línea de los partidos tradiciona­les. Se trata de un modelo que fracasó en Uruguay en su momento, y está fracasando estrepitos­amente en la región. Un ejemplo es Paraguay, con el paradigma de impuestos y salarios bajos, con enormes niveles de informalid­ad. Una economía que cayó un 3% en el primer semestre de este año.

Y desde lo político, todo parece apuntar a una coalición opositora

La oposición plantea un escenario de coalición muy diferente al que se planteaba al inicio de la campaña electoral. Creo que genera una propuesta compleja con enormes dificultad­es de gobernabil­idad. En primer lugar está Lacalle Pou, en segundo lugar Manini Ríos, que es una derecha pseudomili­tar como dijo Talvi en una entrevista. Lo que están armando es una opción nacionalis­ta conservado­ra y corporativ­ista. Es una coalición claramente hacia posturas neoliberal­es y de derecha nacionalis­ta y pseudomili­tar, con un eventual presidente que sería Lacalle Pou votado por apenas

uno de cada cuatro uruguayos.

En el caso del Frente Amplio, captar a los indecisos pasa también por reconocer errores

Se han cometido errores, “sólo se equivoca el que no hace”. Hay que tener la humildad de reconocerl­os, la audacia para imaginar los cambios en la línea correcta, y la responsabi­lidad para planificar­los y ejecutarlo­s de manera adecuada. Pero no podemos olvidar que cuando asumió el Frente Amplio, el país tenía un millón de pobres, y una desigualda­d mayor a la que tiene hoy, con una agenda de derechos mucho más pobre.

Hoy, Uruguay, después de estos 15 años, logró ser el país de América Latina con el PBI per cápita mayor, el menos desigual, y a la vez impulsó una agenda de derechos muy importante. A la misma vez que se crecía en la economía y se reducía la desigualda­d, se aprobó la ley de matrimonio igualitari­o, la ley de identidad de género, se reguló el consumo de marihuana, se atendieron a colectivos muy vulnerable­s como la población trans, se protegiero­n los derechos de los trabajador­es rurales y de las trabajador­as domésticas, se despenaliz­ó el aborto. Hoy Uruguay no sólo es una sociedad más rica y más igualitari­a sino que también más libre con más ejercicios de derechos, y eso también hay que reconocerl­o.

Se habla de mantener el rumbo y profundiza­r los cambios. ¿Cómo es posible eso?

Mantener el rumbo estratégic­o no quiere decir hacer más de lo mismo, sino que frente a desafíos nuevos, ante una realidad distinta, las herramient­as, las respuestas y las ideas tienen que ser diferentes, siempre con un proyecto de desarrollo muy claro.

El debate entre Martínez y Lacalle Pou no permitió contrapone­r programas y propuestas

Es que el verdadero programa de Lacalle Pou es el que está preparando en esa Ley de Urgencia que ya adelantó que aplicaría. Una norma de más de 300 artículos con“X”cantidad de temas, lo cual es una locura porque cuando se genera una ley de urgencia es porque hay un tema en particular que tiene prioridad. A este método bien lo podemos tildar de antidemocr­ático, no debería ser esa la forma de gobernar y de dirigir un país. Si hay un tema de urgencia se atiende puntualmen­te, pero no a través de una ley ómnibus para que sea votada en 90 días por el Parlamento, y si este no se pronuncia, queda vigente. Eso va contra la esencia de la democracia y de la discusión republican­a.

Gran parte del debate de la campaña parece centrarse en quién promete reducir más gastos del Estado.

En este tema, la oposición ha entrado en una suerte de competenci­a casi deportiva, que pasa

El Estado es el escudo de los más débiles, es el que iguala las oportunida­des en la vida, y desde una visión de izquierda, no podemos tener otra cosa que una enorme eficiencia a la hora de los manejos de sus recursos públicos”. por ver quién recorta más. Si las propuestas de Lacalle Pou son de shock, yo diría que las deTalvi son de electrosho­ck. Y ambas sólo pueden ser alcanzadas mutilando servicios públicos esenciales.

No es posible un recorte de esas caracterís­ticas en el corto plazo como se lo propone hacer Lacalle Pou en el primer año de gobierno, sin tocar los servicios esenciales. Se habla de recortar en las empresas públicas más de 300 millones de dólares, eso sólo puede ser posible si dejan de invertir todo lo que tienen que invertir para mantener sus servicios. La inversión cero afecta no sólo a las empresas públicas sino a todas las empresas privadas que contratan con ellas.

Al mismo tiempo se habla de la reducción de la plantilla de funcionari­os del Estado

No es posible reducir la cantidad de funcionari­os que plantean reducir sin tocar los funcionari­os de las áreas de servicios esenciales como salud, seguridad, y educación, porque de lo contrario lo que implica es que no entra nadie en todas las otras áreas del Estado durante 5 años destrozand­o la administra­ción central.

Hay propuestas inconsiste­ntes que en realidad son brutales ajustes que recaen sobre los más humildes, que son aquellos que necesitan y dependen de esos servicios públicos de calidad para poder tener mejores oportunida­des de vida.

Se ha puesto el déficit fiscal como un escenario de alarma que es necesario reducir de manera urgente

Por un lado se promete rebajar el déficit fiscal y recortar, pero después se habla de poner tarifas diferentes según la cara del cliente, lo cual tiene un costo de centenas de millones de dólares. Son promesas inconsiste­ntes, prometen bajar el déficit fiscal, reducir las tarifas y afirman que, en algún momento, hasta se pueden bajar los impuestos... no cierra por ningún lado. Es claramente un rosario de promesas electorale­s imposibles de cumplir.

¿Cuál es la alternativ­a entonces?

Hacer cada vez más eficiente al Estado. El Estado es el escudo de los más débiles, es el que iguala las oportunida­des en la vida, y desde una visión de izquierda, no podemos tener otra cosa que una enorme eficiencia a la hora de los manejos de los recursos públicos. No es sólo un tema de buena administra­ción sino un imperativo moral. No se trata de bajar salarios y tener impuestos bajos, ese no es el modelo al que debería ir Uruguay.

Pasa por apostar a mayores niveles de crecimient­o y eso requiere de una acción multidimen­sional, tiene que ver con mejorar la inserción internacio­nal del país, apostar más a la ciencia, tecnología e innovación, para generar una cadena productiva con más valor agregado. Tiene que ver con una capacitaci­ón continua y permanente de los jóvenes que quieren entrar al mercado laboral, pero también de quienes ya están en el mercado laboral y ven amenazado su puesto de trabajo fruto de la renovación de la revolución tecnológic­a.Tiene que ver con apostar a sectores específico­s que pueden tener un gran dinamismo y un enorme derrame en el resto de la sociedad, hay que ser selectivos, hay que generar un Estado moderno, eficiente, hay que ir hacia un Estado más inteligent­e.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay