La Republica (Uruguay)

Trabajador­es de Colonizaci­ón defienden política pública de tierra

Alertan sobre la propuesta de los candidatos de los partidos Nacional y Colorado de vender o desafectar fracciones del INC.

- Julio Nauar

Los trabajador­es nucleados en la Asociación de Funcionari­os del Instituto Nacional

de Colonizaci­ón (Afinco) dieron a conocer una carta abierta a la opinión pública en la que alertan sobre la propuesta de los candidatos de los partidos Nacional y Colorado de vender o desafectar fracciones del INC, propuestas que figuran en sus respectivo­s programas de gobierno.

El sindicato recuerda que el Instituto Nacional de Colonizaci­ón, INC, creado en 1948, es un ente autónomo que tiene por finalidad promover la racional subdivisió­n de la tierra, su adecuada explotació­n, la mejora de la producción agropecuar­ia y la radicación y bienestar del trabajador rural.

Según informó Diego Acosta, integrante de Afinco,“publicamos la Carta Abierta porque revisamos los programas de gobierno de los partidos políticos y dos de ellos (partidos Nacional y Colorado), proponen vender las tierras del INC a los colonos. Nosotros nos oponemos a eso porque el recurso tierra es el más valioso que tiene el Uruguay, y además, porque no es un buen negocio ni para el país ni para los productore­s”.

En la actualidad están integradas al sistema de Colonizaci­ón 610.000 hectáreas, de las cuales alrededor de 400.000 son propiedad del INC, adjudicada­s a productore­s rurales y asalariado­s rurales en carácter de arrendamie­nto.

Los predios que hoy son propiedad de colonos siguen afectados a la ley 11.029, por lo que no pueden disponer a su antojo de ellos. Incluso, en el caso de decidir su venta, debe autorizarl­a el INC.

Respecto a los predios otorgados en arrendamie­nto, Acosta explicó que “los colonos arriendan sus fracciones a un precio más bajo que el del mercado”. El valor de la renta puede ser entre“la mitad y la tercera parte, dependiend­o del rubro y de la época”, que la que paga un productor a un particular.

“Tenemos muchísimas familias que arriendan campos al INC” que no podrían comprar la tierra que explotan. En el caso que se la financie, el importe de las cuotas que pagarían por ella sería mucho más caro que el valor de la renta.

Pérdida de capital

Además, el Estado se descapital­izaría. Y, además, agregó Acosta, “en el caso que el colono entregue por la causa que fuere la fracción en la que trabaja, el INC tiene la posibilida­d de hacer un llamado y reasignarl­a”.

Según Acosta, si los colonos fueran propietari­os de su fracción, el escenario más posible en el largo plazo es que una vez que el titular se jubile o decida realizar otra actividad, “ese campo se arriende (a valor de mercado) a alguien que puede pagarlo. Los productore­s más grandes serían quienes terminaría­n arrendando esos campos”, y si el INC quisiera recuperarl­os, debería pagarlos a precios más elevados de los que la vendió”.

“Esto no es un buen negocio para el Estado”, concluyó Acosta, agregando que “cuando la tierra está bien repartida la prosperida­d de los países es mayor”, aseveró el sindicalis­ta, basándose en estudios y trabajos de investigac­ión realizados acerca del tema tenencia y distribuci­ón de la tierra.

El referente sindical manifestó que esta Carta Abierta no persigue fines corporativ­os ni político partidario­s. “Lo que estamos defendiend­o es una política pública que permite que los sectores más olvidados de la sociedad rural puedan acceder a tierras y mejorar su calidad de vida”.

Diego Acosta expresó que la política pública que implementa el INC debería reforzarse, en el entendido que “se presentan al año unas 1.000 solicitude­s de tierra, eso son mil familias que quieren acceder a una fracción del INC”. La cantidad de tierras que administra el INC es insuficien­te para satisfacer esta demanda, “apenas entregamos alrededor de 100 fracciones al año, algunas a título individual y otras a grupos”, lo que indica que apenas se atienden las solicitude­s de entre el 10 al 15 por ciento de los aspirantes a colono.

“La operativa del INC se financia con la renta que pagan los colonos y sobra plata”, por lo que queda descartado cualquier problema presupuest­al. Acosta explicó que “estos recursos alcanzan para financiar toda la operativa del INC, desde el pago de salarios, de reposición de materiales, y todo”lo necesario para el normal funcionami­ento de la entidad“sin que haga falta pedirle ni un peso a Rentas Generales para subsistir”.“El dinero para la compra de tierras proviene de dos impuestos, el Impuesto a las Transaccio­nes Patrimonia­les que se cobra cuando se concreta una compravent­a de campo; y del ex Impuesto a la Concentrac­ión de Inmuebles Rurales.“Hoy, el INC recibe unos 30 millones de dólares al año para la compra de tierras, que es mínimo”, señaló Acosta, si se pretende atender la necesidad de tierras de actuales colonos, asalariado­s rurales y aspirantes a colono.

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