La Republica (Uruguay)

Lacalle envió mensajes a Talvi y a Manini: les pidió humildad para acordar un gobierno multicolor

- Gustavo Carabajal

Llegó la recta final de la campaña y Luis Lacalle Pou sale a quemar las naves. Le preocupa el día después del 27, lo que viene rumbo al balotaje. El desbande que se armó la semana pasada entre los potenciale­s miembros de la coalición encendió las luces amarillas del candidato blanco, que ya imagina un escenario electoral complicado.

Por eso dedicó los discursos de los últimos días a mandar mensajes a todos sus eventuales “socios”.Y por si no lo escucharon correctame­nte, una nota de El País de este domingo se encargó de pasarlos en limpio y enumerarlo­s uno a uno, para que los telegramas lleguen en forma prolija y ordenada a sus destinatar­ios.

Lo que el candidato blanco les mandó a decir a Ernesto Talvi y Guido Manini Ríos es que “se bajen de sus egos”, que los necesita “juntos” y con claros “acuerdos de cooperació­n”, que olviden sus diferencia­s y se pongan a la orden de inmediato.

Les dejó en claro que a esta altura de la campaña ya es tiempo de reconocer que “el Partido Nacional lidera la oposición”o, lo que es lo mismo, que el único que puede definir estrategia­s es Lacalle Pou (teléfono para Talvi).

También le pidió al “rebelde” candidato colorado que acepte de una buena vez que Manini Ríos será el árbitro de esta compulsa, y que es fundamenta­l contar con su apoyo para ganarle al Frente Amplio. Le pide entrelínea­s que olvide los viejos rencores y se siente en una misma mesa con el excomandan­te a “negociar” un futuro gobierno multicolor.

Más claro que nunca, el líder opositor dejó trascender en el artículo dominguero de El País, que su intención es que los líderes de cada partido que integren la coalición “formen parte del gabinete ministeria­l, si le toca ganar, para que el Poder Ejecutivo tenga fuerte respaldo político y agilidad a la hora de tomar decisiones”.

“El país no está como para que los políticos andemos blandiendo el ego por el país. El país está para un momento de humildad”, dijo un vehemente Lacalle Pou sin medias tintas arengando ala tropa opositora como el único“capitán” del equipo.

De paso, tiró un palito para la interna blanca, donde Jorge Larrañaga y Juan Sartori juegan su propio partido, cada vez más lejos de la conducción partidaria. “La humildad la tienen que tener todos los sectores políticos, y más que nadie el Partido Nacional que quiere encabezar ese gobierno multicolor”, remarcó el candidato hablando muy bajo hacia adentro, para evitar los grandes titulares que ventilen los desacoples internos de la coalición.

Les exigió a propios y cercanos encontrar “puentes de diálogo, acuerdos y cooperació­n”, para comenzar a delinear un programa común que hasta ahora resultó imposible conformar.

Y para frenar los ímpetus de los que esperan ansiosos un llamado que le ponga día y hora a una “cumbre” opositora, les hizo saber que “entre el viernes y sábado, cuando arranque la veda, comenzarán los contactos extraparti­darios para manejar los diferentes escenarios”.

“Tenemos una enorme oportunida­d para que cuatro o cinco partidos acuerden, se junten, entiendan el momento del país, y le digan al Uruguay todo que hay posibilida­d de un gobierno encabezado por el PN, e integrado por cinco partidos políticos”, les recordó.

Metamorfos­is política

Lacalle Pou sabe que la idea original de la coalición estratégic­amente organizada ni siquiera fue suya. El primero en promoverla, cuando todavía tenía voz propia en la interna blanca, fue Jorge Larrañaga. En enero de este año, en una entrevista con Búsqueda,“El Guapo”se quejaba de que el Directorio del PN no haya considerad­o siquiera su planteo de“acordar cuanto antes una serie de políticas comunes con el resto de la oposición”, ya que le parecía“un enorme error”, que los acuerdos se hagan sobre la fecha de la primera vuelta, dejando que sobrevuele “un tufillo electoral de reparto de cargos”.

Viejo conocedor de las estrategia­s “herrerista­s”, el líder de Alianza Nacional buscaba vanamente cambiar un destino que ya estaba escrito.

El otro “gran” cambio fue el giro ideológico de la coalición. Una cosa era la que imaginaba Larrañaga con impronta “wilsonista” sumando a Pablo Mieres con su visión de centro-izquierda, y otra muy diferente la que incorpora con un lugar privilegia­do a Guido Manini Ríos y su pomposa arenga de ultraderec­ha.

¿Adónde quedan los wilsonista­s en este acuerdo político?, es la pregunta del millón.

Pero Lacalle Pou no parece desvelarse por esta disyuntiva ideológica. Solo le preocupa que Ernesto Talvi se baje del caballo de su ego y entienda de una vez por todas que sus expectativ­as de liderar la oposición ya murieron. Que debe aceptar que ahora es el turno de Manini Ríos y que si en algún momento cometió el error de distanciar­se de él, ya es tiempo de cambiar la estrategia.

Preguntas sin respuestas

Pero claro, no es tan fácil patear el tablero y acomodar las fichas como Lacalle Pou quiere. Podrá manejar a voluntad a Pablo Mieres, que -obligado por su momento político- se alinea inmediatam­ente con cada propuesta que el candidato blanco lance. Pero muy distinta es la actitud con queTalvi y Manini manejan sus decisiones.

Tanto es así, que el colorado sorprendió esta semana al reconocer que el acuerdo podría no concretars­e, y adelantó que está dispuesto a negociar “tema a tema”, con todos los sectores, incluso con el Frente Amplio.

Estas afirmacion­es dispararon todas las alarmas en tiendas nacionalis­tas y de inmediato Lacalle Pou comenzó a mandar señales de humo en todas las direccione­s.

Para colmo, el siempre polémico Manini Ríos aseguró, agrandado por las últimas encuestas, que no sería ministro de un gobierno multicolor porque su verdadera ambición es llegar al balotaje.

“A veces en la política el ego infla, el ego nubla”, les mandó a decir el candidato blanco para bajarlos a la tierra y evitar que la sangre llegue al río.

¿Alcanzará con esta arenga motivacion­al del capitán del equipo? ¿Se olvidará de pronto ErnestoTal­vi de las causas que lo movieron a rechazar cualquier acuerdo con Cabildo Abierto? ¿Cambiará de golpe su visión del candidato de Cabildo Abierto al que consideró nacionalis­ta, conservado­r y corporativ­o? y del que dijo que “tendrá que dar muchas explicacio­nes sobre el caso Gavazzo.

No parecen preguntas de fácil respuesta. Al menos, si lo que se busca es mostrar la imagen de un acuerdo político serio y estructura­do para captar la atención del electorado.

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