LA TRÁGICA PROPUESTA DE MARTÍNEZ: ¿ESTUDIAR EN LA UDELAR SIN SER BACHILLER ?
Universalizar y democratizar la educación superior, es el objetivo más importante por su impacto social en las personas al permitir mayores niveles de ingresos económicos y oportunidades para las personas, así como más externalidades positivas para la sociedad. Para un país pequeño, con escasa superficie, carencia de materias primas y reducido ahorro de capital, es también la única estrategia viable de desarrollo de largo plazo. Si, hace algunos años el eje pudo haber sido la masificación de la educación media y por ello
Batlle y Figari impulsaron los Liceos Departamentales y las Escuelas de Oficios, hoy – y desde hace años – el centro debe ser la universalización de la educación terciaria.
Y esto a su vez durante un corto tiempo, ya que pronto - sino es yael centro de la política educativa no será que la gente estudie y termine la universidad sino que realice posgrados. Ya actualmente los países centrales, tienen como centro de sus políticas educativas la postgraduarización, que más gente se especialice y que ello se conforme como el escalón superior y requisito profesional en el mundo del trabajo.
Sin embargo, a cuando se analizan las políticas para concluir la educación media donde la tragedia nacional es la baja tasa de terminación comparativa con América Latina del entorno del 40 al 42%, para impulsar la universalización de la educación superior, las coincidencias terminan muy rápidamente al analizar los caminos para alcanzar esos resultados. Para nosotros la democratización de la educación superior debe basarse en la diferenciación institucional, con tipologías institucionales diversas y con un sistema de aseguramiento de la calidad sistémico dotado de mecanismos que incentiven la calidad, y distanciándose de formas de populismo universitario que tengan por objetivo dotar de certificaciones académicas sin los niveles de calidad. Más diversidad curricular e institucional, más seguimiento tutorial individual, más exigencias de calidad. Ello en tanto una política de universalizar la educación terciaria, sin calidad, es una política populista y que no logra el objetivo de la educación de producir una igualdad de oportunidades. Sin adquirir las competencias correspondientes, no sólo es populismo, sino que es un mecanismo para reproducir estructuras de poder, de reafirmar lógicas corporativas de gestión y facilitar lógicas endogámicas para mantener y reproducir esas estructuras de poder.
Después de proclamar el deseo de la universalización de la educación terciaria, se constata que las diferencias explotan cuando se analizan los distintos caminos que se plantea para ello. En estos días, el historiador Gabriel Quiriciuno de los dos referentes explicitados y legitimados del equipo de asesores educativos de Martínez, refirió a un documento centrado en “la universalización del acceso a la enseñanza terciaria”, bajo un enfoque por el cual la solución apunta a flexibilizar las condiciones de egreso de la educación media pública y articular la continuidad de esas trayectorias al interior de UDELAR.
Más allá de ser una visión parcelada a una parte de lo público (ANEP y UDELAR) y no ver la totalidad de otros sectores y otras instituciones públicas en educación media y superior (por ejemplo Liceo Militar, UTEC, CERP, etc.,) la solución para aumentar el acceso a la “educación terciaria” es que los estudiantes de educación media que no hayan terminado el bachillerato,y por ende que no concluyeron todas las asignaturas y completaron la totalidad de las competencias requeridas, puedan igualmente continuar sus estudios en la Universidad de la Repúblicaa través de dar allí exámenes, acreditar experiencias de trabajo o realizar pasantías laborales. Con estos procesos de “acreditación” (palabra además más utilizada) se espera validar aprendizajes para acceder a la universidad sin haber terminado el bachilleratoal no aprobar todos los requisitos establecidos.
La solución entra en el paradigma del famoso pase social y de flexibilización de los requisitos de calidad, y borra la existencia de los requerimientos cognitivos para pasar de un ciclo a otro. Es una propuesta de crear nuevas trayectorias educativas de pase sin los conocimientos y competencias necesarias. Así como se ha facilitado que estudiantes de primaria que sin alcanzar las competencias básicas de lectoescritura sigan al ciclo superior de secundaria y con ello trasladando el problema y que muy rápidamente se presenten problemas de abandono, ahora se plantea más de lo mismo a un nivel más elevado en las trayectorias escolares: que los estudiantes de educación media puedan acceder al ciclo superior sin las competencias requeridas para la conclusión del bachillerato.
Remite a una visión por la cual saltearse el cumplimiento de ciertas exigencias internas de la educación media pública, es la solución para aumentar el acceso a la educación superior. La continuidad de las trayectorias escolares se concibe facilitando el pasaje entre los ciclos sin cumplir las exigencias al interior del sistema educativo, y de hecho obligando al ciclo superior a realizar una educación remedial de baja calidad o a tener que impulsar ciclos de propedéuticos para equilibrar la falta de competencias y conocimientos. El diagnóstico que muestra que el 92% de los estudiantes de ingeniería llegan sin los conocimientos requeridos es ya la expresión trágica de estas prácticas. Ahora se pretende hacerlo formalmente, impulsando un tránsito directo desde la educación media a la universitaria, facilitando el ingreso sin haber concluido los estudios y sin cumplir las exigencias. La propuesta de flexibilizar los recorridos mediante un solapamiento de las exigencias, quitando los exámenes y los requisitos, y flexibilizando los accesos al siguiente ciclo, aún a sabiendas de que no se han alcanzado los aprendizajes necesarios, es un paso más al desmoronamiento de nuestro sistema educativo.
El Uruguay es el último o penúltimo de los países de América Latina y el Caribe en cuanto a la tasa de egreso de educación media superior que ronda actualmente el 42%, pero al tiempo es de los países que tiene una continuidad más alta de los que terminan la educación media y continúan en el primer año de la educación superior. El problema central entonces, no está en la articulación, sino en los niveles de abandono y de deserción tanto en el ciclo medio como en el ciclo superior.