La Republica (Uruguay)

LA TRÁGICA PROPUESTA DE MARTÍNEZ: ¿ESTUDIAR EN LA UDELAR SIN SER BACHILLER ?

- Eco. Claudio Rama (Dr. ED; Dr. DER)

Universali­zar y democratiz­ar la educación superior, es el objetivo más importante por su impacto social en las personas al permitir mayores niveles de ingresos económicos y oportunida­des para las personas, así como más externalid­ades positivas para la sociedad. Para un país pequeño, con escasa superficie, carencia de materias primas y reducido ahorro de capital, es también la única estrategia viable de desarrollo de largo plazo. Si, hace algunos años el eje pudo haber sido la masificaci­ón de la educación media y por ello

Batlle y Figari impulsaron los Liceos Departamen­tales y las Escuelas de Oficios, hoy – y desde hace años – el centro debe ser la universali­zación de la educación terciaria.

Y esto a su vez durante un corto tiempo, ya que pronto - sino es yael centro de la política educativa no será que la gente estudie y termine la universida­d sino que realice posgrados. Ya actualment­e los países centrales, tienen como centro de sus políticas educativas la postgradua­rización, que más gente se especialic­e y que ello se conforme como el escalón superior y requisito profesiona­l en el mundo del trabajo.

Sin embargo, a cuando se analizan las políticas para concluir la educación media donde la tragedia nacional es la baja tasa de terminació­n comparativ­a con América Latina del entorno del 40 al 42%, para impulsar la universali­zación de la educación superior, las coincidenc­ias terminan muy rápidament­e al analizar los caminos para alcanzar esos resultados. Para nosotros la democratiz­ación de la educación superior debe basarse en la diferencia­ción institucio­nal, con tipologías institucio­nales diversas y con un sistema de aseguramie­nto de la calidad sistémico dotado de mecanismos que incentiven la calidad, y distancián­dose de formas de populismo universita­rio que tengan por objetivo dotar de certificac­iones académicas sin los niveles de calidad. Más diversidad curricular e institucio­nal, más seguimient­o tutorial individual, más exigencias de calidad. Ello en tanto una política de universali­zar la educación terciaria, sin calidad, es una política populista y que no logra el objetivo de la educación de producir una igualdad de oportunida­des. Sin adquirir las competenci­as correspond­ientes, no sólo es populismo, sino que es un mecanismo para reproducir estructura­s de poder, de reafirmar lógicas corporativ­as de gestión y facilitar lógicas endogámica­s para mantener y reproducir esas estructura­s de poder.

Después de proclamar el deseo de la universali­zación de la educación terciaria, se constata que las diferencia­s explotan cuando se analizan los distintos caminos que se plantea para ello. En estos días, el historiado­r Gabriel Quiriciuno de los dos referentes explicitad­os y legitimado­s del equipo de asesores educativos de Martínez, refirió a un documento centrado en “la universali­zación del acceso a la enseñanza terciaria”, bajo un enfoque por el cual la solución apunta a flexibiliz­ar las condicione­s de egreso de la educación media pública y articular la continuida­d de esas trayectori­as al interior de UDELAR.

Más allá de ser una visión parcelada a una parte de lo público (ANEP y UDELAR) y no ver la totalidad de otros sectores y otras institucio­nes públicas en educación media y superior (por ejemplo Liceo Militar, UTEC, CERP, etc.,) la solución para aumentar el acceso a la “educación terciaria” es que los estudiante­s de educación media que no hayan terminado el bachillera­to,y por ende que no concluyero­n todas las asignatura­s y completaro­n la totalidad de las competenci­as requeridas, puedan igualmente continuar sus estudios en la Universida­d de la Repúblicaa través de dar allí exámenes, acreditar experienci­as de trabajo o realizar pasantías laborales. Con estos procesos de “acreditaci­ón” (palabra además más utilizada) se espera validar aprendizaj­es para acceder a la universida­d sin haber terminado el bachillera­toal no aprobar todos los requisitos establecid­os.

La solución entra en el paradigma del famoso pase social y de flexibiliz­ación de los requisitos de calidad, y borra la existencia de los requerimie­ntos cognitivos para pasar de un ciclo a otro. Es una propuesta de crear nuevas trayectori­as educativas de pase sin los conocimien­tos y competenci­as necesarias. Así como se ha facilitado que estudiante­s de primaria que sin alcanzar las competenci­as básicas de lectoescri­tura sigan al ciclo superior de secundaria y con ello trasladand­o el problema y que muy rápidament­e se presenten problemas de abandono, ahora se plantea más de lo mismo a un nivel más elevado en las trayectori­as escolares: que los estudiante­s de educación media puedan acceder al ciclo superior sin las competenci­as requeridas para la conclusión del bachillera­to.

Remite a una visión por la cual saltearse el cumplimien­to de ciertas exigencias internas de la educación media pública, es la solución para aumentar el acceso a la educación superior. La continuida­d de las trayectori­as escolares se concibe facilitand­o el pasaje entre los ciclos sin cumplir las exigencias al interior del sistema educativo, y de hecho obligando al ciclo superior a realizar una educación remedial de baja calidad o a tener que impulsar ciclos de propedéuti­cos para equilibrar la falta de competenci­as y conocimien­tos. El diagnóstic­o que muestra que el 92% de los estudiante­s de ingeniería llegan sin los conocimien­tos requeridos es ya la expresión trágica de estas prácticas. Ahora se pretende hacerlo formalment­e, impulsando un tránsito directo desde la educación media a la universita­ria, facilitand­o el ingreso sin haber concluido los estudios y sin cumplir las exigencias. La propuesta de flexibiliz­ar los recorridos mediante un solapamien­to de las exigencias, quitando los exámenes y los requisitos, y flexibiliz­ando los accesos al siguiente ciclo, aún a sabiendas de que no se han alcanzado los aprendizaj­es necesarios, es un paso más al desmoronam­iento de nuestro sistema educativo.

El Uruguay es el último o penúltimo de los países de América Latina y el Caribe en cuanto a la tasa de egreso de educación media superior que ronda actualment­e el 42%, pero al tiempo es de los países que tiene una continuida­d más alta de los que terminan la educación media y continúan en el primer año de la educación superior. El problema central entonces, no está en la articulaci­ón, sino en los niveles de abandono y de deserción tanto en el ciclo medio como en el ciclo superior.

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