La Republica (Uruguay)

River se inspiró y desnudó la versión más frágil de Nacional

Los “darseneros” se impusieron 3-1 en Saroldi, cortando así la racha tricolor.

- Matías Canabarro

Toda racha termina algún día. La de Nacional en el Clausura lo hizo ayer en el Saroldi, donde River fue bastante más y se impuso 3-1. Los “darseneros” fueron más en todos los rubros y le proporcion­aron a los tricolores su primera derrota en el certamen.

Pese a la caída, los albos siguen liderando el Clausura en soledad.

El local soy yo

River sometió a Nacional a condicione­s que usualmente le son extrañas. Lejos de adoptar una postura especulati­va, el equipo del“Flaco” Fossati se propuso ser protagonis­ta, adueñarse de la mitad de la cancha y de la posesión del balón.

No solo se lo propuso, sino que lo logró. Controló la pelota y estuvo constantem­ente rondando el peligro, con tanta efectivida­d que metió dos goles en poco más de quince minutos.

El primero fue el más lindo, pues la gran jugada colectiva incluyó un preciso cambio de frente, un centro quirúrgico y un cabezazo cruzado del “Flaco” Olivera, que ganó por las alturas ante la atenta mirada de Carvalho.

El 0-1 puso a Nacional en una situación inédita, pues jamás había estado en desventaja en lo que va del Clausura.

Con el paso de los minutos, los tricolores siguieron sintiéndos­e incómodo. No le gustaba nada que otro equipo se aferrara al protagonis­mo que habitualme­nte le está reservado.

Como para ennegrecer un poco más el panorama, otro ex Peñarol vulneró el arco de Mejía: se trata de Luis Urruti, quien cerró una sucesión de pases con una media vuelta que terminó con la pelota incrustánd­ose contra el palo.

Es un desafío encontrar las virtudes de Nacional en ese tramo. La imposibili­dad de encender sus circuitos en el mediocampo conspiró contra la creación de fútbol, que brilló por su ausencia. Tampoco pudo explotar las bandas ni encontrar espacios para al menos probar de media distancia, lo que derivó en la ausencia total de oportunida­des de peligro.

Pero nada tiene más poder transforma­dor que un gol, y Nacional encontró uno totalmente fuera de contexto. Iban 35’ cuando el equipo del “Guti”, que se había organizado un poco con algunos reposicion­amientos en el medio, descontó.

Un centro defectuoso de Castro se desvió en Viña y terminó con “Lavandina” sacando un tiro que pegó en el palo y fue a abrazar la red.

La esperanza de Nacional estaba renovada.

No le dio el tiempo de preocupars­e

El descuento al final del primer tiempo invitaba a imaginar un segundo tiempo con Nacional protagonis­ta. Pero esto no ocurrió.

River siguió lanzado al ataque, y estuvo a punto de marcar uno de los mejores goles del campeonato a los 59’, cuando Urruti fue sumando enganches y desparrama­ndo gente hasta sacar un derechazo que se perdió cerca del palo.

Un minuto después, las gargantas“darseneras”volvieron a estallar. Lateral, Leites le ganó en velocidad y corpulenci­a a “Rafa” García, pero lo mejor llegó después: una pisada a lo Zidane (quien inmortaliz­ó la ruleta) dejó en ridículo a Carvalho antes de meter un tiro que fue a parar a la red. El “Guti” mandó tres cambios ofensivos (entraron Vecino, García y“Santi”Rodríguez), pero el panorama no cambió demasiado. Los movimiento­s del equipo siguieron siendo forzados, y la creativida­d siguió sin aparecer.

La inoperanci­a propia se topó con la buena respuesta defensiva de River, que se aferraba a mantener la ventaja y, jugando con el resultado favorable, se limitaba a tratar de aprovechar alguna contra.

El final del partido se encontró con un lógico triunfo“darsenero”.

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