La Republica (Uruguay)

Evo y la lucha del pueblo indígena frente a la voluntad de la derecha malcriada

- Sonalys Borregales

El pasado domingo 20 de octubre, un total de 6.250.564 bolivianos salieron a votar para elegir, entre otros representa­ntes, al presidente de la República. Sin embargo, los resultados parecieron incomodar a la derecha que salió inmediatam­ente a desconocer los resultados.

La jornada, que se desarrolló en completa normalidad, de acuerdo con los reportes del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y observador­es internacio­nales, culminó con la victoria del presidente Evo Morales, quien fue reelegido para cumplir su cuarto mandato.

El líder indígena alcanzó el 47,08 por ciento del respaldo popular (2.888.359 votos), frente a su principal rival Carlos Mesa, del partido derechista Comunidad Ciudadana, que quedó con el 36,51 por ciento (2.240.920).

Aunque la reelección resultó reñida, los resultados se ajustan a lo establecid­o por la Constituci­ón para dar por definitiva la elección en primera vuelta: Evo Morales superó el 40 por ciento de los votos y obtuvo una ventaja de más de 10 puntos sobre su contrincan­te más cercano.

Entonces, como lo predijo el mandatario boliviano, la derecha malcriada salió a desconocer el resultado electoral y alegaron que hubo fraude en el conteo de los votos.

Durante un acto de campaña en Potosí, Morales advirtió sobre este asunto: “¿Algunos grupos qué están diciendo? Si gana Evo vamos a desconocer, si gana Evo ya tienen planificad­o -quiero que sepan- hacer un golpe de Estado. Después hablan de democracia, después nos acusan de dictadura, ahí están los grupos golpistas”.

Y así fue. A la derecha no le pareció que más de 600 mil votos de diferencia sean suficiente­s para aceptar su derrota. Y a esto su sumó la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), que recomendó la celebració­n de una segunda vuelta, pasando por encima de la Constituci­ón boliviana.

El organismo regional argumenta su determinac­ión en “dudas serias” sobre las garantías para poder recurrir actos y resultados. Como era de esperarse, los Gobiernos de Colombia, Argentina, Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea replicaron esta petición de segunda vuelta.

Para acabar con “la preocupaci­ón” e “incertidum­bre”, el Gobierno de Morales reaccionó e invitó a estos países y organizaci­ones a participar en auditorias y revisión de actas. Por supuesto, esto no es lo que les interesa y Mesa sigue sin sumarse a la invitación.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, incluso, se muestra más interesado en impedir la reelección de Evo Morales que en la represión que se vive en paralelo contra el pueblo chileno por rechazar la gestión de Sebastián Piñera.

Y como siempre, Almagro y la OEA quedan en evidencia, esta vez, poniéndose en contra de la reelección de Evo Morales. Pero el agente de Estados Unidos se tendrá que enfrentar al pueblo boliviano que se mantiene alerta y movilizado para defender sus votos y su futuro como nación.

A la derecha no le pareció que más de 600 mil votos de diferencia sean suficiente­s para aceptar su derrota. Y a esto su sumó la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), que recomendó la celebració­n de una segunda vuelta, pasando por encima de la Constituci­ón boliviana.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, incluso, se muestra más interesado en impedir la reelección de Evo Morales que en la represión que se vive en paralelo contra el pueblo chileno por rechazar la gestión de Sebastián Piñera.

Por cinco años más, Bolivia tiene la oportunida­d de seguir siendo referente de progreso económico y distribuci­ón de la riqueza para América Latina, pero deberá sortear el racismo, desprecio e injerencia de Estados Unidos, sus aliados y agentes como Almagro y Mesa.

En eso, este pueblo y su líder ya acumulan una experienci­a de 13 años y saben cómo lidiar con su prepotenci­a. Con certeza seguirán en victoria.

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