Lula, en libertad: “Salgo sin odio; las ideas no se matan”
Un juez de ejecución aplicó ayer el fallo que la Corte tomó el jueves, y que habilitó el recurso presentado por los abogados.
Tras un año y medio de reclusión en la Jefatura de Policía de Curitiba, fue liberado ayer el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva, procesado y condenado en abril de 2018 por delitos de corrupción.
Una decisión de la Corte Suprema tomada el jueves habilitó a un juez de ejecución a ordenar la liberación de Lula tras el recurso presentado de inmediato por sus abogados.
El proceso judicial contra Lula continúa pero ahora el ex presidente esperará en libertad el avance de su caso y las apelaciones que presente su defensa. Así las cosas, minutos antes de la hora 18 se vio a Lula salir de la sede policial donde estuvo preso 580 días.
Tras saludar a sus compañeros del Partido de los Trabajadores tomó un micrófono y habló ante los miles de seguidores que lo esperaban en la calle.
Lula agradeció por haberlo esperado día y noche durante los 580 días que estuvo preso y criticó “el lado podrido del Estado, de la Policía y de la Justicia Federal”. “Intentaron criminalizar a la izquierda, a Lula”, dijó el ex prsidente.
“Salgo sin odio. Solo tengo espacio en mi corazón para el amor. Las ideas no se matan”, agregó.
Lula cuestionó al gobierno de Bolsonaro por las políticas que aplica y también hizo referencia al ex juez Sergio Moro, quien lo envió a prisión, y que ahora es ministro de Justicia.
“Aparte de seguir luchando para mejorar la vida del pueblo brasileño, de luchar para que esos tipos no sigan entregando el país, quiero mostrar en lado mentiroso” de las instituciones judiciales que “trabajan para criminalizar a la izquierda”, dijo Lula, de 74 años.
Objetivo: la nulidad del proceso
Un abogado de Lula, Cristiano Zanin, dijo más temprano que Lula “estaba muy sereno”.“La decisión de la corte suprema le dio una luz de esperanza de que pueda haber justicia. Nuestra batalla jurídica, nuestro foco, es obtener la nulidad del proceso”, agregó.
Lula fue condenado por beneficiarse de un apartamento en el litoral de Sao Paulo, ofrecido por una constructora a cambio de contratos en Petrobras.
Pero el exsindicalista niega los cargos y se considera víctima de una manipulación judicial para impedirle presentarse a los comicios presidenciales de 2018, en los que resultó elegido el ultraderechista Jair Bolsonaro. Su postura ganó fuerza cuando Bolsonaro designó ministro de Justicia al juez Sergio Moro, emblema de la operación anticorrupción Lava Jato y autor de la primera condena contra el expresidente. Moro afirmó este viernes que la decisión de la Suprema Corte “debe ser respetada”, pero sostuvo que “continuará” defendiendo la prisión después de una condena en segunda instancia. “El Congreso puede, de todos modos, modificar la Constitución o la ley” para permitirlo de nuevo, agregó.