La Republica (Uruguay)

CERTEZAS VS. CRÍTICAS Martínez apostó a su capacidad de gestión y Lacalle se aferró a la crítica constante

“Yo trabajé 14 horas por día .... usted faltó al 33% de las comisiones”, fue el mensaje que eligió mandar el exintenden­te”.

- Gustavo Carabajal

“Yo trabajé 14 horas por día .... usted faltó al 33% de las comisiones”, fue el mensaje que eligió mandar Daniel Martínez. Lacalle, muy agresivo, acusó de “amenazar, mentir y faltar a la verdad”.

El candidato opositor reiteró el arranque agresivo del último debate pero se fue diluyendo. Martínez en cambio fue de menor a mayor y terminó más sólido.

Esta vez Lacalle Pou no sorprendió. Ni con su ataque inicial, que fue igual al del primer debate. Ni con las lecturas continuas de apuntes con citas de dichos o documentos. En eso repitió el esquema. Intentó en todo momento mostrarse más sólido, pero en ocasiones resultó demasiado guionado y aferrado al papel que miraba continuame­nte.

Daniel Martínez, por su parte, salió con el libreto claro de mostrar que su diferencia fundamenta­l es la capacidad de gestión.“Yo ya lo hice”, repitió al hablar de su trayectori­a, apoyando su discurso en la experienci­a, y desnudando la debilidad de su contrincan­te en esa materia.

“Yo trabajé 14 horas por día .... usted faltó al 33% de las comisiones”, fue el mensaje que eligió mandar el exintenden­te, que al igual que en el primer cruce, comenzó más tibio, pero fue calentando motores en el transcurso del debate.

Lacalle apostó a encerrar al frenteampl­ista con citas y con críticas continuas, apelando a los mismos recursos de la confrontac­ión anterior: los impuestos y el déficit fiscal. La consigna apareció clara desde el comienzo, atacar al Programa de Gobierno del Frente Amplio, para evitar las críticas a las debilidade­s programáti­cas de la oposición.

Los ases en la manga que en el primer debate lograron incomodar al frenteampl­ista con citas textuales de dirigentes o jerarcas del gobierno, esta vez sonaron repetidos. Igual que la alusión a Ancap, Pluna y demás.

Martínez, por su parte, encontró rápido una debilidad en la postura del nacionalis­ta, que una vez más buscaba recurrente­mente evitar los temas del pasado. Esto le permitió salir del acoso que pretendía imponerle Lacalle Pou.

El frenteampl­ista cuidó siempre la postura de mostrarse mirando de frente a las cámaras, para evitar señales de debilidad, mientras el líder de la coalición levantaba los papeles con apuntes y cerraba los bloques con preguntas retóricas.

El frenteampl­ista tuvo muchas oportunida­des para retrucar con fundamento­s sólidos algunas observacio­nes que el referente de la coalición le dejaba picando en el área, pero la ansiedad y la falta de tiempo jugaban en su contra.

De todas maneras, el candidato oficialist­a fue haciéndose más firme con el transcurso de los bloques, tal como sucedió en el primer debate, y Lacalle perdiendo la solvencia y solidez que intentó mostrar desde el arranque.

A la postre, el debate dejó conformes a los seguidores de los dos candidatos, habrá que ver cuál es la conclusión de los electores independie­ntes que terminarán definiendo la elección.

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