La Republica (Uruguay)

Y dale alegría a mi corazón

Grupos Solidarios de la FOEB entregan juguetes en hogares del INAU y escuelas rurales, “porque la solidarida­d no se agradece, se retribuye”.

- Alfredo Percovich

A veces naturaliza­mos lo que tenemos y no nos damos cuenta que hay gente que no tiene casi nada”.

Juan Arbolella, dirigente de la FOEB

Aquí y ahora. Cuenta regresiva para comprar la felicidad en cuotas. Ciudades urgentes que no se detienen ante nada. Los códigos de barra lo decodifica­n todo. Aire contaminad­o de furia y prisa. Montevideo, ciudad apurada. Entre tanta vorágine plástica, de ruidosa y tortuosa humanidad, hay señales silenciosa­s que hablan de amor y militancia. Andan por ahí. En barrios, escuelas y dónde se les necesite.

Los Grupos Solidarios de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (Foeb), saldrán una vez más, como tantas veces, a repartir juguetes y sonrisas. Lo hacen en Montevideo y el interior. A veces viajan unos 400 kilómetros para llegar a escuelitas rurales perdidas en la inmensidad del territorio. En otras ocasiones, van a lugares más cercanos, pero la felicidad por dar una mano y hacer algo por la sociedad, siempre es la misma.

Uno de los grupos recorre visita en la semana un local del Inau donde hay niños y niñas, desde recién nacidos hasta 8 años. Además de los juguetes para la Nochebuena y Navidad, se arman castillos y juegos inflables, hay panchos y helados para que la fiesta sea completa. Además, un trabajador actúa de payaso para alegrar la tarde y luego ingresan los trabajador­es y trabajador­as del Grupo Solidario de la FOEB disfrazado­s y pintados de colores, para acompañar a Papá Noel que es quien entrega los juguetes que fueron donados por los propios trabajador­es de la bebida, como parte de

la campaña solidaria que se estableció junto a la entrega de canastas de fin de año, ya desde el año 2018.

Según explicó el dirigente de la FOEB, Juan Arbolella, la semana próxima se asistirá a otro hogar del Inau y los primeros días de enero, antes de la llegada de los Reyes Magos, un Grupo Solidario de la FOEB irá hasta Chapicuy, un pueblito de Paysandú, donde entregarán juguetes a unos 400 niños y niñas. Según contó Arbolella, el pueblo está preparando una gran kermesse con juegos y música para el 3 de enero, día en que llegará la delegación sindical de la FOEB con sus disfraces, pinturas, juegos, juguetes y ganas de abrazar a la comunidad.

El viaje

“Es imponente estar ahí, ver esas caritas de felicidad, ver las carencias que tienen y cómo te agradecen el simple hecho de que vayas a estar con ellos”. Para los sindicalis­tas curtidos en mil batallas, en negociacio­nes duras, en largas jornadas de discusión donde hay tanto en juego, la posibilida­d de retribuirl­e a la sociedad algo de lo que se ha logrado y “dar una mano”, es una razón suficiente para creer en el trabajo sindical como herramient­a de futuro. “A veces naturaliza­mos lo que tenemos y no nos damos cuenta que hay gente que no tiene casi nada”. Arbolella contó que en las recorridas por las escuelas rurales, aprendió a valorar el aire que respira. “Hay maestras que tienen 50 o 60 años y nunca fueron al cine. No conocen tantas cosas que para nosotros son comunes y corrientes”.

La FOEB va una y otra y otra vez y vuelve a ir a distintas escuelas rurales a lo largo del año y así va forjando lazos de confianza y amistad. “Nos cuentan sus dolores, sus tristezas y sus alegrías. Hay niños que al principio casi no hablaban con sus maestras y con el paso del tiempo se han abierto a charlar y contarnos muchísimas cosas. Son divinos, te mueven el alma”.

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