Deconstruir para volver a construir historias
“El jardín del tiempo”, de Alberto Sejas y Grupo Teatro Rex, va en EAC (excárcel de Miguelete), y tendrá próximas funciones 22 y 29 de febrero con entrada a la gorra.
A lberto Sejas, conocido actor, dramaturgo, director, egresado de la Escuela de Acción Integral “Alambique”, posee además formación en danza contemporánea. Formado en todas estas disciplinas y alguna más que pude omitir, es de esos seres teatrales que saben sorprendernos como espectadores, haciéndonos reflexionar desde modelos no convencionales.
En el caso particular de “El jardín del tiempo”, juega no sólo con las agujas del reloj, juega con la finitud o no de la vida, con propósitos ocultos que en algún momento quedan casi al descubierto. Al momento que creemos que ya tenemos la historia armada, esta cae como castillo de naipes para comenzar su nueva y no definitiva creación.
Plantear este armado y desarmado constante es como mostrarnos la caída y la reconstrucción de este mundo plagado de caos, insolencias, soledades y ataduras impuestas. Tirar abajo todos los preceptos ya establecidos es una forma de partir nuevamente de cero y crear ese universo con el que no nos conformaremos pero necesitamos.
La búsqueda de ese mundo es la misma búsqueda que se opera en el teatro con las estructuras establecidas. En ocasiones la salida es el derrumbe y de este derrumbe surge con trabajo y talento la construcción de un orden nuevo, donde se intenta incluir a todos los que desean crear, mostrarse y experimentar en esta difícil disciplina que es el arte.
En la obra que nos ocupa un grupo de personajes desalojados de las obras de Shakespeare, esos actores isabelinos excluidos, sin parlamentos, intentan salir a la búsqueda de la historia que quedó sin escribir, que es en definitiva la propia y la del mundo y dar así voz a tantos seres que no son escuchados. El teatro es excelente vehículo para reivindicar estas causas y omisiones.
Interpretar esos personajes y redirigir estas historias
No bien se corre el telón, un espacio singular, como es esta sala alternativa que estaba en desuso. Emerge un mundo donde la fantasía, la creatividad, el talento y la imaginación se fusionan para dar vida a una historia en casi tres actos donde entramos y salimos junto a los actores de esa historia casi sin fin.
Un elenco que debe ajustarse a las reglas del juego, con diálogos que en primer momento pueden parecer inconexos pero que de a poco van tomando cuerpo y creando esa devastada historia de una familia de teatro-quizás real, quizás imaginaria- pero que reconoce los espacios y los tiempos que abordan como hermanos, hijos, padres, abuelos. Es en el decir artístico una representación de vida dentro de una representación teatral. Tendrá el necesario fin cuando estos actores-humanos crean que llegaron a esa tierra prometida. Quizás, quizás.
El elenco es numeroso y cada cumple una función. Son seres lesionados, venidos de historias viejas en momentos nuevos. La rueda del tiempo les juega por momentos en contra y su visión de la existencia está más comprometida con el Apocalipsis que con el comienzo de los tiempos.
Son elenco: Sebastián Carballido, presentador , personaje muy utilizado por el bardo, la madre es Charly Perdigón, el viejo, el abuelo Juan Pablo Bonetti, ser que pasa de la ingenuidad a marcar a su manera un rumbo, hermano mayor Gonzalo Pieri, el hermano menor, aparentemente creador del incendio, Eduardo Delgado, la abuela o madre del caos es Inés Cabaleiro, la hermana de mediana edad Verónica Chimel, hay un hermano suicida representado por Rodolfo Coria y los músicos Alejandro Bonilla y Eugenia Laport.
Un elenco con personajes difíciles de componer y esto exige al grupo un tour de force durante el transcurso de la obra.
La dirección mueve a todos en su preciso lugar, las entradas y salidas así como los desplazamientos de actores y mobiliario se realizan sin tropiezos. Un trabajo cuidado, pautado desde los mismos escombros del arte y de allí resurgen para una futura eternidad.
Conclusión final
Un espectáculo de Alberto Sejas y Grupo Teatral Rex que va a despertar curiosidad y si de algo estamos seguros, que cuando finalice el espectáculo y atraviesen el camino “de las luces buenas” para llegar al portón de salida, en ese recorrido y en el siguiente sentirán que percibieron y recibieron de esos ochos seres ambulantes una naciente y creciente función de teatro…..diferente pero muy efectiva.