¿Es posible desandar el camino?
Una de las primeras críticas que generó dentro del Frente Amplio el anteproyecto de la ley de urgencia fue lo perjudicial que consideraron los cambios que pretenden realizarle a la inclusión financiera, que haría que los empleadores tengan la posibilidad de pagar en efectivo y no estén obligados a hacerlo a través de medios electrónicos.
Varios expertos en economía del partido ven en esos cambios una invitación a la opacidad y el lavado. Entre ellos figura el subsecretario del ministerio de Economía, Pablo Ferreri, quien habló con República Radio al respecto.
Nosotros vemos un sesgo hacia la opacidad que nos preocupa mucho. En distintas acciones. Algunas de ellas plasmadas en la intención de legislar en el proyecto de Ley de Urgente Consideración, pero también en otras acciones.
En el caso de la LUC, vemos cómo se pretende desmantelar la ley de inclusión financiera, que le ha permitido el país pasar de ser uno de los más rezagados del continente en materia de utilización de sistemas electrónicos de pago, a ser uno de los más avanzados. Hoy Uruguay es uno de los países más avanzados en esa área en América Latina.
Eso ocurrió porque hubo un gobierno que generó una política pública. El cambio tecnológico es inevitable; el punto es si uno pretende liderar ese cambio desde la política pública para que tenga un mejor derrame en toda la sociedad, o lo que hace es dejar que eso ocurra con todas las externalidades negativas que tiene un cambio no dirigido ni regulado.
Cuando eso ocurre sin intervención de la política pública, quienes aprovechan los beneficios del cambio tecnológico son aquellos que tienen la posibilidad de acceder a los mismos. Quienes no la tienen, la miran de afuera.
Pero cuando uno establece una política pública como fue la de la ley de inclusión financiera, ocurre lo que ocurrió en Uruguay. En los últimos 30 meses se crearon más de un millón de instrumentos de dinero electrónico en Uruguay, se abrieron cientos de miles de cuentas bancarias gratuitas para trabajadores, que antes no accedían a ellas.
Esto es un cambio fundamental. Por un lado, porque al cobrar por una transacción bancaria los trabajadores tienen formalizado su salario. Se generan los aportes a la seguridad social y tiene los beneficios que corresponde. Pero además pueden acceder a servicios financieros de calidad, lo que antes les estaba vedado por no tener una cuenta bancaria.
Al quitar la ley de inclusión financiera, se podrá volver a la época en la que el empleador decidía cómo le pagaba. Porque eso de que es de común acuerdo la forma en que se va a pagar, cuando una de las partes es mucho más fuerte que el trabajador, obviamente quien decide es el empleador.
Eso es un incentivo a no tener el salario formalizado de los trabajadores. Pero también se quita la obligatoriedad de que las transacciones de alto valor se realicen con medios formales de pago. Es decir, se vuelve a la época en que se puede comprar una estancia con una valijita llena de dólares.
Lo que decía se combina con otras cosas, como que las tierras puedan volver a estar a nombre de sociedades anónimas. Entonces, se va a poder ir con la valijita con un millón de dólares a comprar un campo y ponerlo a nombre de la sociedad anónima. Eso es un incentivo tremendo a la opacidad.
Vemos en diversas áreas un sesgo a la opacidad, a la informalidad, que no es nada bueno para la economía uruguaya, para los uruguayos ni para la imagen internacional del país.
A fines del año pasado, Uruguay pasó con buena nota la evaluación con respecto al esquema de combate al lavado de activos en nuestro país. Pero justamente se hacían recomendaciones en las transacciones del sector no financiero, como por ejemplo en la compra de un campo.
Con estos cambios normativos, Uruguay va a quedar más debilitado en su imagen internacional en estos temas, y eso es un problema para el país.
Al preguntársele si es posible dar marcha atrás después de los pasos dados hacia el dinero electrónico, que se ha ido incorporando a la vida diaria de las personas, Ferreri sostuvo: “Han ocurrido cambios culturales, pero siempre se puede debilitar ese proceso, se puede dar marcha atrás.
Seguramente hay procesos que puedan revertirse, aunque no del todo, porque ha ocurrido un cambio tecnológico y culturalmente lo hemos ido incorporando.
Pero, además del caso de los trabajadores, están los otros casos, cuando se dice que se va a poder comprar cualquier cosa, de cualquier valor, con dinero físico. Ahí seguramente los pícaros de siempre volverán a utilizar el mecanismo”.