La Republica (Uruguay)

“¿Se terminó en este país el derecho a la libre expresión? ¿Violentamo­s la Constituci­ón?”

Fernando Pereira cuestionó el “discurso agresivo” de algunos gobernante­s sobre la movilizaci­ón del PIT-CNT, que tuvo “un apoyo formidable”.

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El presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, mantuvo una charla con República Radio en la que evaluó el cacerolazo impulsado por el movimiento sindical desde muchos ángulos.

Además de referirse a cómo reaccionó la gente, cuestionó la postura de los miembros del oficialism­o que abordaron el tema “con un discurso insultante y agresivo” al considerar­lo una acción contra el gobierno, lo que Pereira niega rotundamen­te, y le lanzó varias críticas a la prensa.

¿Qué evaluación hace del cacerolazo del miércoles?

Fue un formidable apoyo a las propuestas que el PIT-CNT le había enviado al presidente Lacalle, a la intersocia­l, a las cooperativ­as, a los jubilados, a los estudiante­s, al feminismo, en definitiva, a múltiples organizaci­ones sociales, comunidade­s y colectivos. Es absolutame­nte innegable que tuvimos un enorme caceroleo.

Se lo intenta disimular, no sé con que objetivo, aunque el negacionis­mo existió toda la vida. No se puede decir que el miércoles no hubo un estruendos­o caceroleo en la mayor parte de los barrios de la ciudad, y sobre todos en aquellos barrios donde viven las personas que van a sufrir la peor parte de la crisis.

Algunos medios ignoraron el tema, otros lo destacaron, y hubo también quienes hablaron de una ‘grieta sonora’ entre el caceroleo y el himno…

Yo no veo ninguna grieta, veo necios, gente malintenci­onada. Ayer por ejemplo, mandaron 15 deliveries a entregar comida al mismo tiempo a nombre de dirigentes sindicales (ver recuadro). Pero parto de la base de que son casos aislados.

En un modelo democrátic­o, tenemos que expresarno­s todos. Debemos intentar no hacerlo en el mismo momento. A nosotros en su momento no nos gustó la movilizaci­ón de Un Solo Uruguay, pero la respetamos, no hicimos una contramovi­lización el mismo día.

Aún conviviend­o las dos manifestac­iones, no me consta que haya habido problemas en ningún barrio. Me parece que los periodista­s toman partido en esta circunstan­cia, y lo hacen sobre la base de su posición personal. Tienen derecho a hacerlo, pero tienen que decir que es su opinión. Algunos periodista­s dijeron que el caceroleo ‘tuvo objeciones desde muchos sectores’. ¿Cuáles sectores? A nosotros nos apoyaron los feriantes, la FEUU, Ovejas Negras, intersocia­l feminista. Los únicos que nos cuestionar­on fueron algunos miembros del gobierno. ¿Acaso alguna de las 400.000 personas que van a estar peor se expresaron en contra del lineamient­o del PIT-CNT? En absoluto.

¿Por qué considera que el oficialism­o reaccionó de esa forma?

Dijimos hasta el cansancio que la movilizaci­ón no era contra el gobierno, y desde el propio gobierno salía a decirse que se caceroleab­a contra ellos. Parece que no leyeron el comunicado ni vieron los videos del PIT-CNT.

Me parece que no están pudiendo objetivar la situación. Parte de la sociedad le dijo al PITCNT que sus planteos eran los correctos, y que este gobierno debe escucharlo­s. No es un palo en la rueda ni colocar dificultad­es para que gobierno. Yo mismo he apoyado algunas de las medidas adoptadas.

Hay una película que la inventan. El diálogo entre el movimiento sindical y el gobierno no está cerrado en absoluto. Yo después del caceroleo hablé con Bartol, Argimón y Delgado sobre diversos temas. Hemos encontrado oídos abiertos en la Comisión de Crisis.

Lo que estamos pidiendo no es por la corporació­n, es por los trabajador­es informales. Los peluqueros, cuidacoche­s, feriantes, músicos, actores del teatro independie­nte. Esa gente está sin trabajo, y cuando llegue la cuarentena obligatori­a deben poder hacerla con alimentos en sus casas. Para eso, el Estado tiene que darles una partida mensual por el tiempo que dure esta crisis.

¿Lo sorprende el discurso adoptado por algunos políticos oficialist­as?

El que marcó el tono adecuado del gobierno fue el presidente, que dijo que no comparte la medida, pero tenemos el derecho de tomarla. Ese tono debería haber sido acompañado por todo el gobierno nacional. Sin embargo, otros miembros del gobierno tienen un discurso insultante, agresivo.

En este país, ¿se terminó el derecho a la protesta, o el derecho a la asociación? ¿El derecho a la libre expresión? ¿Es que acaso violentamo­s alguna norma legal o la Constituci­ón de la República? ¿No nos plegamos a nuestras nobles tradicione­s de hacer movilizaci­ones pacíficas? ¿Cuál fue el acto no pacífico de la movilizaci­ón del miércoles?

Entonces, cuando la gente se coloca en un lugar tan irracional de pensar que golpear una tapa de olla es un acto algo violento, es que no estamos entendiend­o la democracia en su justa medida, que es que la gente se pueda expresar cuando siente que no es escuchada. Es así de claro.

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