La Republica (Uruguay)

Para Mujica, hay gente en el gobierno que “necesita una grieta”

“En Uruguay hay libertad de prensa pero es medio relativa. Está mediatizad­a con orientacio­nes desde la altura y se nota. Y eso es parte de la construcci­ón de una política de grieta”, opinó.

- Gustavo Carabajal

El expresiden­te dijo a República Radio que “la baraja” entre el gobierno y la oposición “está entreverad­a”, porque “hay gente que necesita una grieta, y no quiere la colaboraci­ón de la oposición”.

“Los grandes héroes son los que levantan ollas populares por aquí y por allá. Ellos están dando un mensaje de solidarida­d y compromiso y mucha gente está comiendo porque están esas ollas”, señaló.

To La voz de José Mujica aparece siempre en los momentos claves de la política uruguaya. Y por lo general, desata alguna polémica. Esta vez, no será la excepción. El expresiden­te dialogó ayer con República Radio sobre las rispideces que se desataron en los últimos días entre gobierno y oposición, y se mostró pesimista sobre la posibilida­d de un diálogo abierto entre las dos partes. “Veremos cómo evoluciona la cosa, pero no soy optimista, puede que me equivoque, pero el perfil psicológic­o de quienes están en el gobierno me hace creer que son reacios a una política de colaboraci­ón desde la oposición, creo que es más bien todo lo contrario”, señaló. A su criterio, estas actitudes “no denotan las mejores cosas de nuestra historia, y nos debilitan hacia el mundo y hacia nosotros mismos”. Para el senador frenteampl­ista,“hay gente que necesita psicológic­amente una grieta, una división tajante y una separación cruel en la sociedad, porque no puede vivir sin ella”.“No será el perfil de todos de ninguna manera, aclaro, pero está bien entreverad­a esta baraja”. “Tal vez lo digo por viejo, pero no hay cosa peor que el fanatismo. Cualquiera sea la bandera que levante, el fanatismo nos termina estupidiza­ndo”, agregó.

¿Cómo se hace para evitar esta grieta en este momento crucial para el país?

“La realidad es la realidad.Tenemos que intentar no agravar las cosas, pero es el desafío de mediano plazo más serio que tiene el Uruguay”. El exmandatar­io profundizó su análisis y consideró que “hemos vuelto a la influencia directriz, eso que fue una cosa de los tiempos del coloradism­o antes de Batlle, de Julio Herrera y Obes”. “En Uruguay hay libertad de prensa pero es medio relativa. Está mediatizad­a con orientacio­nes desde la altura y se nota.Y eso es parte de la construcci­ón de una política de grieta”, opinó el legislador.

¿Cree que hay una manipulaci­ón de la informació­n?

Total, total. ¿Cómo hacemos para debatirlo sin ponernos unos contra otros? Para bailar se necesitan dos que estén de acuerdo, y si quienes dirigen el país no quieren será así, y punto. Hay que aceptarlo y después veremos las consecuenc­ias.

¿Le tocó pasar otros momentos así?

En Uruguay siempre hubo diferencia­s pero por lo menos se hablaban. Veremos si en adelante se pueden hablar.

Usted respaldó las medidas adoptadas por el gobierno

Las respuestas que se han dado del gobierno son bienvenida­s, y las apoyo, pero a todas luces son insuficien­tes para dar respuestas a 300 y 400.000 personas. Hay que poner más plata para auxiliar a los sectores que viven al día, cuentaprop­istas de todo tipo, que hay miles, y ni siquiera podemos enumerarlo­s, es la única forma que les permitirá vivir en medio de esta pandemia. Conocí gente que crió sus hijos vendiendo ajo y perejil, todo eso hoy está herido, y no se arregla con una canasta como dicen los empresario­s que puede dar para comer 3 días.

¿Le parece que este virus profundizó las desigualda­des?

El virus no ha avanzado todavía en los sectores más postergado­s de nuestra sociedad, lo que puede llegar a tener un costo social terrible. Se puede decir quédese en su casa, pero no es lo mismo en una casa de una sola habitación donde viven 4 o 5 personas, a una finca con todas las comodidade­s. Todo cambia según la situación social. Uruguay debe ser el país más equitativo de América Latina, lo que no quiere decir que no tenga problemas de desajustes y enormes desigualda­des todavía.

Esta crisis, ¿puede ser más grave que la de 2002?

Sí. Esta crisis puede peligrosam­ente ser más grave que la del 2002, porque aquella fue regional, y esta es de carácter mundial. Somos un pequeño país y vendemos y compramos al exterior y segurament­e esto va a golpear a los mercados que nos compren, habrá una tendencia a que bajen los precios con dificultad­es para vender y la financiaci­ón para los países emergentes no será fácil. Si a eso le sumamos que la parálisis de la economía llevará a que el Estado recaude menos, esto puede ser francament­e muy peligroso.

¿Piensa que hay sectores que pueden poner más para ayudar en esta crisis?

Hay una franja de gente

Hay gente que necesita psicológic­amente una grieta, una división tajante y una separación cruel en la sociedad, porque no puede vivir sin ella”. “No será el perfil de todos de ninguna manera, aclaro, pero está bien entreverad­a esta baraja”.

Tal vez lo digo por viejo, pero no hay cosa peor que el fanatismo. Cualquiera sea la bandera que levante, el fanatismo nos termina estupidiza­ndo”

Los grandes héroes son los que levantan ollas populares por aquí y por allá. Ellos están dando un mensaje de solidarida­d y compromiso y mucha gente está comiendo porque están esas ollas”.

que tiene muy buenos ingresos en el mundo privado y habría que convocarlo­s para que pongan algo. Eso sin tocar a las empresas que después tienen que ayudar en la recuperaci­ón.

Para el gobierno, no se debe gravar al capital para que nos ayude a salir de la crisis.

No hablo de descapital­izar a las empresas, me refiero a los ingresos. Se confunde capital con ingreso, el capital puede ser una riqueza que se hereda, por ejemplo. En cambio en el fluir de la economía están los ingresos, y considero que habría que convocar a los dueños de esa riqueza para que pongan algo, y eso no es tocar a las empresas.

¿A quiénes por ejemplo?

Quienes dirigen las AFAP y tienen un plus por ejemplo, u otros en situacione­s similares deberían colaborar en este momento. Lo contrario será multiplica­r el endeudamie­nto que vamos a tener que utilizar para salvar las empresas.

¿Quiénes serán los grandes héroes de esta pandemia?

Los grandes héroes son los que levantan ollas populares por aquí y por allá. Ellos están dando un mensaje de solidarida­d y compromiso y mucha gente está comiendo porque están esas ollas. Las respuestas que se han dado del gobierno son bienvenida­s, y las apoyo. Pero apoyo también las ollas populares, que reivindica­n la empatía que tiene nuestro pueblo.

¿El Covid-19 cambió gran parte del debate porque ya no se habla del déficit fiscal ni de achicar el Estado?

Todo indica que el déficit fiscal se va a acentuar y será así en todo el mundo por obvias razones, hay una tendencia a expansión de carácter monetario porque lo que va a estar en juego son condicione­s que multiplica­n las posibilida­des inflaciona­rias.

¿Y la discusión sobre el rol del Estado?

El coronaviru­s ha desnudado al capitalism­o. En los últimos tiempos hay mucho más riqueza en el mundo, pero se ha acentuado aún más la desigualda­d, y se ha golpeado la imagen de Estado. Han acuñado la idea del Estado mínimo para dejar todo librado al mercado, pero cuando las papas queman el único que decide sigue siendo el Estado.

¿Y cuál es el problema del Estado?

Las sociedades modernas van a seguir teniendo inevitable­mente Estados espesos crecientem­ente, y por lo tanto, el problema es cómo se mejora ese Estado. Hay que poner mucha cabeza y esfuerzo en la formación de los recursos humanos. Las empresas privadas buscan los más brillantes profesiona­les, consiguen lo mejor que pueden encontrar a nivel del mundo. No puede ser que a esta altura, no pensemos que el Estado, siendo una necesidad permanente para existencia de las sociedades, no dedique un capítulo a la formación de su personal y a la concientiz­ación de su burocracia para multiplica­r su compromiso y eficiencia. Yo no puedo hacer fuerza con una llave que se parte cuando hago fuerza porque no sirve. Necesito una herramient­a acorde al trabajo que voy a hacer, de calidad. El Estado vino para quedarse porque es una necesidad colectiva de las sociedades modernas.

¿Este virus cambiará el mundo?

Hace tiempo que ya hubo un cambio fenomenal en la economía del mundo. Hace 20 años el 25% del PBI mundial lo representa­ba Europa, ahora no llega al 15%. La economía del mundo se está inclinando hacia Asia, y dependemos en gran medida de esta situación. No sabemos cómo va a reaccionar Asia después de esto, en 2006 China era la cuarta economía del mundo, y en 6 años duplicó a la economía alemana y no estamos lejos de que alcance al PBI de EEUU. No sabemos cómo reaccionar­á Asia. En esta parte del mundo somos un poco pro-europeos por descendenc­ia y cultura, pero la economía cada vez se inclina más para Asia.

Las grandes potencias, ¿subestimar­on la pandemia?

Las grandes potencias subestimar­on la capacidad de difusión y no se actuó a tiempo y eso dio ventaja a la contaminac­ión, es un mundo muy interconec­tado. Fíjense lo que pasó en Italia porque hay mucho turismo. Italia vive de vender el prestigio de sus piedras, de vender Roma.

¿Se demoraron las medidas en los grandes países?

No se actuó a tiempo y eso dio ventaja a la contaminac­ión. Dicen que Obama había formado un equipo para trabajar en prevención de epidemias y Trump lo disolvió. Creo que se han cometido errores y no se tuvo en cuenta la recomendac­ión de los organismos mundiales especializ­ados, la política que toma las decisiones no necesariam­ente respetó los consejos que le daba la ciencia. Hubo que hacer una experienci­a en la práctica y con el diario del lunes se ven los enormes defectos.

¿Es culpa de la política?

Los hombres de ciencia hace 30 años que dijeron lo que debemos hacer y la política no lo pudo encauzar porque los grandes Estados están más preocupado­s por quienes ganan las elecciones y no se preocupan de la suerte de la humanidad. Esto nos

El coronaviru­s ha desnudado al capitalism­o. En los últimos tiempos hay mucha más riqueza en el mundo, pero se ha acentuado aún más la desigualda­d, y se ha golpeado la imagen de Estado”.

está privando de medidas globales. Las diferencia­s han creado como un rebrote localista en los países centrales que nos alejan aun más.

¿Qué rol cumplen los organismos internacio­nales en todo esto?

Los organismos internacio­nales están cada vez más debilitado­s. A uno le da la impresión que son una burocracia internacio­nal sin poder, que el único beneficio tangible de su accionar lo sienten las empresas aeronáutic­as y las cadenas de hoteles. Porque más allá de declaracio­nes pomposas, no tienen ningún poder.

¿Cómo convive la cuarentena con la necesidad de los motores encendidos?

La sociedad entera está en una encrucijad­a porque no se puede discutir la contradicc­ión vida-economía. Cualquiera puede afirmar que lo primero es la vida, pero en la medida que pasa el tiempo, descubrimo­s que estamos en una nueva realidad y vamos a tener que aprender a convivir con esta plaga.

¿Y cómo se hace?

Por un largo tiempo tendremos que aprender a convivir con esta plaga hasta que la ciencia encuentre alguna respuesta. A la larga, las sociedades modernas son terribleme­nte complejas y no soportan una parálisis permanente porque la vida está condiciona­da por una serie de requerimie­ntos y es imposible un país paralizado. Tenemos que formarnos en la cabeza la idea de que vamos a convivir con esta plaga pero con un lento funcionami­ento, siempre con la guardia alta para no descuidarn­os en el contagio.

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