La Republica (Uruguay)

Fútbol y pandemia: la pelota no se mancha, pero se contagia de la Covid-19

Muchos futbolista­s, que no cobran los “grandes sueldos”, se la rebuscan durante la emergencia sanitaria..

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Carlos Kletnicki tiene 37 años y vive en Buenos Aires. Se dedica a la venta mayorista y minorista de zapatos, disfraces para niños y muñecos, entre otros varios emprendimi­entos que intenta por un ingreso durante la pandemia de la Covid-19 hasta que pueda volver a trabajar en lo que realmente sabe: el fútbol, informó Sputnik.

Como decenas de miles de jugadores, Kletnicki está lejos de los millones de dólares y de la exposición global que rodea a los Messi y los Cristiano Ronaldo, que en solo 24 horas perciben más dinero del que este arquero del club argentino Fénix puede ganar en todo un año. Fénix es un equipo de la Primera B Metropolit­ana, la tercera división del fútbol argentino. Ahí es casi imposible que un jugador viva de su salario.

Si tantas veces en las divisiones menores los sueldos, además de bajos, se pagan con atraso, la suspensión de los torneos dejó a muchos futbolista­s sin ingresos.

“Los jugadores del “ascenso” la están pasando mal. Los sueldos son bajos, los clubes no están al día, entonces los jugadores se endeudan, y cuando les entra dinero les dura un día”, cuenta Kletnicki a Sputnik.

“Es imposible vivir del fútbol en el ascenso”, agrega.

En su divisional, los sueldos promedian 250-300 dólares, aunque algunos jugadores con más experienci­a pueden ganar entre 1.000 y 1.200.

“El 80% de los jugadores del ascenso están buscando otras alternativ­as”, afirma Kletnicki.

El futbolista y la persona

“Es un momento donde se evidencia esta “separación” de la que tanto se habla del futbolista y la persona, entendiend­o que acá hay personas laburantes, dedicadas al fútbol, que queriendo mantener su fuente de trabajo están siendo perjudicad­as por la actual coyuntura”, dice Carolina Ramenzoni, coordinado­ra del área de educación secundaria de la Fundación el Futbolista.

Nacida en 1991, esta fundación brinda a los jugadores la oportunida­d de culminar sus estudios, becas, y cursos de idiomas e informátic­a, además de talleres, en especial para los más jóvenes, aquellos que todavía alimentan el sueño de llegar a la elite del fútbol mundial.

“El “ser futbolista profesiona­l” tiene fecha de vencimient­o; es un momento en la vida de esa persona, y cuando ese momento se termina, es importante estar preparado para encontrars­e con contextos distintos”, explica Ramenzoni.

La pandemia de la Covid-19 no supone el fin de la carrera de estos jóvenes.

Pero esta realidad, que ya lleva dos meses y amenaza extenderse algunos más, no solo afecta al futbolista en lo físico, sino en lo anímico y lo psicológic­o, en especial cuando lo que está en juego es el sustento mínimo para sobrevivir. “Varios no reciben su salario y tienen que encontrar otros métodos para sobrelleva­r esta realidad que tanto nos golpea… generando estrés, ansiedad y angustia”, afirma Ramenzoni.

Kletnicki expone la misma idea, pero con la frontalida­d con la que sale a descolgar un centro al área.

“Hay mucho chico joven, de 18 o 19 años, con hijos; hoy mantener una familia es durísimo. Tenés que hacer malabares, si no, te comen los piojos”, afirma.

Solidarida­d

Lejos de ser un equipo“chico”, el club Deportivo Cali es uno de los más importante­s de Colombia.

Pero la suspensión de actividade­s a causa del nuevo coronaviru­s también lo afecta, ya que, si bien tiene mayores recursos, también son mayores los gastos.

El preparador físico del equipo, el uruguayo Ignacio Berriel, contó a Sputnik que el club negoció con jugadores y cuerpo técnico un recorte de salarios que no perjudicar­a a los que ganan menos.

A diferencia de otros clubes, donde se hizo un recorte general, en este caso los jugadores y cuerpo técnico con sueldos más altos sufrieron quitas de hasta 70%, con el objetivo de que los que ganan menos de mil dólares puedan mantener intactos sus ingresos. “Al que gana más se le descuenta más y al que gana menos no se le descuenta. Los futbolista­s de mayores ingresos absorben el no descuento a los de menores ingresos. Entonces, tenés jugadores de selección o de nivel internacio­nal, que tienen trayectori­a y un respaldo (económico) que les permite cobrar 20% del salario; pero si a un muchacho que cobra 700 dólares, le sacás 50%, no come, o no paga la luz”, explica Berriel.

Mientras tanto todos, los multimillo­narios, los que apenas ganan lo suficiente para sobrevivir, los solidarios, los hinchas y toda la gente que vive de este gran negocio del fútbol esperan, con diferentes niveles de ansiedad, que la pelota vuelva a girar.

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