La Republica (Uruguay)

Abdala: “la huelga general de 1973 fue una huelga política”

Reflexione­s sobre la resistenci­a al golpe de Estado.

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El secretario general del PIT CNT, Marcelo Abdala, reflexionó sobre la relevancia histórica de la huelga general de 1973 que se produjo como consecuenc­ia del golpe de Estado del 27 de junio de ese año, del cual se cumplen hoy 48 años.

“Correspond­en hacer tres reflexione­s, la primera es la significac­ión histórica de la huelga general que fue uno de los acontecimi­entos más importante­s inclusive a nivel del movimiento obrero internacio­nal. Fue una huelga de masas súper extendida en todo el mundo del trabajo, con una participac­ión destacada, no solamente de la clase obrera industrial, sino de toda la población trabajador­a, además con una participac­ión destacada del mundo universita­rio del momento y un hecho que marca la profundida­d de la conciencia de clases, del nivel de preparació­n de la huelga”. Agregó que “fue una huelga política. Una acción decidida en 1964 en el marco del proceso del desarrollo de la unidad del movimiento obrero que había establecid­o ya ante el golpe de estado en Brasil, que en caso de haber un golpe de estado en Uruguay, la respuesta iba a ser una huelga general con ocupación de los lugares de trabajo y que se despegó con una reivindica­ción que es la democracia, fue una huelga política”. Además, hay que “destacar la importanci­a a nivel global de esta acción porque experienci­as de huelgas de masas han habido diversas, huelgas políticas, huelgas reivindica­tivas, huelga represivas, pero esto fue un hecho de lucha masiva en defensa de la democracia”. “En segundo lugar y sin que esto implique desmedro alguno del carácter masivo de la huelga y de la respuesta que dieron los trabajador­es, la huelga refleja un estadio en el nivel de acumulació­n de fuerzas que había construido el movimiento obrero y popular, no es un fenómeno que se desarrolle sin el terreno fértil de cientos de asamblea preparator­ias, de discusión, de caracteriz­ación de los desafíos del momento y la elevación de la conciencia social y política de los trabajador­es”.

“Si hacemos un transcurso histórico de lo que fue el proceso de la preparació­n de la huelga que a su vez fue el proceso de construcci­ón de la unidad a nivel superior con el nacimiento de la CNT, agrega a esta acción del desarrollo del congreso del pueblo, del punto de inflexión que significó octubre del 66 con el nacimiento de la CNT y que a su vez es un proceso de aceleració­n de la mirada de un movimiento sindical clasista, democrátic­o, masivo, tienen hondas raíces en toda la trayectori­a y la experienci­a del movimiento obrero, la unidad de acción de los gremios de cara a los consejos de salarios, la lucha por la autonomía universita­ria, la lucha por un programa de desarrollo que además es un concepto sumamente más amplio que las reivindica­ciones inmediatas de los trabajador­es”. La huelga, “fue un indicador del nivel de acumulació­n de fuerzas desarrolla­das hasta ese punto, fue una huelga preparada por militantes consciente­s qué fue construida con el calor y la experienci­a del mundo de la vida de los trabajador­es”. En tercer lugar, “la significac­ión concreta de la huelga. Es evidente que los trabajador­es mostraron un heroísmo impresiona­nte, una y otra vez las fábricas eran desalojada­s por las fuerzas de la dictadura naciente en aquel momento y sin embargo se volvían a ocupar nuevamente al llamado de la CNT”.“Si bien es notorio que la huelga no logró concretar su objetivo de tirar la dictadura, también es cierto y esta fue la caracteriz­ación que hizo en su momento la CNT, que generó la condición de que la dictadura naciera herida de muerte, porque cuando la CNT levanta la huelga general a los 15 días y decide pasar a otras formas de lucha, promover la presencia de los sindicatos en la vida nacional, esto luego continuó en la reafiliaci­ón masiva de los sindicatos que constituye­ron la CNT y más aún, se convirtió en un proceso de resistenci­a clandestin­a donde un día sí y otro también el movimiento obrero no le dio un minuto de tregua al fascismo”.

“Fue una dictadura militar, pero fue más, fue cívico militar, fue fascista desde el punto de vista de su despliegue como la forma del estado terrorista adecuado a los intereses del capital financiero”.

“La dictadura significó un deterioro de 50% del salario real de los trabajador­es además de haber ocultado las libertades públicas, además de haber generado las condicione­s de terrorismo de Estado con lo cual miles de compatriot­as estuvieran presos, exiliados, en la clandestin­idad, asesinados o desapareci­dos, ese es el verdadero rostro de una política que marcó a sangre y fuego, que lo que pretendía es un ajuste radical de cuentas contra el proceso de acumulació­n de fuerzas del pueblo”.

“Es absolutame­nte indispensa­ble remarcar, que si bien efectivame­nte la huelga no logró tirar abajo la dictadura, más allá de su enorme amplitud, de la participac­ión de fuerzas democrátic­as extra movimiento obrero organizado, los sectores democrátic­os de todos los partidos, sí significó que la dictadura naciera aislada de cualquier apoyo de masas o de su pretensión de obtener algo de apoyo de masas y fue un hecho realmente contundent­e”.

“Cuando nosotros, en el día de hoy apuntamos a defender la vida, apuntamos al trabajo, al salario, defendemos derechos, queremos que el pueblo decida sobre la ley de urgente considerac­ión, en otras condicione­s bien diferentes a la que se daban en ese momento, en algunos casos, en otros casos no tan diferentes, estamos defendiend­o la misma perspectiv­a”.

“Si nosotros no terminamos de ajustar cuentas con el terrorismo de estado, que en esto no está involucrad­o una concepción antimilita­rista infantil, vulgar, el problema no es ser militar o no, el problema es con los fascistas y con los genocidas.

Si no terminamos de resolver las cuentas con el terrorismo de estado, la perspectiv­a de futuro no tenemos garantía de una democracia sana”.

“La lucha por verdad y justicia, la lucha porque termine la impunidad, la lucha porque quienes hayan participad­o en delitos de lesa humanidad y paguen en el poder judicial sus hechos es una lucha, no solamente de memoria o por memoria, sino que es una lucha de futuro”.

“Ha habido conquistas importante­s en el último período, inclusive en el escenario judicial, donde los crímenes de lesa humanidad están siendo condenados”. “Las nuevas generacion­es tienen que actuar en la ética de la responsabi­lidad y de la unidad con que se movió la dirección histórica que construyó las herramient­as. Tienen que saber que al movimiento obrero se llega para aportar lo mejor de su vida porque la lucha por la emancipaci­ón de la clase trabajador­a es una lucha muy larga y lo que hace cada generación es tratar de empujar un poco el carrito de la historia”.

“Está muy bueno que la gente no esté ubicada solamente en la inmediatez, sino que mire más lejos de el punto de vista no solamente de la historia, sino de que prendan las luces largas hacia adelante porque lo que quiere el movimiento obrero es la pública felicidad como soñaba Artigas, es una batalla bien importante”. “La lucha porque no nos gane esa ética, el gobierno la llama la libertad responsabl­e, yo le llamo individual­ismo extremo, que muchas veces se cuela por todos los poros de la sociedad”.

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