PELIGRO...
Recuerdo que hace ya muchos años, en mi época de juventud, para ser precisos, acudir a los bares de Mexicali era todo diversión.
Había que llegar lo más temprano posible para conseguir entrar a estos lugares sin problema alguno con los guardias de seguridad que custodiaban el ingreso y decidían quién entraba y quién no.
En ese tiempo, eran pocos los lugares donde los jóvenes de aquéllos años nos divertíamos del otro lado de la frontera.
Una vez dentro, si bien se sabía que había presencia de drogas, el alcohol era la droga predominante para quienes buscaban esparcimiento.
Con el paso de los años hubo algunos sitios que cerraron sus puertas, otros fueron vendidos para construir otro tipo de negocios y unos cuantos (creo) han sobrevivido.
Actualmente, la oferta turística para los jóvenes residentes del Valle Imperial se ha ampliado muchísimo, y con ello también los peligros.
Según tengo entendido, no solamente la llamada zona hotelera está llena de bares, sino también otras áreas de la ciudad, a donde la juventud mexicalense y del Valle Imperial puede entretenerse.
Sin embargo, como comentaba, las cosas han cambiado en las últimas décadas.
Las armas de fuego, que antes eran detonadas ocasionalmente dentro de los bares, ha sido más constante en los últimos años. Incluso, en algunas ocasiones ha habido hasta casos de personas fallecidas dentro de este tipo de lugares.
Además, hay que señalar los casos de presuntos raptos que se han suscitado en bares de la ciudad, sin olvidar a las jóvenes que han sido sexualmente abusadas por quienes las llevan con engaños a otros sitios para aprovechar su estado inconveniente.
Ahora, a todo esto hay que añadir las agresiones que los guardias de seguridad, quienes en teoría se supone deben imponer la disciplina y el orden en los bares.
El pasado fin de semana, un adulto quien era casi de mi edad fue empujado y agredido físicamente por razones desconocidas por parte de tres guardias de seguridad en uno de los bares de la zona centro, a unas cuadras al sur de la ciudad de Calexico. El afectado cayó al suelo, donde perdió la vida, siendo triste testigo su propia esposa. Tras el incidente las autoridades, como ocurre en todos los casos y casi en cualquier lugar del mundo, han decidido poner cartas en el asunto. Sin embargo, de los tres presuntos involucrados en el aparente homicidio, solamente uno fue arrestado. Luego, el Ayuntamiento de Mexicali decidió clausurar temporalmente el lugar y multó a los propietarios del negocio por violaciones a los reglamentos municipales.
Por lo pronto, los propietarios del bar, quienes aseguran en redes sociales que van a colaborar con las autoridades, han negado que el detenido sea su empleado.
Usuarios de redes sociales aseguran que los guardias de seguridad en general se han convertido en una especie de alguaciles sin placa que hacen y deshacen a su antojo contra los clientes. Mientras tanto, la industria turística de Mexicali se recupera de los dos años de encierro pandémico.
A estos y varios otros peligros son a los que se enfrenta la juventud del Valle Imperial al momento de acudir a los bares de la vecina ciudad para disfrutar de un rato ameno. No quiero sonar mojigato o conservador, sino simplemente le expongo con mi columna justamente los problemas de pasar un momento agradable en estos negocios, que pudiesen convertirse en un trago amargo.
Seguramente habrá muchos quienes piensen que, hasta ahora, nada les ha pasado. Eso es lo bueno. Lo malo es que el peligro siempre está latente para convertirse en realidad, lo cual no es exclusivo de la capital de Baja California, sino que, al regresar al Valle Imperial en estado de ebriedad o tras haber consumido sustancias prohibidas, los residentes locales pueden causar problemas de este lado de la frontera.