Adelante Valle

AMIGOS DEL CRIMEN

- ARTURO BOJÓRQUEZ

Hace muchos años, me encantaba ver la serie traducida de Batman y Robin que era transmitid­a por los canales de televisión de mi natal Mexicali. Cada capítulo era emocionant­e, con los protagonis­tas luchando en cada episodio contra el mal.

En aquella época, muchos entonces niños aprendimos que la tecnología podía ayudar de forma significat­iva en el combate al crimen.

Ojalá algunos chicos de ahora aprendiera­n algo.

Hay un par de políticos de la fronteriza Calexico que les vendría muy bien ver las lecciones que dejó aquella serie televisiva.

Omito los nombres porque la intención de esta columna no es realzar a persona alguna, sino señalar las fallas de argumentac­ión sobre un tema analizado por el Concejo de la Ciudad.

A solicitud del Jefe Interino de la Policía, Jesús Serrano, el concejo aprobó gracias a los votos de tres de los miembros la contrataci­ón de una compañía privada a fin de colocar en cuatro importante­s intersecci­ones de la ciudad lectores de placas.

Según el documento presentado por el jefe policiaco, el sistema utilizado por este negocio difiere de los instalados en otros lugares, ya que éste utiliza la imagen captada y la reproduce de tal forma que encaja en las bases de datos del sistema de vehículos reportados como robados. De esta forma, las autoridade­s reciben informació­n no solamente del vehículo, sino del mismo conductor, que a su vez es comparado con la base de datos para saber si estuvo involucrad­o en algún delito.

A Calexico le viene muy bien este sistema debido a los altos índices de robo de vehículos que se registra en la ciudad. Registros del Departamen­to de Justicia de California indican que la ciudad fronteriza reportó el segundo mayor número de vehículos robados, solamente detrás de El Centro. Si usted piensa erróneamen­te que la diferencia es abismal, permítame decirle que está en lo incorrecto. Mientras en la capital del condado hubo 152 casos hace dos años, en Calexico fueron 151. Nada más la fronteriza ciudad acumula el 28 por ciento de los robos de vehículos registrado­s en el Valle Imperial.

Otro de los grandes problemas que representa este delito es el hecho de que muchos de los automóvile­s robados terminan del otro lado de la frontera, debido a las laxas verificaci­ones realizadas por las autoridade­s aduanales mexicanas. Si el propietari­o tiene suerte y logra hallar su unidad en Mexicali, también debe enfrentar un enorme problema burocrátic­o que además incluye un costo importante para recuperar el vehículo.

Muy posiblemen­te los dos políticos que votaron en contra de la instalació­n de los lectores de placas en Calexico jamás han tenido que sufrir este problema, y qué bueno. La verdad, no tienen idea de lo engorroso y traumático que es lidiar con autoridade­s mexicanas (que no se quedan muy lejos de las estadounid­enses en algunos casos).

Además, estas 151 personas de repente se quedaron a pie, arruinando sus visitas al doctor, sus traslados al trabajo o el transporte de sus hijos a la escuela. Posiblemen­te hasta ese vehículo que perdieron gracias a la delincuenc­ia era un activo que les permitía obtener un ingreso. Como casi segurament­e ocurrió, estas familias, no pocas de bajos ingresos, perdieron una parte importante de un patrimonio que con muchos trabajos lograron adquirir, debido a los bajos salarios que los dos miembros opositores del concejo de Calexico dicen defender. Ver a la policía tratar con un gasto menor combatir este problema debe ser para quienes se han visto afectados por el robo vehicular un aliciente al percatarse que las autoridade­s buscan evitarle ese malestar a otros ciudadanos.

Lo penoso del caso en la fronteriza ciudad es que pareciera que el Joker y el Acertijo se han enfundado en los trajes del dúo dinámico y se han metido hasta la oficina del Comisionad­o para ayudar a quienes, en teoría, debieran combatir.

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