Chicago Sun-Times

El aprendizaj­e remoto aumenta los desafíos que enfrentan los estudiante­s bilingües como yo

- ISMAEL PEREZ iperez@suntimes.com | @_ismaperez

Aveces es difícil considerar una ventaja ser bilingüe.

El camino para lograr lo que se considera una habilidad poderosa te deja marcado. Para un mexicano como yo, es lo que se llama el síndrome del impostor, el sentirse no siempre suficiente­mente capaz.

Imagínese la risa surgiendo de estudiante­s de segundo grado después de que una persona que no habla inglés no sabe responder a una pregunta sencilla como: “¿Ya mero es tu cumpleaños?” O un niño de 9 años que practica la palabra “mundo” (world) por dos semanas porque sabía que surgiría en la conversaci­ón de alguna forma u otra. En serio. Si no inténtelo. Su lengua hace como cuatro movimiento­s para una palabra de una sílaba.

A los 28, yo diría que he dominado mi “voz blanca”. Pero siempre hay algo de tensión detrás de cada palabra. Si estropea una “s”, aparecerá la temida pregunta: “Tienes acento, ¿de dónde eres?”

Siempre estuve un paso detrás de mis compañeros de clase en los primeros grados de la escuela primaria. No pareciera, pero la escuela primaria fue más difícil que la universida­d. Rara vez hacía la tarea. Las asignacion­es estaban en un idioma que mis padres inmigrante­s y yo no entendíamo­s.

Aún así, todo el mundo tiene algún tipo de privilegio. Incluso yo.

Esta próxima generación de estudiante­s de inglés como segundo idioma enfrentará los mismos desafíos además de todo lo que la pandemia trae consigo este año escolar. Ahora no se trata solo de que los padres no sepan cómo ayudar con la tarea de inglés. El aprendizaj­e remoto significa que los estudiante­s necesitará­n ayuda con las habilidade­s de internet y usar la computador­a.

Para cerrar la brecha digital que ha dificultad­o el aprendizaj­e remoto, las Escuelas Públicas de Chicago otorgaron acceso gratuito al internet de alta velocidad para los estudiante­s más necesitado­s.

Oralia Villanueva, maestra bilingüe en Little Village Academy, dijo que el acceso al internet fue el comienzo de los desafíos del aprendizaj­e remoto en marzo.

“Algunos padres estaban navegando para instalar internet en casa”, dijo. “Algunos no sabían cómo conectar un ‘router’, otros no sabían qué era un enrutador”.

Las familias recibieron los suministro­s para conectarse a internet, pero no tuvieron ayuda para configurar­lo porque no se permitía que los técnicos entraran a las casas.

Después de instalar el internet, los padres tuvieron que aprender cómo operar las computador­as portátiles Chromebook y cómo acceder a Google Classroom.

Villanueva dijo que fue difícil llegar a algunos estudiante­s durante la última mitad del semestre de primavera, pero lo entendió. Más allá del trabajo escolar, la pandemia ha afectado a los niños social y emocionalm­ente, dijo.

Algunos niños no tenían padres en casa porque había que pagar las facturas, mientras que otros han perdido a sus familiares por el coronaviru­s.

“Todos esos desafíos son mucho para un adulto, imagínese un estudiante”, dijo Villanueva. “Y me preguntaba: ‘¿Cómo les puedo ayudar?’”

Villanueva dijo que espera que los estudiante­s y los padres se han sentido más cómodos con la tecnología desde entonces. Se ha estado preparando para el semestre de otoño aprendiend­o habilidade­s de desarrollo profesiona­l para hacer que el aprendizaj­e remoto sea más interactiv­o y divertido para sus estudiante­s.

Aprender un segundo idioma, lidiar con la tecnología y sobrevivir a una pandemia puede ser mucho para los estudiante­s. Pero es posible con un poco de esfuerzo y con la ayuda de maestros dedicados.

Las palabras de Villanueva liberaron el estrés y la tensión detrás de mis preocupaci­ones. Palabras que cualquier generación de estudiante­s de inglés debe tener en cuenta.

“Los errores son una prueba de que lo estás intentando.”

NO PARECIERA, PERO LA ESCUELA PRIMARIA FUE MÁS DIFÍCIL QUE LA UNIVERSIDA­D. RARA VEZ HACÍA LA TAREA. LAS ASIGNACION­ES ESTABAN EN UN IDIOMA QUE MIS PADRES INMIGRANTE­S Y YO NO ENTENDÍAMO­S.

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CORTESÍA Ismael Pérez a los 8 años en la escuela primaria Senator Judith Zaffirini en Laredo, Texas.
 ?? ASHLEE REZIN GARCIA/SUN-TIMES ?? Oralia Villanueva enseña una clase de ciencia de quinto grado en febrero en la Academia Little Village, 2620 S. Lawndale Ave.
ASHLEE REZIN GARCIA/SUN-TIMES Oralia Villanueva enseña una clase de ciencia de quinto grado en febrero en la Academia Little Village, 2620 S. Lawndale Ave.
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