Posponer obras, si no existen las suficientes vías alternas
El trágico accidente de este lunes en la autopista Interestatal 10 (I-10) a la altura de Sunland Park, que cobró la vida de dos mujeres y dejó cinco personas heridas, pone en evidencia la mala planeación en los trabajos de ampliación de la vialidad.
Es difícil creer que una instancia especializada en este tipo de proyectos, como el Departamento de Transporte de Texas (TxDOT) haya autorizado realizar de manera simultánea el proyecto GO 10 –que abarca la reconstrucción de seis millas de autopista entre North Mesa y Executive Center– y el Border West Expressway, que implica la transformación de 7.4 millas por la Paisano, entre el Centro y Sunland Park.
Siendo la Paisano y la I-10 caminos paralelos, la lógica señala que se arreglara una de ellas antes de comenzar con cambios en la otra, así de simple. De otra manera se condena a los guiadores a vivir un calvario vial todos los días, por varios años, con el riesgo de tragedias como la del lunes.
Considerar que se cuenta con la calle Mesa como ruta alternativa resultaba ingenuo, puesto que bajo condiciones “normales” –sin cierres en la 10 o Paisano– era una de las calles más congestionadas de El Paso.
La falta de liderazgo en la localidad quedó manifiesta antes y después del choque múltiple. Al principio no se alzaron voces para prevenir sobre lo peligroso y tardado que sería transitar por un ‘freeway’ acotado, ni se advirtieron los inevitables embotellamientos en la Mesa.
Después del accidente, hubo cero pronunciamientos de gobernantes –tanto de la Ciudad como del Condado– ante el cierre por 18 horas de un tramo de la I-10, bajo el argumento que era una “escena del crimen”, olvidando el malestar ciudadano y descontrol vial que causó.
La I-10 enlaza las costas Oeste y Este del país, desde Santa Mónica, California –en el Pacífico– hasta Jacksonville, Florida, en el Atlántico. “Estrangular” esta ruta tiene un impacto no sólo local, sino nacional. En busca de caminos alternos, ayer automovilistas se vieron varados por horas en Mesa, Paisano y Transmountain, sin que se viera la intervención de patrullas y agentes pedestres para agilizar el tráfico.
Bajo el argumento de que no hay marcha atrás en la reconstrucción simultánea de la I-10 y de la Paisano –por cuestiones de expiración de fondos presupuestados y miedo a demandas– TxDOT deja abierta la puerta para que ocurra otro percance de esta magnitud en El Paso mientras concluyen los trabajos, dentro de cuatro años.
La semana pasada, El Diario de El Paso publicó reportajes en que se expresa el malestar de la comunidad ante la falta de planeación y el desorden vial que los ha obligado a cambiar incluso su rutina para llegar a sus destinos a tiempo. Entonces todavía no habían ocurrido fatalidades. Posponer las obras, hasta que se garantice la funcionalidad de las vías alternas, es la solución más congruente por el bien de la comunidad, más allá de la sensación de progreso que se pretende ofrecer con tanto cierre de calles.