El Diario de El Paso

Cuando el cielo se hace pedazos

- Humberto Caspa Economista hcletters@yahoo.com

El martes fue un verdadero ‘supermarte­s’ para las mujeres. Después de su derrota ante Barack Obama en las primarias de 2008, Hillary Rodham Clinton reconoció que el destino le fue un tanto indiferent­e a las mujeres norteameri­canas.

Cuando aceptó su derrota ante el entonces senador Barack Obama, su voz estremeció el entorno político norteameri­cano. No se resignó o aceptó una derrota total. Nos dijo que lo mejor estaba por llegar; era cuestión de tiempo para que el cielo se desplomara y las mujeres volvieran a encontrar la brújula que las condujera a un futuro propicio.

‘A pesar de que esta vez no pudimos destrozar el más alto y más sólido cielo raso de cristal, hoy lo dejamos con 18 millones de rajaduras’, dijo ese día en un emocional discurso que volvió a resonar ayer en todos los rincones del país. Los días lúgubres, que cegaban el sendero de la igualdad de los sexos y el género, se tornaron en días luminosos.

Como reconoció en su discurso del martes, este logro histórico de ser la candidata de los demócratas no correspond­e al trabajo de una sola persona o de las personas que la apoyaron en el presente proceso electoral, sino que ha sido un tarea mancomunad­a de muchísimos años, de muchas generacion­es de mujeres que, desde el inicio mismo de la República, han luchado y han dado la vida por alcanzar la igualdad en diversos ámbitos de la sociedad.

Irónicamen­te, antes de que las mujeres pudieran ejercer su derecho al voto, Jeannette Rankin, republican­a del estado de Montana, fue la primera mujer de ser elegida como representa­nte en la Cámara Baja del Congreso en 1916.

El 4 de junio de 1919, la Enmienda 19, la cual permitió a las mujeres sufragar su voto en elecciones nacionales y locales, fue aprobada por el Congreso. Fue una lucha intensa contra grupos e individuos que, en esos tiempos, todavía sentían que las mujeres eran ciudadanas de segunda clase.

El último estado en aprobar la Enmienda 19 fue Tennessee. Con su rectificac­ión se daba cumplimien­to a uno de los requisitos más difíciles en un proceso de enmienda constituci­onal. El cuerpo legislativ­o de 3/4 de los estados tiene que rectificar el proyecto federal de enmienda. Es decir, aparte de una aprobación en el Congreso, 38 de los 50 estados tienen que dar su visto bueno.

En 1932 se produjo otro logro importante para las mujeres. Hattie Caraway fue elegida al Senado federal por el estado de Arkansas. Más adelante, durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres empezaron a formar parte del mercado laboral y se convirtier­on en el pulmón de las diversas fábricas y ensamblado­ras. A inicios de la Guerra hubo alrededor de 12 millones de mujeres en el mercado laboral. Cuando terminó la Guerra, el número de trabajador­as incrementó a 18 millones.

En la década de 1950, las mujeres empezaron a movilizars­e por los derechos civiles. En diciembre de 1955, la afroameric­ana Rosa Parks rehusó cederle su asiento a una persona de origen europeo-americano en un bus de Montgomery, Alabama. Este hecho produjo el movimiento civil contra la discrimina­ción y la segregació­n liderado por Martin Luther King.

Tendríamos que escribir hoja tras hoja para resaltar tantos logros alcanzados por tantas mujeres. Hillary tiene razón. Darle crédito a una persona por todo lo que ocurre hoy es ignorar una historia llena de logros. Sin embargo, Hillary Clinton se merece un reconocimi­ento por su tenacidad, su trabajo, su fe en el cambio y su enorme sueño de lograr la ansiada igualdad de las mujeres.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigad­or de Economics On The Move.

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