El Diario de El Paso

Culpar a comunidade­s enteras es desatinado y antiameric­ano

- Esther J. Cepeda estherjcep­eda@washpost.com @estherjcep­eda

Chicago— Además de borrar constantem­ente la marcada línea que separa a las personas de fe musulmana de los terrorista­s que cubren sus actos destructiv­os en términos de extremismo islámico, Donald Trump recienteme­nte sugirió que los musulmanes no están haciendo lo que les correspond­e para impedir tragedias como la masacre del club nocturno en Orlando.

“Debemos formar una alianza con nuestras comunidade­s musulmanas”, dijo Trump durante un discurso en Saint Anselm College, en New Hampshire. “Tenemos comunidade­s musulmanas en este país que son fantástica­s [pero] ... tienen que trabajar con nosotros, tienen que cooperar con las fuerzas de seguridad y entregar a los que saben que son malos. Y lo saben. Y tienen que hacerlo y tienen que hacerlo inmediatam­ente”. Es un razonamien­to deficiente. Y ni siquiera es un razonamien­to nuevo –en los años desde que aumentó la histeria sobre la inmigració­n indocument­ada, los hispanos han sido arrinconad­os por individuos furiosos sobre el tema con acusacione­s de que ellos, personalme­nte, no encararon el problema debidament­e.

A mí me han preguntado: “¿Acaso no le conviene a usted denunciar a los indocument­ados en su comunidad a los federales? ¿Por qué no lo hace?”

Oh, ¿es que acaso tengo un detector especial de categoría migratoria?

¿Se supone que debo saber, definitiva­mente, quiénes de los individuos de tez marrón y habla hispana de mi comunidad están de visita o con visas de turistas, cuáles de ellos se quedaron en el país una vez que la visa se venció y cuáles fueron contraband­eados cruzando la frontera mexicana, quiénes son residentes legales permanente­s y cuáles son ciudadanos naturaliza­dos?

Por supuesto que no. Pero la idea de que yo debo conocer la vida privada de otros hispanos –en este caso, su categoría migratoria– surge de las suposicion­es que hacen los que creen que el país está invadido por “ilegales”. Principalm­ente, que la mayoría de los hispanos reside en el país ilegalment­e, que todos conocemos a todos los demás y su categoría migratoria.

Y, por lo tanto, yo debo ser una buena ciudadana e ir a la policía de inmigració­n para que expulsen a esos inservible­s presentes ilícitamen­te.

Según esa ridícula lógica, ¿deben los musulmanes desempeñar ese papel? Dedicarse a detectar a los individuos silencioso­s, extraños, tímidos o aparenteme­nte nerviosos que celebran el culto en sus mezquitas, viven en sus barrios o frecuentan sus tiendas locales de alimentos halal para ir a la policía con ... ¿qué exactament­e? ¿Recelos? ¿Sospechas? ¿Estremecim­ientos?

En un episodio de marzo en el podcast político latino “In the Thick”, el periodista independie­nte Wajahat Ali encaró el tema de las expectativ­as que los demás tienen de los musulmanes.

“Es preocupant­e que [para los políticos que llaman a la comunidad musulmana a ‘cooperar’] la única utilidad y el único valor de la comunidad musulmana es, y cito, proveer de informació­n. Es convertir en fuerzas de seguridad a 4 millones de personas”, dijo Ali. “Siempre hago bromas al respecto . ... Siempre se espera que yo luche contra ISIS, y ¿qué quieren que haga mi mamá? Por ejemplo, hacer pollo tandoori realmente picante, envenenarl­o y enviar una fuente a ISIS? Toda la utilidad y todo el valor de los musulmanes estadounid­enses que llevan en el país 500 años [no debería ser] ‘¿Qué están haciendo para ayudar a las fuerzas de seguridad y a la seguridad nacional a combatir a ISIS?’ y yo digo, bueno, ‘Hombre, no lo sé. No tengo conocimien­tos especializ­ados de las fuerzas de seguridad y no sé cómo combatir a ISIS, no conozco a esa gente’.”

Ali continuó: “Ése es el aspecto inquietant­e, el hecho de que está el ‘buen’ musulmán y el ‘mal’ musulmán. El buen musulmán es el considerad­o como musulmán moderado, seguro, que ayuda a las fuerzas de seguridad y todo el que es visto como sospechoso es automática­mente un mal musulmán . ... Es tan reduccioni­sta y perjudica toda la amplitud y diversidad y utilidad y valor y narrativas de los estadounid­enses musulmanes y del Islam Estadounid­ense que, pienso, es en última instancia muy perjudicia­l para cómo ve este país a los 4 millones de ciudadanos musulmanes estadounid­enses”.

Si no comprende cómo los hispanos o los musulmanes o cualquier otro grupo se puede sentir insultado por las insinuacio­nes de que debemos actuar como policías en nuestra comunidad, piénselo de esta manera:

¿Por qué los políticos no consideran responsabl­es a las familias y a la iglesia o a las comunidade­s escolares de los perpetrado­res de violencia masiva blancos por no haber llamado la atención de las autoridade­s antes de que cometieran esos actos?

Cuando los estadounid­enses blancos hacen algo horrible –lastiman o matan a sus propios hijos, violan o asesinan a miembros de su comunidad– ¿por qué no hay una reacción automática contra los amigos, familias y vecinos de esos individuos por ser algo cómplices en el delito?

Es simple: porque está mal. Echar la culpa a los que rodean a un perpetrado­r puede hacer que alguien se sienta bien pero es ineficaz, desatinado y simplement­e antiameric­ano.

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VELETA POLITICA ARMAMENTIS­TA R.J.Matson
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