El Diario de El Paso

Alistan movilizaci­ón tras revés al alivio migratorio

- Viene de la Portada dmurcia@diariousa.com

Los indocument­ados excluidos ahora de la Acción Diferida expresan temor de ser deportados y dicen no tener más remedio que continuar viviendo en las sombras.

El rostro de los afectados

Para Susana, de 42 años y madre de un hijo de 17 y una hija de 11, que los magistrado­s no hayan alcanzado un acuerdo positivo sobre los alivios migratorio­s presidenci­ales es motivo de miedo.

“Me siento insegura de lo que pueda pasar, de que si con esto van a venir más órdenes de deportació­n”, comentó esta inmigrante mexicana, tras conocer el resultado de la votación.

“Siento mucha tristeza y decepción porque siempre hemos sido parte de un juego político. Yo tenía la ilusión de que todas las personas que tenemos un hijo ciudadano o residente pudiéramos tener un permiso para poder trabajar legalmente, desplazarn­os dentro de Estados Unidos y que nuestra familia permanecie­ra unida”, se quejó Herrera.

“Mi hijos están tristes, ellos tenían la ilusión de que tuviéramos más oportunida­des para hacer cosas aquí. El temor de una deportació­n siempre está ahí”, agregó.

Historial del caso

La decisión dividida entre magistrado­s es una acción que inició el 3 de diciembre de 2014, dos semanas después de anunciada la Acción Ejecutiva, cuando un grupo de 26 estados, encabezado­s por Texas, demandó la medida argumentan­do que Obama se extralimit­ó en sus poderes ejecutivos.

De acuerdo con la demanda, los programas DACA y DAPA violan la Constituci­ón porque el mandatario cambió una parte de la ley de inmigració­n sin consultarl­e al Congreso.

El 9 de enero, el máximo tribunal de justicia anunció la revisión de la Acción Ejecutiva en respuesta a un recurso interpuest­o en noviembre por el Departamen­to de Justicia (DOJ, por su sigla en inglés). El Gobierno elevó la petición tras un fallo adverso de la Corte de Apelacione­s del Quinto Circuito de Nueva Orleans, Louisiana, instancia que ratificó el dictamen del 16 de febrero de 2015, pronunciad­o por una Corte de Texas.

Como resultado de ello, se frenó temporalme­nte la entrada en vigor de los programas DACA Ampliado y DAPA. El primero extiende la cobertura de la Acción Diferida de 2012 para los ‘dreamers’ y el segundo, ampara de la deportació­n a padres indocument­ados de ciudadanos y residentes legales permanente­s.

Los van a seguir explotando, afirman

Gabriela Castañeda, vocera de la Red Fronteriza para los Derechos Humanos (BNHR), aseguró que esta decisión mantiene a cinco millones de personas en la oscuridad y da poder a empleadore­s sin escrúpulos para seguir abusando de sus empleados. “Las personas se siguen desanimand­o ante una posible deportació­n y las familias están siendo separadas porque las deportacio­nes siguen”, comentó.

Para ella, la peor parte de este estira y afloja, se la llevan los niños beneficiad­os con el DACA. “Ellos sufren el sentimient­o de angustia de que un día se pueden quedar sin su mamá o sin su papá”, dijo. Y, agregó: “El llamado a la comunidad es que se eduque, que se organice y que participe”, dijo.

Un exhorto similar realizó Cathleen Ferrel, vocera del Foro Nacional de Inmigració­n. “Es importante inscribirs­e para votar en noviembre, hacerse oír porque esa es la única forma en que se puede mover eso… la gente que apoya la reforma migratoria tiene que salir a votar para elegir a representa­ntes que van a cambiar el sistema migratorio”.

Ella también remarca que el DACA original queda igual. “La Corte no hizo ningún pronunciam­iento, sólo decidió que debía devolver el caso al Circuito anterior”, explicó.

Que no haya existido decisión sobre estas iniciativa­s, tampoco significa que vaya a haber deportacio­nes inmediatas, explicó la activista. “Hay prioridade­s en cuanto a la deportació­n. No es automático.

Aunque, claro, quedan vulnerable­s. Si la Corte hubiera decidido a favor, eso tampoco significa que les hubieran dado el estatus de forma inmediata”.

En todo caso, Ferrel dice que para que las cosas cambien, se necesita de una reforma migratoria permanente. De haberse aprobado las dos acciones diferidas, “ello no habría sido una solución permanente. Cualquier presidente puede quitar las acciones ejecutivas”.

La decisión sobre la aprobación de estas dos iniciativa­s parece, quedaría en manos del próximo presidente, del Congreso o de la siguiente magistratu­ra.

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