¿Por qué nos odian?
Los Ángeles— Esta semana, la cadena CNN produjo un programa coordinado y conducido por Fareed Zakaria sobre el terrorismo y la cultura norteamericana. ¿Por qué nos odian?, insinuaba y compartía sus ideas el conductor del programa con académicos y personas especialistas en el tema.
De acuerdo a lo divergido en CNN, existe una variedad de argumentos y motivos que incitan al desencadenamiento de atentados terroristas contra la población europea y estadounidense.
En la Universidad Nacional Autónoma de México, el profesor de Relaciones Internacionales Martín Íñiguez sugiere que el elemento inicial de los atentados de Francia y otros sucesos terroristas acaecidos en Europa tienen raíces económicas y luego se transfiguran en la religión.
De acuerdo a esta perspectiva, algunos jóvenes europeos, quienes étnicamente pertenecen a algún país del Medio Oriente, sufren de los descalabros de la globalización económica y la discriminación. Las oportunidades de trabajo son minimizadas por el prejuicio de los empleadores. Lo anterior afecta el diario vivir de los grupos minoritarios islámicos y, en algunos casos, los encamina a comportamientos irracionales, altamente radicales.
Por ejemplo, Abdelhamid Abaaoud, el militante de ISIS que mató a 130 personas inocentes en Paris, sintió los efectos del creciente rechazo de la población europea y buscó una excusa para cometer una atrocidad contra la población parisina. “Toda mi vida ha visto fluir la sangre de la gente islamita. Rezo que Dios los destroce su cuerpo a todos los que se oponen [a nuestra religión] y los extermine”, expresó.
Aparte de la economía, nos dice Zakaría, el odio de los terroristas islámicos está centrado en la religión y en la modernidad de la cultura occidental.
“Los terrorista islámicos no sólo odian a Estado Unidos o a Europa Occidental, sino odian a toda la modernidad del mundo, particularmente odian a los islámicos que adquieren la cultura moderna [del Occidente]”, manifestó.
En este sentido, la religión tiene un papel más preponderante que la economía en los casos de terrorismo en Estados Unidos. Por ejemplo, Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik, terroristas de San Bernardino, fueron adeptos fundamentalistas del Islam. Malik, especialmente, se crió en un ambiente altamente conservador en Arabia Saudita; estudió en un seminario para mujeres islamistas. Los dos se casaron en La Meca, la ciudad más importante de la religión islámica. El historial de estas personas hace notar su sesgo ultraconservador y su repulsión por las costumbres y libertades de la sociedad norteamericana.
Asimismo, Omar Mateen, terrorista del night club gay Pulse en Orlando, se caracterizó por su profundo prejuicio contra grupos del LGBT, aunque algunos analistas especulan que Mateen negaba su aparente sexualidad gay.
Fundamentalistas como Mateen condenan los derechos de las mujeres y su nueva posición en la política y en el mercado de trabajo. De acuerdo a los “valores” de esta gente, las mujeres deben ser dependientes y deben ser un complemento y no un sujeto independiente del hombre. Los derechos de los gays y lesbianas, según su perspectiva, son como una “abominación” de la modernidad.
Cualquiera que sea el motivo, el odio a la cultura occidental no se justifica ni por quienes cometen atrocidades terroristas ni mucho menos por parte de aquellos que tienen la consigna de discriminar a las personas por su nacionalidad o etnia.