Utilizó novio a migra para introducir mariguana a EU
Él ya salió libre; ella saldrá en el 2022
Del Río, Texas – Todo comenzó cuando una lima le pegó a Raquel Esquivel en la cabeza. Buscando por todo el supermercado de la cadena HEB en Del Río, vio a dos viejos amigos de high school —Diego Esquivel y Ramón Patuel— jugando en el área de frutas y verduras.
“Les dije, ‘Oigan, me pegaron con una lima’ y así comenzó la conversación”, recordó. Raquel Esquivel se había ido de su ciudad natal después de graduarse de la high school en 2002 y no había visto a Diego Esquivel (no son familiares) hasta su encuentro casual cinco años después. Intercambiaron números, y ella les comentó que estaba a unas semanas de partir a un entrenamiento de la Academia de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos.
No queda claro si lo que siguió cuenta como una historia de amor o un relato con final triste de una caída cuesta abajo, pero al final Raquel y Diego terminaron en una prisión federal. Ése es uno de los riesgos cuando una agente de la Patrulla Fronteriza se involucra con un narcotraficante.
Raíces en la frontera
Raquel Esquivel, Diego Esquivel y Ramón Patuel crecieron en Del Río, una ciudad fronteriza de apenas 35 mil habitantes, y asistieron a la Del Río High School. Diego nació del otro lado del río, en Ciudad Acuña, Coahuila. Raquel creció hablando principalmente español, y viajaba a México casi cada domingo para asistir a una iglesia Protestante que su abuela inició en una pequeña villa en las afueras de Acuña.
“Toda esta historia de amor acerca de cómo nos enamoramos y yo la manipulé no fue cierta en absoluto”, Diego Esquivel — narcotraficante convicto.
Raquel comenzó de porrista desde cuarto año y continuó a lo largo de casi toda la high school. “Esa era mi pasión”, comentó. Se dedicó a eso con gusto mientras trabajaba como mesera en el Ramada Inn. Después de su graduación en 2002, se mudó 160 kilómetros al Oeste —a Hondo, Texas— y conoció al que sería el padre de sus hijos. Llevaron una relación de estira y afloja hasta que ella regresó a Del Río en 2006.
Raquel comentó que ella no conoció bien a Diego en la escuela. Luego de su encuentro fortuito en el súper mercado salieron un par de veces, pero no era algo serio”, comentó.
Raquel contempló adquirir un empleo como agente de La Ley, algo que —según dijo— jamás había considerado hasta que vio un anuncio de vacantes en la Patrulla Fronteriza en un cine local.
“Me dije, ‘me pregunto si podría completar eso’”, comentó. “Era mamá soltera, batallando. Hablaban del entrenamiento, y me gustó el reto”.
Cuando regresó de su entrenamiento de 17 semanas, Raquel y Diego reanudaron su relación. Eso sería un grave error para la aprendiz de Agente de la Patrulla Fronteriza.
‘Mala influencia’
Diego tenía un empleo diurno en la Base de la Fuerza Aérea Laughlin. Raquel expresó que ella creía que él trabajaba ahí como conserje. Sin embargo sería su otra ocupación la que los arrastraría cuesta abajo.
De acuerdo con documentos en poder de la Corte, Diego creía que Raquel supo desde muy temprano en la relación, que Patuel y él contrabandeaban mariguana por la frontera para narcotraficantes mexicanos, y que “ella sólo tendría que cuidarse”.
Diego y Patuel controlaban una organización de introducción de mariguana en Del Río desde mayo del 2006, de acuerdo con documentos de la Corte previos a la sentencia, que The Tribune obtuvo. Los dos usaban el Lago Amistad y el Río Pecos para contrabandear drogas hacia los Estados Unidos, actuando como guías, descargando la mariguana y ayudando con el transporte, de acuerdo con el reporte. En su testimonio, Diego admitió que se había involucrado en el tráfico de mariguana desde el 2002 y cruzó docenas de cargamentos antes de relacionarse con Raquel.
Luego de reanudar su relación, según documentos de la Corte, Raquel comenzó a darle información a Diego sobre cuáles carreteras tomar, ubicaciones de los sensores y cuándo monitoreaban los oficiales la rampa del Río Pecos. Diego además testificó que Raquel le dio un uniforme y una gorra de la Patrulla Fronteriza. Desde su celda en prisión federal, Raquel negó vehementemente las acusaciones de Diego y lo acusó de fabricar los alegatos de la ropa. Observó que los fiscales no presentaron los supuestos regalos en el juicio, y tampoco demostraron que faltara algún uniforme.
Los atraparon
Diego y su socio, Patuel, contrabandearon con éxito dos cargas de mariguana con la información de la agente, pero los agarraron mientras transportaban el tercer cargamento, de acuerdo con documentos de la Corte. Diego, Patuel y Shannon Wayne Pierce fueron arrestados en diciembre de 2007 bajo cargos federales. A Diego le imputaron cargos de conspiración para poseer más de mil kilogramos de mariguana con la intención de distribuirla. Raquel fue despedida de la Patrulla Fronteriza en marzo de 2008 —mientras aún estaba en libertad bajo fianza— y fue arrestada dos meses después bajo el mismo cargo.
¿Amor o dinero?
Cuando Raquel se presentó a su juicio en abril de 2009, sus abogados intentaron convencer al jurado que ella era una agente cegada por el amor hacia el chico de su ciudad natal que resultó ser un narcotraficante, dándoles inocentemente a Diego y a Patuel información dada su relación íntima con Diego.
Durante su testimonio, Diego admitió que veía a Raquel como su novia, usando la posición de ella para mantenerse a salvo.
“Le hice un par de preguntas y ella las contestó”, testificó en el juicio de ella. “Me dijo qué hacer y qué no hacer mientras estaba allá. Supongo que me estaba cuidando”.
Sin embargo los fiscales argumentaron que Raquel no era inocente. Presentaron el testimonio de Alonso García, un narcotraficante convicto y conocido de Raquel, quien testificó que ella tenía una gran cantidad de mariguana antes de unirse a la conspiración de contrabando de Diego y Patuel.
Raquel Esquivel aún estaba en entrenamiento para volverse agente de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos cuando se involucró románticamente con un narcotraficante. Los fiscales de la Agencia de Protección de Aduanas y Frontera también argumentaron que Raquel disfrutaba de las ganancias de las operaciones de Diego. Él testificó que le compraba zapatos y perfume y pagaba sus víveres con el dinero del narcotráfico. Agregó que nunca le pagó en efectivo por su ayuda.
El 30 de abril de 2009, un jurado encontró culpable a Raquel de conspiración para poseer con intención de distribuir. “Toda esta historia de amor acerca de cómo nos enamoramos y yo la manipulé… no fue cierta en absoluto”, declaró Diego a The Tribune durante una entrevista telefónica reciente. Raquel también dice ahora que ellos nunca fueron novios oficialmente.
Él se le volteó
Diego se declaró culpable de conspirar para poseer mariguana con intención de distribuirla y fue sentenciado a siete años en prisión y cinco más de libertad condicional. Aceptó testificar contra Raquel. “Quiero reducir mi condena”, dijo a la Corte.
Durante su testimonio, Diego describió la operación de contrabando y listó nombres de la gente involucrada en el tráfico. “A fin de cuentas, todos sabíamos en lo que nos estábamos metiendo”, expresó en una entrevista reciente. “Simplemente estábamos viviendo el momento —gente joven ganando dinero e inconscientes de todo lo que podría pasar”.
Raquel conservó su alegato de inocencia a lo largo de todo su juicio, y hasta la fecha. Sin embargo, los testimonios de Diego y Patuel pesaron mucho sobre ella.
“Él mantenía rollos de dinero en su departamento”, recordó. Mirando hacia atrás, lamenta no haberse dado cuenta de lo que estaba sucediendo, pero no lo consideraba su novio.
Durante una entrevista de una hora desde su prisión, Raquel repetidamente negó haber dado a Diego detalles acerca de cómo evitar ser atrapado mientras cruzaba la frontera con cientos de kilogramos de mariguana, y proporcionó de buen grado su reporte de presentencia sellado a The Tribune como evidencia de que no tiene algo que ocultar.
Alega que Diego modificó los hechos para salvarse, incluyendo el tergiversar una conversación inocente y genérica acerca de cómo funcionan los sensores de la Patrulla Fronteriza convirtiéndola en una falsa acusación de que ella le daba las ubicaciones específicas de los sensores.
“A él le iban a dar una condena muy larga. Es un niño bonito.”, dijo. “De ninguna manera iba a durar todo ese tiempo”.
Sin piedad de la Corte
La juez de Distrito de los Estados Unidos Alia Moses presidió el caso de Raquel. De acuerdo con registros de la Corte, mostró poca simpatía hacia la exagente durante su audiencia de sentencia en noviembre de 2009.
Moses, nombrada por el entonces presidente George W. Bush en 2002, es famosa por ser dura con Inmigración y ha manejado muchos casos de corrupción de Del Río.
“¿Es esto lo que enseñarás a tus niños?”, preguntó Moses a Raquel. “¿Que vendes a tus compañeros y vendes todo lo que deberías defender, por un par de zapatos? Eso es vergonzoso. Es triste. Es repulsivo y repugnante”.
Su abogado, Gregory Torres, dijo que no le sorprendía la dureza de la sentencia que recibió Raquel. El rango de sentencia era de 151 a 188 meses, de acuerdo a los expedientes. La sentenciaron a 15 años.
“A los agentes de la Patrulla Fronteriza los sujetan a estándares más altos, y así debe ser”, explicó Torres. “No puedes ponerte una chamarra de los Spurs y jugar para los Rockets”.
Raquel aún se pone un uniforme verde todos los días, pero no es el de la Patrulla Fronteriza. Ahora usa un jumper del Buró Federal de Prisiones.
Los tres narcotraficantes involucrados en el caso —Diego Esquivel, Patuel y Pierce— terminaron ya su condena y los liberaron, pero Raquel continuará en la cárcel hasta el 2022.