• Latinos temen más represión y desconfianza hacia minorías
Dallas— La comunidad latina teme que el ataque a los policías de esta ciudad aumente la tensión y la desconfianza hacia las minorías, y que esto resulte en posibles abusos.
“El ambiente en la ciudad está muy tenso y la policía está asustada. A todos nos tomó por sorpresa tanta violencia”, dijo Héctor Flores, ex director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).
El activista insiste que casos de violencia con tintes racistas “no pueden seguir cobrando más vidas” ya que considera que derramando sangre no es la forma de remediar estas diferencias.
Reconoció que aquí y en otras urbes estadounidenses la Policía ha cometido excesos contra la comunidad afroamericana, “pero no por eso vas a matar a policías. Así no se hace justicia”.
Flores considera que este atentado puede afectar la relación entre la Policía y los latinos, si los agentes comienzan a ver a toda minoría como un posible agresor.
Se dijo preocupado de que a raíz de lo sucedido las autoridades limiten su derecho a manifestarse, debido a que la emboscada ocurrió mientras los policías mantenían el orden en una protesta por el asesinato de dos afroamericanos en Minnesota y Luisiana.
“Nosotros hemos hechos las protestas más grandes en el país en los últimos años, pero ahora cuando digas ‘protesta’ las autoridades se pondrán a la defensiva porque pensarán que es otra emboscada en su contra”, dijo Flores.
Tereso Ortiz, director de Casa de Guanajuato en Dallas, una organización que lucha por los derechos de la comunidad Hispana, hizo eco de tales preocupaciones.
“Esto es algo que afecta no solo a las víctimas, nos afecta a todos los que vivimos aquí porque es mucha la tensión es mucha y no sabemos qué medidas piensan tomar las autoridades”, comentó.
Las tensiones entre la Policía de Dallas y la comunidad latina se remontan a julio de 1973, cuando un agente mató al niño Santos Rodríguez, de 12 años, mientras le apuntaba una pistola y lo interrogaba sobre el robo de 8 dólares de una máquina dispensadora de dulces.
Esa tragedia marcó una larga historia de relaciones conflictivas entre la policía de Dallas y la comunidad hispana. Decenas más de afroamericanos e hispanos en Dallas han muerto
en incidentes injustos a través de los años.
“Las relaciones de nuestra comunidad con la policía de Dallas han estado tensas desde el momento que mataron a Santos Rodríguez”, explicó Domingo García, presidente de LULAC 102. “En el 1984, 17 latinos y dos afroamericanos murieron indebidamente en manos de la policía de Dallas”.
García tiene fe que el jefe de la Policía de Dallas David Brown, un afroamericano, va a conminar a sus agentes a que respeten los derechos civiles de las minorías y no haya venganza por la masacre de sus compañeros.
Sin embargo, “me preocupa que todos estarán nerviosos. La policía estará en temor por su seguridad, igual a los civiles”, dijo.
Otros latinos creen que la Policía tratará a los activistas con respeto, a menos que los provoquen.
El sargento Gil Cerda, policía jubilado y ahora activista, dijo haber observado por
televisión que los manifestantes gritaban consignas agresivas hacia los policías, tales como “¡Enjuicien a estos policías asesinos!”
“Aunque muchos dijeron que la protesta fue pacifica, a mi molestó ver que algunos agredían a los agentes”, dijo Cerda. “Aun, se me ocurrío que en algún momento, en Dallas o en otro lugar, las tensiones raciales que estamos viendo en este país iban a estallar en violencia”.
Pero Cerda también conoce la historia de relaciones tensas en Dallas. Fue el enlace de la policía con la comunidad hispana y opina que las relaciones han mejorado en años recientes.
“En tiempos pasados, yo supe de casos horribles que ocurrían con frecuencia. Cuando arrestaban a un Latino, los agentes lo golpeaban. Y, cuando un inmigrante indocumentado sufría abuso, los agentes sabían que él no iba a reclamar a nadie”.