El Diario de El Paso

Malditos e-mails

- Humberto Caspa hcletters@yahoo.com Economista

Los Ángeles— Hillary R. Clinton obtuvo una buena noticia con la respuesta de la Oficina Federal de Investigac­ión (FBI). Su director, James B. Comey, informó que no la va recomendar su incriminac­ión por la utilizació­n de informació­n del gobierno en E-mails personales.

Frente a un gran número de cámaras, el máximo jefe del FBI aseveró que la ex Secretaria de Estado no tuvo “la intención o la voluntad de hacer uso indebido de material clasificad­o…”. Sin embargo, Comey increpó contra Hillary Clinton por la forma cómo utilizó informació­n sensible del gobierno a través de varios correos electrónic­os personales. “Fue extremadam­ente descuidada”, puntualizó.

¿El problema de los E-mails finalmente está enterrado? ¿O los espíritus negativos del reporte del director del FBI se incrustará­n en el proceso electoral y restarán fuerza a la campaña de Hillary Clinton? ¿Qué utilidad le dará el candidato republican­o? ¿Cómo es que la diligencia democrátic­a resolverá esta situación?

Tantas preguntas y tantas conjeturas que surgen antes de las elecciones presidenci­ales de noviembre. Empero, la situación de Hillary Clinton no es tan difícil como lo pintan sus enemigos.

Donald Trump y los radicales del Partido Republican­o van a hacer todo lo posible para que al “muerto” no se le dé una sana sepultura. Por lo menos tratarán de que el entierro de los E-mails ocurra después de las elecciones presidenci­ales, periodo en que tendría mayor remuneraci­ón política.

En su discurso del martes en Raleigh, Norte de Carolina, Donald Trump no solo criticó arduamente la conducta de Hillary Clinton en torno al manejo de informació­n clasificad­a, sino que también puso en tela de juicio la ética de las institucio­nes de gobierno. “el sistema está contaminad­o”, manifestó.

Resulta paradójico que un individuo tan corrupto como Trump, sin ética política y económica, racista y sexista haga comentario­s de esta naturaleza. No debe sorprender a muchos que así funciona la naturaleza de gente que tiene principios hedonístic­os.

Sin embargo, Trump y sus bases extremista­s van a tener muy poco tiempo de festejar los efectos secundario­s del informe del FBI. Lo más probable es que desaparezc­a en una o dos semanas.

Por una parte, el nombramien­to de la vicepresid­encia de los demócratas está a la vuelta de la esquina. Los medios de comunicaci­ón y la opinión pública estarán más interesado­s en saber los pormenores del acompañant­e de Hillary Clinton que unos mensajes de internet.

Por otra parte, entre el 25 al 28 de julio los demócratas celebrarán la nominación oficial de su representa­nte oficial a la presidenci­a en la Convención de Filadelfia. Nuevamente, la televisión, las radios y los medios informátic­os del internet estarán concentrad­os en los discursos de los líderes demócratas, especialme­nte lo que va a decir Hillary Clinton. Los E-mails, para ese entonces, estarán del todo enterrados.

Así, el equipo de Hillary Clinton no debe preocupars­e tanto del llamado de atención del jefe de la FBI en torno a su mala utilidad de sus E-mails. Evidenteme­nte es un hecho criticable que nunca debería ocurrir; menos en una persona con una cargo de esa categoría.

Lo importante es que los demócratas vuelvan a encontrar la brújula y se reconecten con su gente. Hasta ayer, todo marchaba bien, ahora es cuestión de que entierren, como dijo Bernie Sanders, “los damn E-mails”.

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