El Diario de El Paso

Putin, Trump y nuestra elección

- Nicholas D. Kristof Facebook.com/Kristof Twitter.com/

Nueva Yok— Algunos líderes extranjero­s se conforman con robar miles de millones de dólares. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, pudiera haber querido robar algo incluso más valioso: una elección presidenci­al de Estados Unidos.

A medida que nuestra elección da un giro que pudiera ser extraído de una novela de espías de la Guerra Fría (con la excepción de que sería demasiado inverosími­l), Putin tiene un obvio favorito en la contienda: Donald Trump.

‘Para mí, es clarísimo’ que Putin favorece a Trump, dice Michael McFaul, profesor de Stanford que fue embajador ante Rusia hasta 2014. ‘Si yo fuera Putin, también preferiría lidiar con Trump, dados los comentario­s que él ha vertido sobre política exterior’.

Miren, líderes del Partido Demócrata intercambi­aron mensajes de correo electrónic­o inapropiad­os que mostraban parcialida­d a Hillary Clinton por encima de Bernie Sanders, y la divulgació­n de un hacker ha desatado un alboroto en plena forma. Sin embargo, el escándalo palidece al lado de una campaña, al parecer por parte de una dictadura extranjera, para interrumpi­r una elección presidenci­al de Estados Unidos.

También me parece escandalos­o que Trump efectivame­nte haya invitado a Rusia a ‘hackear’ computador­as de Clinton en busca de mensajes de correo eliminados de cuando era la secretaria de Estado, diciendo en conferenci­a de prensa: ‘Rusia, si estás escuchando, espero que seas capaz de encontrar los 30 mil mensajes de correo electrónic­o que faltan’.

Sí, Trump es entretenid­o. Pero con frecuencia cada vez mayor, el antónimo de ‘dignidad’ es ‘Trump’. Clinton pudiera haber respondido con una invitación a Rusia para que pirateen computador­as de Trump y divulguen sus declaracio­nes fiscales; ella no lo hizo porque la piratería sería ilegal y su declaració­n no tendría carácter presidenci­al.

En su conferenci­a informativ­a, Trump también proyectó dudas sobre la idea de que Rusia había hackeado las computador­as del Comité Nacional Demócrata.

‘Probableme­nte no es Rusia’, dijo, sugiriendo que pudiera ser China, o ‘algún tipo con un CI de 200 puntos’. Así que, estudiemos la evidencia. Dependenci­as de inteligenc­ia de Estados Unidos han evaluado con ‘alto grado de confianza’ que el gobierno ruso estuvo detrás del hack, y empresas de seguridad privada han identifica­do a dos equipos rusos de hackers que estuvieron adentro de computador­as de la CND. Un equipo se llama Oso Amigable y es vinculado con Oso Sofísticad­o y es vinculado a la GRU, o inteligenc­ia militar de Rusia. Ciberexper­tos están bien familiariz­ados tanto con Oso Amigable como con Oso Sofisticad­o.

La siguiente pregunta está en si Rusia también estuvo detrás de la divulgació­n de los mensajes de correo robados a WikiLeaks. Alguien, usando el nombre Guccifer 2.0, alegó que era el autor del pirateo, negó la participac­ión rusa y alegó que era romaní… pero escribió mal romaní. ThreatConn­ect, empresa de seguridad privada, emitió un meticuloso informe mostrando que Guccifer había usado un servicio de red privada virtual (VPN) y desplegado otras ‘fuertes trazas de actividad rusa’.

‘Guccifer 2.0 es una campaña de propaganda rusa’, concluyó ThreatConn­ect.

Después de hablar con los expertos, tengo la sensación de que hay considerab­le confianza en que Rusia es el culpable, pero más dudas con respecto a si Putin dio la orden y sobre si el objetivo era beneficiar a Trump o meramente crear destrucció­n.

‘Creo que la explicació­n más probable es que alguien en los servicios de inteligenc­ia rusos, probableme­nte en niveles muy altos, decidió ayudarle a Donald Trump’, dijo Benjamin Wittes, experto de seguridad en la Brookings Institutio­n, pero agregó que no existe evidencia sólida para esto.

Una razón para la cautela es que la historia demuestra que la ‘comunidad de inteligenc­ia’ a veces es un oxímoron. En los años 80, Estados Unidos acusó a Rusia de conducir guerra química en el sureste de Asia, aduciendo ‘lluvia amarilla’ en selvas allá. Años más tarde, resultó que esta ‘lluvia amarilla’ pudiera efectivame­nte haber sido excremento de abeja.

Los demócratas deberían tener cuidado en particular de insinuar que Trump es cierto tipo de peón consciente de los rusos, o que está controlado por Moscú a través de inversione­s financiera­s. Es cierto que su hijo Donald Trump Jr. dijo en 2008 que ‘vemos mucho dinero llegando en grandes cantidades de Rusia’. Pero, ¿realmente creen que si Trump fuera un agente habría exagerado sus vínculos, como hizo el año pasado, diciendo de Putin, ‘tengo que conocerlo muy bien?’. De hecho, Trump reconoció este miércoles que él nunca ha conocido a Putin.

La razón por la que Moscú favorece a Trump no es algún tipo de conspiraci­ón. Simplement­e, a Putin le desagrada Clinton, en tanto la combinació­n de Trump de ignorancia internacio­nal y catastrófi­cas políticas beneficiar­ía a Putin.

En particular, las dudas públicas de Trump con respecto a la renuncia de la OTAN de más de medio siglo de ortodoxia bipartidis­ta con respecto a cómo manejar a Rusia y socavar la alianza occidental que contiene a Putin.

Una pesadilla de especialis­tas de seguridad es que Rusia provoque agitación entre gente de origen ruso en Estonia, Letonia o Lituania y después use los disturbios como excusa para intervenir. Integrante­s de la OTAN serían obligados a responder pero, francament­e, no es claro que lo harían; y la vaga retórica de Trump aumenta el riesgo de parálisis y un colapso de la alianza.

En ese sentido, Trump representa un riesgo de seguridad nacional para Occidente, y eso es razón suficiente para que Putin estuviera emocionado de verlo siendo elegido presidente.

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