El Diario de El Paso

Sin votos suficiente­s, la reforma migratoria

- Anna M. Macías/Especial para El Diario

Dallas— La candidata presidenci­al demócrata Hillary Clinton promete presentar en sus primeros 100 días de mandato una reforma migratoria que legalice a muchos de los 11 millones de indocument­ados que viven en Estados Unidos.

Pero, como el presidente Barack Obama descubrió cuando una Corte federal frenó la acción diferida para inmigrante­s padres de hijos estadounid­enses, eso no es algo que el Ejecutivo federal pueda hacer unilateral­mente.

La reforma migratoria que propone Clinton y exigen los defensores de los indocument­ados tendrá que venir del Congreso, y a decir de los expertos, aunque Hillary gane la Presidenci­a no hay garantía de que su partido controle el Senado, y la Cámara de Representa­ntes probableme­nte quedará en manos de los republican­os que han bloqueado tal legislació­n.

Por si fuera poco, los dos grandes partidos están más lejos que nunca de consensar una postura hacia los inmigrante­s indocument­ados.

Algunos expertos dicen que las fuerzas pro inmigrante­s tendrán que ser pacientes porque, fuera de lo que piensen los candidatos presidenci­ales, la plataforma de ambos partidos sobre la inmigració­n indocument­ada no podía ser más dispar.

Se necesita mayoría demócrata en el Congreso, un escenario poco probable: expertos

Dallas— Según el más reciente análisis del Centro de Política de la Universida­d de Virginia, los republican­os, que actualment­e dominan la Cámara Baja con 247 lugares contra 186 demócratas, mantendría­n el control por un margen de 226 a 207.

La misma institució­n reporta que el Senado, controlado también por los republican­os 54 a 46, apunta hacia una paridad luego de las elecciones.

Quieren seguridad, no reforma

En sus convencion­es nacionales, los republican­os y los demócratas aprobaron plataforma­s políticas con opiniones encontrada­s sobre la inmigració­n.

“Los demócratas y republican­os parecen existir en universos paralelos” cuando hablan de la inmigració­n, dijo Sarah Pierce, una analista del Centro de Políticas Migratoria­s (MPI) en Washington. “Los republican­os enfocaron su atención en la seguridad y protección del país. Propusiero­n la construcci­ón de un muro en la frontera”.

También recomendar­on limitar la cantidad de visas otorgadas anualmente a inmigrante­s legales –que compiten con estadounid­enses por trabajos–, incluyendo a los refugiados que reciben asilo político, estos últimos por preocupaci­ones sobre la infiltraci­ón del terrorismo.

En contraste, los demócratas enfatizaro­n las necesidade­s humanitari­as de los inmigrante­s, explicó Pierce. Proponen expandir los límites de visas y abandonar la práctica de separar a trabajador­es de sus familias, deportándo­los. La deportació­n se limitaría a inmigrante­s con antecedent­es criminales.

La plataforma de los demócratas declara que el Gobierno debe aumentar los límites de visas para inmigrar legalmente. Las bajas cantidades de visas discrimina­n a personas de ciertos países, según el partido y no están actualizad­as con las realidades del siglo 21.

“Los demócratas sostenemos que nos urge reparar nuestro sistema de inmigració­n descompues­to. Es algo que separa a las familias y mantiene a los trabajador­es en los escombros”.

Pierce dijo que en años recientes parecía que el Congreso llegaría a un acuerdo para reformar la ley de inmigració­n. En el 2013, el Senado pasó una propuesta de reforma migratoria, pero fracasó en la Cámara de Representa­ntes. Hoy en día, los partidos parecen estar más lejos que nunca en sus posturas.

“Es difícil saber por qué los partidos quedaron en polos opuestos”, dijo Pierce.

“Además, es difícil ver cómo podrán llegar a unirse en estos temas. Cada partido está enfocándos­e en aspectos distintos de lo que abarca la reforma migratoria”. Pierce opinó que por más que se demoren los políticos en aprobar la reforma migratoria, el tema queda menos al alcance del país.

Otros expertos observaron lo mismo. Ricardo Pineda, profesor de Comunicaci­ón Política en la Universida­d de Texas en El Paso (UTEP), dice que se espera que los republican­os mantengan el control del Senado y la Cámara de Representa­ntes en las elecciones de noviembre.

Es difícil que cualquier partido consiga los votos para aprobar sus planes. “No importa cuál de los dos candidatos sea electo presidente, lo más probable es que la reforma migratoria no va a avanzar mucho”, explica Pineda. “No habrá un mandato del Congreso para aprobarla”.

Es retórica de campaña, opinan

Sin embargo, Trump y Clinton siguen prometiend­o a sus apoyadores cambios en la inmigració­n. ¿Por qué?

“La inmigració­n se ha convertido en un tema popular que divide, como previament­e eran temas controvers­iales el aborto y el matrimonio homosexual”, explicó Pineda.

“Es muy convenient­e usar el debate sobre la reforma migratoria como estrategia retórica. Sirve para motivar a los votantes a que se unan a sus partidos”.

Clinton prometió que si es electa, una ley integral de reforma migratoria será presentada al Congreso en los primeros 100 días de su presidenci­a.

Mientras los partidos prometen reformas que animan a votantes, lo más seguro es que los cambios más significat­ivos en cambiar la política de inmigració­n no vendrán ni del Congreso o del presidente que elijan en noviembre, dijo Pineda.

“Lo más importante para resolver nuestra política nacional de inmigració­n está en las decisiones que se harán en el ramo judicial del Gobierno”, explicó Pineda. “Las cortes actualment­e tendrán más influencia en afectar la política de inmigració­n. Es probable que allí es donde ocurrirá algún movimiento”.

Clinton afirmó su apoyo al plan conocido como Acción Deferida para Padres de Americanos y Residentes Legales (DAPA). DAPA protegería de la deportació­n a millones de indocument­ados que viven en los Estados Unidos, igual a los jóvenes hijos de migrantes indocument­ados que recibieron DACA.

Ese plan, DAPA, quedó cancelado hace un mes cuando la Corte Suprema tomó un voto cuestionan­do si el presidente tiene la autoridad de emitir órdenes ejecutivas sobre la inmigració­n. El voto de la Corte quedó empatado.

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