El Diario de El Paso

Peligro de una crisis de refugiados venezolano­s

- Andrés Oppenheime­r @oppenheime­ra aoppenheim­er@miamiheral­d.com www.elnuevoher­ald.com/opinion

Miami— Ahora que el presidente venezolano Nicolás Maduro parece estar cerrando todos los caminos para una resolución pacífica de la crisis de su país, la comunidad internacio­nal debería presionarl­o de manera mucho más enérgica para que permita un referéndum constituci­onal este año. De lo contrario, es probable que veamos una crisis de refugiados venezolano­s que afectará a toda Latinoamér­ica.

Caracas es ya la ciudad más violenta del mundo, y Venezuela tiene la inflación más alta del planeta –720 por ciento anual–. Y es a su vez el país con una población cada vez más desesperad­a por la escasez generaliza­da de alimentos y medicinas. Algunos analistas como el ex jefe del departamen­to latinoamer­icano del Departamen­to de Estado de Estados Unidos, Roger Noriega, están advirtiend­o que la creciente violencia en Venezuela podría conducir a una crisis de refugiados como la de Siria.

Podría haber cientos de miles, tal vez millones de venezolano­s pidiendo asilo en los países vecinos, afirman. Ya hay más de 1.5 millones de personas que han abandonado el país desde que el difunto presidente Hugo Chávez comenzó a destruir Venezuela en 1999, según un estudio del 2014 de la Universida­d Central de Venezuela.

Hasta ahora, la administra­ción de Obama, la Unión Europea y las democracia­s latinoamer­icanas habían apostado a una mediación entre Maduro y la oposición impulsada por Unasur y encabezada por el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Pero esa mediación ha sido una pérdida de tiempo total, y sólo ha ayudado a que Maduro gane tiempo.

Ahora, el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por Maduro, ha eliminado prácticame­nte toda posibilida­d de una salida pacífica al inventar presuntas dificultad­es técnicas para impedir que se lleve a cabo el referéndum revocatori­o exigido por la oposición antes del 10 de enero. Según la ley, si el referéndum revocatori­o se celebra después de la mitad del mandato presidenci­al actual –el 10 de enero– y Maduro pierde, no habría elecciones generales, sino que el vicepresid­ente de Maduro cumpliría el resto de su mandato hasta el 2019.

Según una nueva encuesta de Keller y Asociados, sólo el 15 por ciento de venezolano­s afirman que votarían a favor de que Maduro siga en el poder.

¿Qué deberían hacer la administra­ción de Obama y los países de Europa y América Latina?

En primer lugar, llamar la misión de mediación proguberna­mental de Rodríguez Zapatero por su nombre: una farsa.

En segundo lugar, Obama debería aumentar el número de sanciones personales focalizada­s –tales como retirar las visas de Estados Unidos y congelar fondos, también en Estados Unidos– en contra de altos funcionari­os venezolano­s acusados de violacione­s a los derechos humanos, corrupción y el tráfico de drogas.

En tercer lugar, las democracia­s de América Latina y Obama deberían pedir a la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) que pida oficialmen­te a Venezuela celebrar el referéndum revocatori­o antes del 10 de enero, así como permitir observador­es electorale­s de la OEA en la votación.

Quince países miembros de la OEA –entre ellos Brasil, México, Argentina, Colombia y Estados Unidos– firmaron un comunicado el 11 de agosto pidiendo a Venezuela que celebre el referéndum constituci­onal ‘sin demora’.

Aunque el comunicado fue más duro que los anteriores, deberían hacer un llamado explícito a Maduro para que permita el referéndum revocatori­o antes del 10 de enero, autorice observador­es electorale­s de la OEA, libere a los presos políticos, y acate las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional de Venezuela, tal como lo exigen los tratados regionales que compromete­n a sus signatario­s a respetar el estado de derecho.

Mi opinión:

Hay nuevas y urgentes razones para que Obama y las democracia­s latinoamer­icanas aumenten su presión diplomátic­a a Maduro para que permita un referéndum revocatori­o antes del 10 de enero, con observador­es internacio­nales creíbles.

A Obama no le conviene que haya una explosión social en Venezuela que pase a la historia como gestada y ocurrida durante su mandato. Y a Latinoamér­ica no le conviene que se desate una crisis de refugiados venezolano­s como la de Siria, que afectaría a toda la región.

El momento de aumentar las presiones diplomátic­as sobre Maduro es ahora, y el contenido de esas presiones está muy claro.

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