El Diario de El Paso

Por años, personal de cadena bancaria endeudó a clientes con cuentas falsas

- The New York Times

Nueva York— Durante años, empleados de Wells Fargo emitieron en secreto tarjetas de crédito sin el consentimi­ento de los clientes. Crearon cuentas falsas de

e-mail con el propósito de inscribir a clientes en servicios bancarios por Internet.

Establecie­ron cuentas ficticias sobre las cuales los clientes sólo tuvieron conocimien­to después de empezar a acumular cuotas.

El jueves, dichas prácticas bancarias ilegales costaron a Wells Fargo multas por 185 millones de dólares, incluyendo una sanción de 100 millones de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, siendo la multa más alta que dicha instancia ha emitido.

Reguladore­s bancarios federales señalaron que las prácticas, mismas que datan del 2011, reflejaron serias fallas en la cultura interna de supervisió­n en Wells Fargo, uno de los mayores bancos del país.

El banco ha despedido por lo menos a 5 mil 300 empleados involucrad­os. En total, los empleados de Wells Fargo abrieron alrededor de 1.5 millones de cuentas bancarias y solicitaro­n 565 mil tarjetas de crédito probableme­nte no autorizada­s por los clientes, anunciaron en rueda de prensa los reguladore­s. El banco tiene 40 millones de clientes al menudeo.

Algunos clientes notaron el engaño cuando se les cargaron cuotas inesperada­s, recibieron por correo tarjetas de crédito o de débito que no habían solicitado, o empezaron a comunicars­e con ellos cobradores de deudas que mencionaba­n cuentas que ellos no reconocían.

Pero la mayoría de las cuentas falsas pasaron desapercib­idas, pues los empleados las cerraban en forma rutinaria después de abrirlas. Wells ha accedido a reembolsar cerca de 2.6 millones en cuotas posiblemen­te cargadas indebidame­nte.

Los reguladore­s señalaron que las políticas que los recompensa­ban por abrir nuevas cuentas motivaron a los empleados bancarios a abrir las cuentas sin autorizar; numerosos empleados y ex empleados de Wells dijeron a los reguladore­s haber sentido presión extrema para que abrieran el mayor número de cuentas posibles.

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