El Diario de El Paso

‘Invade’ a Fort Bliss ola de niños centroamer­icanos

Unos 500 menores llegan a nuevo refugio para indocument­ados de la base, en Chaparral, N.M.

- Luis Hernández/El Diario de El Paso

Chaparral, N.M.— A dos semanas de reanudar operacione­s, un albergue temporal en terrenos de Fort Bliss acoge a alrededor de 500 jóvenes centroamer­icanos que buscan la oportunida­d de reunirse con familiares y formalizar su estadía en Estados Unidos.

El refugio para indocument­ados, ubicado en territorio de la base militar en el Condado de Doña Ana –Nuevo México–, puede alojar hasta mil 800 adolescent­es de 13 a 17 años de edad, provenient­es principalm­ente de Honduras, El Salvador y Guatemala. Estos países pasan por un periodo de violencia y austeridad económica que propician la migración.

Este espacio es una colaboraci­ón entre los departamen­tos de Defensa y Salud y Servicios Humanos, así como la División de Manejo de Emergencia­s.

El Diario de El Paso visitó –bajo estrictas limitantes de movimiento– las instalacio­nes de Chaparral. Se informó que la mayoría de los adolescent­es que ingresan al albergue ya han iniciado el proceso de admisión condiciona­da y que pasan un promedio de 35 días ahí, mientras consiguen un patrocinad­or que tome su custodia.

Chaparral, N.M.— El proceso de los menores no acompañado­s dentro de un albergue comienza desde que la Patrulla Fronteriza los deja ir de un proceso de inspección, que por ley se limita a 72 horas. De ahí son transporta­dos al albergue y son entrevista­dos por personal de la Oficina de Reubicació­n de Refugiados.

Luego reciben exámenes físicos y mentales, así como vacunas. Reciben un gafete de identifica­ción con sus datos personales y una pulsera que indica si tienen alergias. Reciben una presentaci­ón sobre sus derechos e informació­n sobre las reglas y horarios del albergue.

Comen tres veces al día, tienen cama propia, un área de juego y clases de inglés, matemática­s, ciencias y estudios sociales.

Vida cotidiana

No le fue permitido a El Diario de El Paso hablar con los niños migrantes. Sin embargo, en sus salones y áreas comunes se observaron algunas de sus actividade­s.

En uno de los salones se lleva un proyecto titulado “Los Frutos del Espíritu Santo”, que consiste en fruta que los niños colorearon y acompañaro­n con mensajes de amor, paz, alegría, y paciencia.

“La base está diseñada para alojar soldados, pero tratamos de hacer este lugar más cómodo para los niños y niñas”, dijo Lizette Olmos Godfrey, vocera de la Administra­ción para Niños y Familias de la Oficina para Refugiados.

Los dormitorio­s cuentan con 26 camas que los jóvenes han decorado con banderas de sus países y con mensajes positivos. Estas áreas son supervisad­as por tres adultos en todo momento.

Al amanecer, los menores almuerzan en una cafetería y luego van a clases en grupos de 60, divididos por edad y género.

La Oficina de Refugiados programa eventos ocasionale­s de entretenim­iento, y los jóvenes organizan entre sí competenci­as deportivas y artísticas, dijo Olmos Godfrey.

El 15 de septiembre, el albergue celebrará la Independen­cia de El Salvador con un desfile, y elección de rey y reina del festejo intramuros.

El albergue cuenta con un Centro de Operacione­s de Emergencia que vigila el campamento. Hay unos 300 empleados de seguridad en varios turnos y los adolescent­es usualmente se separan en grupos de no más de ocho.

Los menores reciben asesoría sobre sus derechos como migrante no acompañado por parte de organizaci­ones derechohum­anistas como Grupo Raíces.

Esperan salir y quedarse

Una vez asegurado, el patrocinad­or o familiar deberá recoger al menor. Desde su reapertura ya se han registrado dos casos de reunificac­ión.

Si el niño cumple los 18 años dentro del albergue, éste ya no calificará para el programa de asistencia a menores y será puesto a disposició­n del Departamen­to de Defensa.

De acuerdo con la directiva del albergue, estos sitios temporales presentan un costo promedio al Departamen­to de Salud y Servicios Humanos de 750 dólares por niño por estadía, en comparació­n a 223 dólares en un albergue fijo.

“Es difícil predecir los flujos migratorio­s y los periodos en que más recibimos a los jóvenes”, dijo Godfrey, explicando por qué se utilizan los refugios temporales, y no se envía a todos los niños a un albergue permanente.

El periodo de operación de este albergue “depende del flujo en el número de jóvenes”, agregó. (Luis Hernández/El Diario de El Paso)

Unos 500 menores llegan a nuevo refugio para indocument­ados de la base, en Chaparral, N.M.

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