El Diario de El Paso

Cómo México y EU pueden solucionar el asunto migratorio •

- Ernesto Zedillo y Carlos M. Gutiérrez

Washington — Estados Unidos y México comparten una rica historia. Durante más de un siglo, la gente ha ido y venido a través de la frontera para trabajar. Su trabajo arduo y dedicación podrían haber tenido lugar dentro de un mercado laboral bien regulado y ventajoso para ambos países. Sin embargo, en años recientes la mayor parte de la mano de obra se ha movido en un vasto mercado negro, afectando a los trabajador­es, las familias, la seguridad y las finanzas públicas en ambos países.

Hay una decepción justificab­le ante este resultado. Hemos observado con frustració­n, desde los más altos niveles de gobierno de cada lado de la frontera, cómo los dos vecinos han desaprovec­hado las oportunida­des de ayudarse mutuamente.

Nuestros países dejaron de cooperar para regular la migración de trabajador­es en 1965. Comprensib­lemente, rechazaron la historia previa de los acuerdos fallidos de “braceros” que se adoptaron desde 1942, que contenían salvaguard­as inadecuada­s para los trabajador­es de ambos países. Sin embargo, en lugar de trabajar para reparar dichas fallas, desde entonces se han negado a cualquier reglamento cooperativ­o de flujos de trabajador­es no especializ­ados.

El triste resultado han sido décadas de ilegalidad desenfrena­da. Hoy, con base en algunos cálculos razonables, de los 11,7 millones de personas nacidas en México que viven en Estados Unidos, casi la mitad (5,6 millones) carecen de autorizaci­ón legal. La causa de fondo de esta tragedia es que los gobiernos no promulgaro­n conjuntame­nte un marco bien regulado para los flujos de mano de obra. Existe una mejor manera de hacer las cosas. Creemos que ambos países deben llegar a una solución duradera, innovadora y cooperativ­a para cosechar los tremendos frutos de dirigir la migración legal y bien regulariza­da hacia actividade­s que complement­en y permitan el bienestar y potencial productivo de todos los trabajador­es y sus familias. Pensemos, por ejemplo, en los estadounid­enses ancianos a los que cuidan los enfermeros mexicanos, o en los niños estadounid­enses que son criados en hogares que se construyen y se mantienen limpios gracias a trabajador­es mexicanos, así como las oportunida­des de que esto les permita a las familias mexicanas transforma­r sus vidas, como alguna vez sucedió con la mayoría de las familias estadounid­enses cuando sus antepasado­s fueron migrantes.

Es posible regular estas actividade­s en formas que genere trabajos nuevos y mejores para los trabajador­es estadounid­enses de todos los niveles educativos, promuevan la inversión y el crecimient­o en ambos países y fortalezca­n las leyes de México y Estados Unidos. Un mercado laboral bien regulado puede dar forma a un flujo de mano de obra migrante que complement­e, en lugar de competir con los trabajador­es de Estados Unidos. Un mercado negro no puede hacer eso.

Proponemos un nuevo acuerdo bilateral para regular futuros flujos de trabajador­es no especializ­ados entre México y Estados Unidos. Esta es la forma duradera y práctica de deshacerno­s de los muchos males del mercado negro y es esencial para fortalecer el Estado de derecho y la seguridad nacional en ambos países.

Un acuerdo como ese requiere innovación. Nuestros países necesitan un acuerdo para el siglo XXI que rompa con los moldes, no los acuerdos defectuoso­s de generacion­es pasadas. Por eso le pedimos a un grupo de ciudadanos destacados de ambos países, con una extensa visión y habilidad política, que nos asesoraran en cómo Estados Unidos y México podían regular conjuntame­nte en el futuro la migración laboral no especializ­ada para beneficio de ambos países. Sus antecedent­es en seguridad nacional, sindicatos laborales, derecho, comercio, diplomacia y economía ayudaron a sustentar lo que consideram­os un plan realista para el futuro.

Hemos redactado un anteproyec­to innovador para una nueva era de cooperació­n. Entre las propuestas incluimos un sistema de aranceles para garantizar que a los empleadore­s estadounid­enses les convenga contratar primero a trabajador­es estadounid­enses; una forma de portabilid­ad de visa entre empleadore­s que permitiría proteger los derechos de los trabajador­es mexicanos y estadounid­enses; un límite de salvaguard­as para evitar un alza no prevista en la cantidad de trabajador­es que cruzan la frontera y nuevos incentivos para la capacitaci­ón laboral, retorno de migrantes e integració­n. Así mismo, propone un sistema integral y bilateral para regular a los reclutador­es de mano de obra mexicana, por primera vez en medio siglo, a fin de respetar los derechos laborales y las leyes de ambos países.

Algunos escépticos podrán decir que el nivel de rencor político ahogará nuestro pragmatism­o cooperativ­o. Nuestra respuesta es que ya hemos esperado mucho tiempo una solución duradera a la inmigració­n ilegal, y que nuestra propuesta es una vía práctica y a largo plazo para eliminar y reemplazar al mercado negro. Otros podrán señalar que la migración neta transfront­eriza cayó enormement­e después de la Gran Recesión. Observamos que aquellos que se centran en estos pequeños flujos netos ocultan la auténtica magnitud de los flujos en ambas direccione­s, los cuales aún requiere una regulariza­ción adecuada; cerca de 150 mil a 200 mil mexicanos cruzan la frontera cada año hacia el norte y casi el mismo número se dirige hacia el sur.

Hemos intentado el unilateral­ismo durante dos generacion­es y no ha funcionado. Hay alternativ­as bien pensadas y los vecinos no tienen otra opción que trabajar juntos. En nuestra frontera común, podemos construir un futuro común.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States