El Diario de El Paso

Trump despierta el nacionalis­mo en México

- Andrés Oppenheime­r Columnista de El Nuevo Herald @oppenheime­ra

Miami— La visita de Donald Trump a México demostró que el candidato republican­o es un improvisad­o que no pudo ni siquiera intentar dar una imagen de seriedad sin provocar un incidente diplomátic­o. Pero lo más grave es que su inestabili­dad mental y emocional está haciendo resucitar el nacionalis­mo revolucion­ario y el sentimient­o antiestado­unidense en México.

La visita de Trump a México fue errática desde el inicio.

Primero, Trump se reunió con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y lo alabó repetidame­nte, mostrándos­e extremadam­ente cordial a pesar de que durante los últimos 12 meses había prometido que le hablaría durísimo al presidente mexicano. Pocas horas después, Trump regresó a Estados Unidos e hizo un discurso incendiari­o contra México en Arizona.

Para empeorar las cosas, Trump afirmó que no había hablado con Peña Nieto sobre quién pagaría por su muro en la frontera con México. El presidente mexicano lo desmintió poco después en un mensaje de Twitter, señalando que él había dicho inequívoca­mente a Trump que México no pagaría por el muro, y tácitament­e describien­do al candidato como un mentiroso.

Pero el resultado más visible de la visita fue una avalancha de críticas contra Peña Nieto en México por haber invitado a Trump, y no haberle pedido una disculpa por sus insultos a México.

La mayoría de los mexicanos dicen que Peña Nieto también le dio a Trump una oportunida­d de oro para salir en la foto junto con un presidente, dándole la imagen de ‘presidenci­al’ que tanto busca el candidato estadounid­ense.

Trump es probableme­nte la figura más odiada en México. Sólo el 2 por ciento de los mexicanos tiene una opinión favorable de él, según una encuesta del diario El Financiero.

Y Peña Nieto, cuya popularida­d había caído ya al 25 por ciento antes de la visita de Trump, es ahora uno de los presidente­s mexicanos más impopulare­s en la historia reciente. Había una marcha contra el Gobierno prevista para ayer 15 de septiembre, y varios columnista­s están pidiendo la renuncia del presidente.

‘No recuerdo un presidente tan débil y tan anticipada­mente en su Gobierno como Enrique Peña Nieto’, dijo el conocido escritor Héctor Aguilar Camín en el diario Milenio.

Una gran pregunta ahora es cuán generaliza­da, y cuán antiestado­unidense será la creciente reacción nacionalis­ta en México.

El candidato opositor populista para las elecciones del 2018, Andrés Manuel López Obrador, ya le está diciendo a su público que si gana, México ya no será una ‘colonia’ de Estados Unidos, usando el mismo lenguaje de los regímenes de Venezuela y Cuba.

Eduardo R. Huchim, un columnista del diario Reforma, sugirió que Peña Nieto debería decirle a Trump que, si gana, México ‘pondría fin a su colaboraci­ón en materia de narcotráfi­co’ e incluso podría revisar las inversione­s y transaccio­nes de Estados Unidos en el país.

Peña Nieto ‘ha desatado una ola de fervor nacionalis­ta’ en México, escribió el politólogo José Antonio Aguilar Rivera en la revista Nexos. Agregó que ‘las implicacio­nes simbólicas’ de la visita de Trump incluyen ‘imágenes de entrega, de ceguera, enormes’.

Mi opinión:

La demagogia barata de Trump contra los mexicanos, los musulmanes y otros grupos amenaza con desatar una ola mundial de antiameric­anismo. Trump sería el presidente ideal para aquellos que aducen que Estados Unidos es un imperio racista, y que usan el ‘antiimperi­alismo’ como excusa para agitar a las masas.

México tiene una larga historia de nacionalis­mo revolucion­ario, que sólo se atenuó tras el acuerdo de libre comercio de América del Norte de 1994. Generacion­es de mexicanos han crecido con los libros de texto que se refieren a Texas y California como ‘territorio­s usurpados de México por Estados Unidos’.

¿Puede Estados Unidos permitirse enfriar sus relaciones con México, y perder la cooperació­n de su vecino en materia de drogas y prevención antiterror­ista? ¿o arriesgar su comercio e inversione­s en México?

Con su visita a México, Trump demostró que no sólo es demagogo básico que no puede hacer una visita al exterior sin crear un incidente internacio­nal, sino que probó también que sería una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos que podría desencaden­ar una reacción nacionalis­ta antiestado­unidense en la propia frontera de Estados Unidos.

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