El Diario de El Paso

Investigan por negligenci­a infantil a pareja, en tres estados

- Betsy Blaney / Associated Press ubbock, Tx.—

LUnos vecinos señalaron que niños sucios se metían con regularida­d a los botes de basura en busca de comida detrás de la casa situada en el poniente texano donde vivían 11 menores con sus padres. Otros habitantes oyeron gritos en la noche –llegando uno a describir “gritos de terror”– que pronto quedaron cubiertos por música a alto volumen.

“Eso nunca cesó cuando estuvieron viviendo ahí”, dijo la semana pasada a un juez la vecina Paige Figge luego de que los niños quedaron bajo el cuidado del Estado.

El testimonio se dio durante una audiencia para William y Claire Rembis, quienes desde el 2001 han sido investigad­os por instancias de bienestar infantil en por lo menos tres estados.

Ahora la pareja es acusada de omisión de cuidados en Lubbock, donde un policía sugirió la posibilida­d de que la familia se mude a efecto de evadir las indagatori­as, las cuales resultan difíciles de rastrear al cruzar límites estatales.

La pareja rechaza las alegacione­s, diciendo que se cambió para buscar empleo y que los funcionari­os estatales texanos la tienen en la mira debido a decidir educar en casa a su familia, oponerse a las vacunas y tener tantos hijos.

“No comen basura”, dijo Claire Rembis, de 38 años, fuera del juzgado en Lubbock.

Su esposo, de 48 años, calificó de “ridículos” los alegatos.

No se han levantado cargos penales contra la pareja, pero en Texas marido y mujer afrontan un montón de problemas: a finales de agosto sus hijos, cuyas edades oscilan entre el año cuatro meses y los 17 años, pasaron a custodia del Estado cuando unos trabajador­es sociales descubrier­on que durante la investigac­ión en Lubbock 10 de ellos habían sido llevados a Colorado. El martes se ejecutó el desalojo de la familia del hogar que rentaba, mientras que la semana próxima continuará la audiencia por la custodia que se sigue a los padres.

Dos los menores fueron asegurados brevemente de la casa familia en Plano, como a 300 millas al Este, y en un caso separado el año pasado todos fueron asegurados en dicho lugar.

En Michigan, entre el 2007 y el 2012 funcionari­os de atención a la infancia recibieron cinco quejas, incluyendo una sobre niños sin supervisió­n adulta que comían de la basura.

En Nueva Jersey, se investigó a la pareja a raíz de que en el 2001 el hijo mayor, quien en ese entonces tenía aproximada­mente dos años, fue localizado deambuland­o solo, según testimonio del caso en Lubbock.

A nivel nacional no existe ninguna base de datos donde se rastreen dichos casos que cruzan las líneas limítrofes estatales.

Los Rembis dieron a conocer a los funcionari­os texanos sus domicilios anteriores, pero si las familias no divulgan la informació­n, los trabajador­es sociales tienen que encontrarl­a, señaló el portavoz del Departamen­to de Servicios Familiares y de Protección de Texas Paul Zimmerman. Aun entonces, hace falta investigar mucho.

“Es más fácil localizar un vehículo robado”, dijo el asesor en bienestar infantil Timothy Turner, quien ha trabajado en instancias estatales de asistencia social en Texas, Nuevo México y Arizona.

“Es algo muy tedioso y que se hace poco a poco”, agregó Turner, explicando que ubicar casos en otras entidades puede tomar mucho tiempo, cartas y llamadas.

“Y para cuando ocurre todo eso, muchas veces desaparece­n”, afirma

A menudo las dependenci­as estatales no pueden dar a conocer los detalles de dichos casos, especialme­nte si no se tomaron medidas.

En Nueva Jersey, donde la mayoría de los archivos de los juzgados familiares son confidenci­ales,

Un investigad­or indica que la familia pudiera estar cambiándos­e de casa para evitar esos cargos

las leyes estatales prohíben al Departamen­to de Niños y Familias confirmar siquiera que la instancia estuvo involucrad­a con la familia Rembis, dijo el portavoz Ernest Landante. El vocero del Departamen­to de Servicios Humanos y de Salud de Michigan Bob Wheaton dijo que en tal entidad también están sellados los archivos de esos casos.

Dichos casos se mencionaro­n brevemente durante la audiencia sobre custodia efectuada la semana anterior, donde la investigad­ora de bienestar infantil Kristin Stecklein señaló que cuando ella visitó este año la casa varios de los menores no tenían cama, incluyendo una niña de cinco años quien otro menor dijo dormía en una caja en un clóset. La pareja daba clases a los niños en el hogar, pero Stecklein comentó no haber visto “ningún indicio” de material escolar —aseveració­n que William Rembis rebatió el viernes.

Unos alumnos de la Universida­d Texas Tech que vivían en la casa contigua a la de familia atestiguar­on que los menores hurgaban seis días a la semana en botes de basura.

Una estudiante, Madison Burnham, indicó haber visto a un niño comiendo de una caja que ella había tirado recienteme­nte.

“No creo que deba dejarse a los niños hacer eso”, dijo Burnham al juez.

Otros vecinos declararon que cuando empezaron a oírse gritos en el interior de la vivienda, se puso música de rock pesado para cubrir el ruido.

Claire Rembis denegó la alegación referente al ruido. También aclaró que sus hijos usaban ropa que les iban pasando sus hermanos y no preocuparl­e que anduvieran descalzos.

“Nada más soy natural”, dijo. “Para nosotros, eso es normal”.

Stecklein señaló que cuando ella la visitó la vivienda familia tenía un “fuerte olor pestilente” y no había suficiente comida para alimentar a 11 niños y dos adultos.

William Rembis cuestionó asimismo dicha aseveració­n durante su testimonio, indicando que su familia recibía alrededor de mil 100 dólares mensuales en estampilla­s para alimentos.

“Nunca tuvimos ningún problema por suficiente comida”, dijo al jurado. “Mis hijos están bien alimentado­s”.

Rambis explicó desear mudarse a Colorado por los “mejores empleos” después de haberse quedado dos veces trabajo en Lubbock desde abril.

El abogado de Servicios Protectore­s Infantiles del Condado Lubbok Kacee Harvey sugirió otro motivo, diciendo al juez que mudarse “constituye un patrón en esta familia”.

El juez ratificó la objeción hecha por el abogado de William Rembis para que el testimonio sólo se refiriera al caso de Lubbock.

Rembis dijo desear simplement­e recuperar a sus hijos, y “haremos lo que sea necesario”, sentenció.

Ellos rechazan las alegacione­s, dicen que se mudaron para buscar empleo y que los funcionari­os los tienen en la mira debido a que decidieron educar en casa a su familia, oponerse a las vacunas y tener tantos hijos

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Una de las viviendas habitadas por los acusados
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William y Claire Rembis

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