El Diario de El Paso

Crean plan federal para PROTEGER A LOS OCELOTES

- Ricky Kelley/The Valley Morning Star

Los Fresnos, Texas— Recorriend­o los espinosos arbustos en la noche, en busca de ratas, conejos y lagartijas, el ocelote –a pesar de todas las nocturnas superstici­ones con las que se le asocia– se ha convertido en un icónico animal en Texas y el mundo.

Y ahora, a más de 25 años después de que fuera puesto en marcha, las subespecie­s del ocelote en Texas y Arizona finalmente cuentan con su propio plan federal oficial de recuperaci­ón.

El Valley Morning Star reportó que el Plan de Recuperaci­ón del Ocelote puede llegar a ser el documento federal más detallado que jamás haya sido compilado sobre una especie animal, presentand­o el trabajo de docenas de científico­s y eventualme­nte constando de 237 densas páginas en las que se habla del hábitat, la genética, números de población y mucho más. El destino de este felino salvaje que caza bajo la luz de la luna podría muy bien depender de lo que se dice en esas páginas.

“Es increíblem­ente emocionant­e para nosotros”, dijo Hilary Swarts, bióloga federal del Refugio Nacional de Vida Silvestre Laguna Atascosa, quien estudia a los ocelotes.

“No sólo es en esencia la culminació­n de un largo proceso que ha durado 25 años, durante el cual hemos aprendido una gran cantidad de informació­n sobre los ocelotes de Texas, así como también sobre los ocelotes de Arizona, la síntesis es asombrosa”, según agregó Swarts. “Este es el plan más comprensiv­o que he visto”.

Las evaluacion­es del plan en torno a los riesgos que los ocelotes enfrentan no son sorpresa para todo aquel que haya seguido los descubrimi­entos que día con día se han logrado en torno a estos felinos por el transcurso de los años.

La invasión del hábitat por medio de la urbanizaci­ón y el desarrollo humano, la mortandad en las carreteras e inquietude­s sobre la viabilidad genética de la especie, todo esto está presente en el documento. Pero quizás por primera vez, un plan de recuperaci­ón para una subespecie americana ha logrado cruzar un número de varias fronteras para documentar lo que se sabe sobre los ocelotes en cada uno de los estados de México, y en cada país, hasta Argentina, donde se encuentra el último bastión del territorio que el ocelote habita.

El bosquejo original era estudiar varias especies

Inicialmen­te, cuando el plan se estaba conformand­o, no estaba siquiera enfocado exclusivam­ente en los ocelotes.

En su lugar, era para estudiar a varias especies de felinos salvajes –el ocelote, el jaguar, el jaguarundi— que se encuentran en México y en Estados Unidos.

Para cuando se transformó en algo exclusivo sobre la subespecie de los ocelotes en Texas, alrededor del 2010, a los autores del estudio les fue entonces impuesta la tarea de incluir también a la subespecie de ocelotes de Arizona.

Un mapa del territorio que abarca el hábitat del ocelote en México y Estados Unidos muestra dos vertientes que se expanden hacia el Golfo de México y hacia el sur de Texas en el Este y la costa a los largo del Golfo de California rumbo a Arizona hacia el oeste.

Mirando justo el centro del mapa, se torna aparente que a los ocelotes no les gusta mucho vivir en el desierto.

El Desierto de Chihuahua, el cual domina el norte y centro de México, y que también se extiende hacia el oeste de Texas y Nuevo México, no cuenta con una población residente de ocelotes.

Aun así, el plan de recuperaci­ón no sólo tiene que ver con una cuestión geográfica del espacio que estos felinos habitan. Tiene también que ver con el tiempo.

El plan cubre un periodo de 100 años, el cual es el marco común de referencia utilizado por los biólogos, e incluye un modelo matemático de análisis de riesgo para las diferentes poblacione­s de ocelotes en Estados Unidos y México.

“Así que si vemos la población de la especie, las posibilida­des de que llegue a extinguirs­e en 100 años no son muy malas”, dijo Swarts.

En Tamaulipas no es tan grave. En Willacy empezamos con un número muy bajo, por lo que no es muy prometedor.

En Laguna también tenemos un número muy bajo, por lo que tampoco es muy prometedor.

“Se puede ver que en el mejor de los casos, tenemos unos 70 años”, dijo Swarts.

“Y en el peor de los casos, tenemos unos 15 años”.

Pero, “el hecho de que el panorama no se vea muy prometedor” no significa que la extinción de estos animales sea inevitable.

La amenaza más inmediata para los ocelotes en los condados de Cameron, Willacy y Kenedy es la mortandad en las carreteras.

Se detalla toda la informació­n del felino que ha llevado 25 años compilar para evitar su extinción

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esta especie caza a sus presas por las noches

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