El 9/11 y los crímenes de odio contra musulmanes
Washington— Los crímenes de odio en contra de los musulmanes estadounidenses han aumentado a sus niveles más elevados después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, según datos compilados por investigadores, en un incremento impulsado, al parecer, por los ataques terroristas en Estados Unidos y otros países, así como por el lenguaje divisorio en las campañas electorales.
La tendencia ha alarmado a los académicos que estudian los crímenes de odio, así como a los funcionarios de las fuerzas del orden, que han documentado cientos de ataques –incluidos incendios provocados en mezquitas, asaltos, tiroteos y amenazas de violencia– desde principios del 2015.
Si bien no se espera que salgan las estadísticas más recientes del FBI sobre los crímenes de odio sino hasta noviembre, datos recientes de investigadores de la Universidad Estatal de California en San Bernardino, muestran que los crímenes de odio en contra de los estadounidenses musulmanes subieron 78 por ciento en el transcurso del 2015. Los ataques contra aquellos a quienes se percibe como árabes subieron todavía más marcadamente.
Los informes policiales y de los medios en los últimos meses han indicado una afluencia continua de ataques, con frecuencia en contra de víctimas que llevan el atuendo musulmán tradicional o que se percibe que son de Oriente Próximo.
Algunos académicos creen que la reacción negativa y violenta en contra de los musulmanes estadounidenses está impulsada no sólo por una serie de ataques terroristas en Europa y Estados Unidos que comenzaron a principios del año pasado, sino, también, por el veneno político de candidatos como Donald Trump, quien ha llamado a prohibir la inmigración de musulmanes y a tener un registro nacional de musulmanes en Estados Unidos.
‘Estamos viendo estos estereotipos y declaraciones denigrantes que se vuelven parte del discurso político’, dijo Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en el campus de San Bernardino. ‘En resumidas cuentas, estamos hablando de un incremento significativo en estos tipos de crímenes de odio’.
Comentó que la frecuencia de la violencia antimusulmana parece haberse incrementado inmediatamente después de algunos de los comentarios incendiarios de Trump.
El mayor incidente reciente de violencia antimusulmana se produjo el fin de semana pasado, cuando desde una motocicleta un incendiario prendió el fuego que envolvió al Centro Islámico de Fort Pierce, en Florida, donde Omar Mateen –el gatillero de la masacre de junio en el centro nocturno Pulse en Orlando– rezaba algunas veces.
La Policía, quien calificó al ataque como ‘una tragedia terrible’ para la comunidad, aprehendió a un lugareño que había criticado al islam en publicaciones en los medios sociales.
El incendio provocado, junto con un asalto anterior contra un congregante afuera de una mezquita y de otros incidentes ahí, han provocado gran temor entre los feligreses, contó Mohamed Malik, de 43 años, un empresario que ha asistido a la mezquita por casi una década.
‘Hay mucha retórica negativa’, dijo. ‘La retórica negativa está causando el odio y, a su vez, el odio está causando los actos violentos’.
En el nuevo estudio de la organización no partidista de Levin, basado en reportes oficiales de la Policía en 20 estados, se estima que hubo alrededor de 260 crímenes de odio en contra de musulmanes en todo Estados Unidos, en el 2015.
Se trata de la cantidad máxima desde la récord de 481 crímenes de odio documentados en contra de musulmanes en el 2001, cuando los ataques del 11 de septiembre desataron oleadas de delitos cuyos objetivos eran musulmanes y personas de Oriente Próximo, comentó Levin. El enorme incremento del año pasado también puede ser el mayor anual desde ese mismo año, agregó.
El incremento se produjo en tanto que los crímenes de odio en contra de casi todos los demás grupos –incluidos los afroamericanos, hispanos, judíos, gays y blancos– bajaban o sólo aumentaban ligeramente, se encontró con el estudio. Una excepción fue los que se cometieron en contra de las personas transgénero, que subieron un 40 por ciento.
Se le proporcionó un ejemplar de prensa del estudio a The New York Times.
Es casi seguro que las estadísticas subestiman la magnitud del problema, dicen los investigadores, porque es frecuente que las víctimas sean renuentes a informar de los ataques por temor a inflamar las tensiones en la comunidad y porque, a veces, es difícil para los investigadores establecer que la causa fue la religión o el odio étnico o racial.
En el asesinato el año pasado de tres estudiantes musulmanes en Chapel Hill, en Carolina del Norte, por ejemplo, las autoridades no levantaron cargos de crimen de odio en contra de un vecino a quien se acusó de asesinarlos, a pesar de las llamadas de musulmanes que dijeron que hubo alusiones religiosas en la violencia. La Policía dijo que la disputa por el estacionamiento y no el prejuicio pudo haber llevado a los asesinatos. A veces, la evidencia es más clara. ‘¡Odio al ISLAM!’, escribió Ted Hakey, Jr., quien fuera un marine, a un amigo en Facebook después de los ataques terroristas de noviembre en París. Horas después, en una tremenda borrachera, disparó cuatro veces un rifle de alto poder contra la mezquita que está junto a su casa en Connecticut.
El mes pasado, un arrepentido Hakey inició una sentencia de seis meses de cárcel tras haberse declarado culpable de un cargo de crimen de odio.
En Brooklyn, este mes, una mujer atacó a otras dos que habían sacado a pasear a sus hijos en sus carriolas, dijo la Policía, y les gritaba obscenidades en contra de los musulmanes y trató de arrancarles a jalones los velos tradicionales. En Queens, tres extraños golpearon a un hombre mientras gritaban ‘¡EIIL, EIIL!’.
En Minneapolis, en junio, un hombre que gritaba majaderías sobre el islam le disparó a dos musulmanes que iban vestidos con el atuendo religioso tradicional, dijeron las autoridades.
En St. Louis, aprehendieron a un hombre en febrero porque la Policía dijo que había apuntado un arma contra una familia musulmana que compraba en su manzana y les había dicho que ‘todos deberían morir’.
El mes pasado, en Queens, mataron a tiros, estilo ejecución, a un imán y a su asistente en la acera. Las autoridades acusaron del ataque a un hombre de 35 años, pero no han determinado el motivo, ni si debería manejarse como un crimen de odio.
El incremento en los reportes de lo que parecen ser crímenes de odio ha preocupado a los funcionarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
‘Lo vimos después del 11 de septiembre, y hoy seguimos viendo un repunte en los alegatos de incidentes relacionados con el odio después de los trágicos acontecimientos del año pasado’, comentó Vanita Gupta, quien encabeza la división de los derechos civiles en el Departamento de Justicia.
‘Vemos amenazas criminales en contra de las mezquitas; acoso en las escuelas, e informes de violencia en contra de estadounidenses musulmanes, sijs, gente de ascendencia árabe o surasiática, y personas a las que se percibe como miembros de estos grupos’, dijo Gupta.
El Departamento de Justicia ha actuado para atraer la atención de la población hacia el problema y reunir recursos para combatirlo como parte de un esfuerzo más amplio en contra de la discriminación religiosa.
Diversos expertos en crímenes de odio dijeron que les preocupa que el veneno de Trump pueda haber legitimado las amenazas o, incluso, las conductas violentas entre elementos marginales de sus seguidores.
En unos cuantos casos, la gente acusada de crímenes de odio en contra de musulmanes y otros hasta han citado a Trump.
La Policía aquí, en Washington, dio a conocer en mayo una videocinta de una mujer que supuestamente vertió un líquido sobre una musulmana después de haber sermoneado en contra del islam y de decir que votaría por Trump para que él pudiera ‘mandarlos de regreso al lugar del que salieron’.
El jueves, Hillary Clinton acusó que Trump había ‘incitado a la violencia’ en una campaña marcada por ‘los prejuicios’ y ‘el odio’.
Los partidarios de Trump dicen que él nunca ha respaldado la violencia en contra de ninguna minoría y algunos conservadores han cuestionados los datos que muestran un incremento en la violencia en contra de los musulmanes estadounidenses diciendo que es una creación de los investigadores de inclinaciones liberales.
Trump ha dicho que no es responsable por ninguna violencia de sus partidarios.
‘No están enojados por algo que yo estoy diciendo’, dijo en ‘Meet the Press’ en marzo. ‘Yo soy sólo un mensajero. La gente está enojada por el hecho de que durante 12 años los trabajadores en este país no han recibido un incremento salarial’.
James Nolan, ex analista del crimen en el FBI, quien imparte clases sobre los crímenes de odio en la Universidad de Virginia Occidental, dijo que los datos parecen mostrar ‘un pico real’ en los crímenes de odio en contra de los musulmanes estadounidenses causado, en parte, porque los candidatos ‘plantearon el espectro de que el islam radical está a nuestra puerta’.
Mark Potok, un investigador en el centro sureño de derecho y pobreza que monitorea a los grupos de odio y extremismo, fue más lejos.
‘No tengo la menor duda de que la retórica de Trump en su campaña ha tenido muchísimo que ver’ en el aumento en los ataques, notó.