El Diario de El Paso

Tiroteo que sacudió a Charlotte

- Richard Fausset y Alan Blinder

Charlotte, Carolina del Norte— Este siempre ha sido un lugar que se ha enorgullec­ido del orden, el consenso y la mentalidad corporativ­a de sí se puede, que convirtió a un área sin una verdadera razón para existir en uno de los dinamos financiero­s del hemisferio.

De igual forma, se ha ganado la reputación de armonía racial, desde su compromiso reconocido nacionalme­nte con el transporte escolar y escuelas integradas en los años 70 y 80, hasta la elección de Harvey Gantt en 1983 como uno de los primeros alcaldes afroameric­anos de prominenci­a en el sur del país.

Sin embargo, el tiroteo fatal de un residente afroameric­ano el martes, Keith Lamont Scott, y las protestas que han seguido están entre diversos choques y tumbos que han sacudido la sensación de sí de Charlotte en fechas recientes, a medida que fue pasando de una exitosa ciudad pequeña a una más grande y complicada.

Tras décadas en las que se ciñó al estatus de gran ciudad, Charlotte ha tenido que luchar en la última década con una diversidad de problemas de gran ciudad, incluyendo un escándalo de corrupción que echó por tierra a un alcalde, una recesión que sacudió la industria bancaria hasta sus cimientos, un fatal tiroteo anterior de la policía de un afroameric­ano en 2013, que lanzó a iracundos residentes a las calles y, este año, una guerra cultural de alto perfil con la legislatur­a estatal en torno a un decreto en contra de la discrimina­ción.

Se ha dado también una conciencia en aumento aquí sobre las profundida­des de la pobreza, que han llegado a existir al lado de la cómoda realidad del Nuevo Sur de que goza la clase empresaria­l de la ciudad.

Charlotte, con una población estimada de 827 mil, es una ciudad de membresías de clubes de golf, camionetas deportivas de lujo de último modelo en estacionam­ientos de iglesias y pequeñas platos de ñoquis de conejo en el exclusivis­ta Wooden Vine Wine Bar and Bistro.

Sin embargo, el Condado Mecklenbur­g, del cual Charlotte es la cabecera, también calificó en el puesto 99 entre los 100 condados más grandes de Estados Unidos en una medición de 2015 sobre la movilidad económica de niños pobres.

Fue una de las razones por las que el estallido de frustració­n de esta semana no tomó despreveni­do a todos.

‘No me sorprende’, dijo la representa­nte Carla Cunningham, quien es afroameric­ana y representa al vecindario donde Scott fue acribillad­o. ‘Estos males sociales, debemos abordarlos en algún punto, ya que eso forma parte de la desesperan­za que estas personas están sintiendo’.

LaWana Mayfield, afroameric­ana que forma parte del Concejo Municipal, dijo que la semana había sido ‘una llamada de alerta para algunas personas en Charlotte’.

Sin embargo, agregó rápidament­e: ‘Para mucha gente en Charlotte, no es una llamada de alerta. Es una realidad con la que ya hemos estado lidiando’.

Charlotte ha sido largamente una ciudad erigida sobre negocios.

El historiado­r Tom Hanchett nota que estaba situada originalme­nte a lo largo de una senda de comercio de los nativos americanos. Empezó a surgir como un centro neurálgico de la banca en los años 80, en parte debido a los esfuerzos de Hugh L. McColl Jr., banquero y ex infante de Marina que, como director ejecutivo de la NCNB Corp., banco de Charlotte, supervisó una serie de fusiones y adquisicio­nes y tratos creativos.

El producto final fue la gigantesca corporació­n Bank of America, actualment­e la sexta fuente mayor de empleos. Charlotte atrajo incluso más bancos, varias oficinas centrales corporativ­as, así como cada vez más gente cuyo interés principal era el comercio.

Los recién llegados que entraron en tropel aquí en busca de nuevas oportunida­des encontraro­n una ciudad sureña que, en los años 50 y 60, había elegido una senda relativame­nte moderada e integracio­nista, marcando un contraste con lugares como Birmingham, Alabama.

Sin embargo la ciudad, que produce 30 por ciento del producto interno bruto de Carolina del Norte, también sufre de serias disparidad­es de tipo racial en los ingresos.

Gene Nichol, profesor de Derecho por la Universida­d de Carolina del Norte en Chapel Hill, quien ha estado estudiando la pobreza en la ciudad, notó en un reciente estudio que el ingreso medio de los hogares blancos en el Condado de Mecklenbur­g es 86 por ciento mayor que el ingreso de un hogar de personas afroameric­anas e hispanas.

‘Charlotte tiene algo similar a un problema estructura­l que no es poco común’ en Estados Unidos, dijo Nichol el jueves. ‘Charlotte produce muchos buenos empleos, hay mucho empleo de altos ingresos así como un número bastante grande de empleos de bajos ingresos que no suministra­n un nivel de vida apropiado’.

Residentes de Charlotte como Samuel Henderson pueden sentirse atascados entre la promesa de comercio de la ciudad y la realidad de la ciudad del trabajo monótono.

Henderson, de 24 años, es un asistente de limpieza afroameric­ano en un hotel de Charlotte. Tiene un poco de educación universita­ria y dos niños pequeños. Él sabe que hay buenos empleos aquí, dijo el jueves, ‘pero debes asistir a la universida­d para obtenerlos’.

Sueña con un futuro en el cual pueda lanzar su propio negocio en Charlotte. Pero, cuando se le preguntó si ese futuro será brillante, titubeó. ‘Es una pregunta difícil’, dijo. El electorado ha apoyado a lo largo de los años tanto a Gantt, quien es demócrata, como a Pat McCrory, republican­o, quien sirvió como alcalde de 1995 a 2009. McCrory es el gobernador de Carolina de Norte actualment­e. La presente alcaldesa, Jennifer Roberts, es demócrata.

Sin embargo, esa sensación de política discreta, de igual forma, al parecer menguó con la aprobación que dio el Concejo Municipal en febrero a un decreto que permitía a personas transgéner­o, en edificios de propiedad pública, hacer uso del baño que correspond­iera con su identidad de género.

Para finales de marzo, la Asamblea General controlada por republican­os, respaldada por McCrory, había aprobado una legislació­n que anuló el decreto de Charlotte y restringió el acceso al baño para personas transgéner­o en edificios públicos a lo largo del estado. Después llegó una feroz tormenta política, legal y cultural.

Artistas como Bruce Springstee­n cancelaron conciertos en el estado. La Conferenci­a de la Costa del Atlántico y la NCAA han sacado del estado juegos de campeonato. La NBA decidió mudar el Juego de Estrellas de 2017 de Charlotte a Nueva Orleáns. En mayo, el Departamen­to de Justicia de EU demandó al estado por dicha ley, alegando que discrimina­ba a personas transgéner­o.

‘Maldición, esto ha causado problemas a nuestra ciudad y estado’, dijo Erdman, incluyendo una prueba del modelo de consenso de Charlotte.

McCrory, quien fue popular entre muchos demócratas así como republican­os durante su largo periodo como alcalde de Charlotte, ahora descubre que está en una difícil contienda por la reelección en contra de su desafiante demócrata, así como potencialm­ente alienado de votantes en la ciudad más grande del estado.

El tiroteo de la Policía de este martes no llegó como una gran sorpresa para Henderson, el empleado de hotel. Él recuerda protestas similares después de que un oficial de policía de Charlotte-Mecklenbur­g le disparó a Jonathan Ferrel, estudiante universita­rio que iba desarmado y era jugador de futbol americano, en 2013.

El oficial en ese caso fue acusado de homicidio culposo voluntario, pero el caso terminó con un jurado que no llegó a un acuerdo y un juicio nulo.

Toda esta complicada historia estaba circulando en la cabeza de Henderson el jueves mientras trapeaba los pisos del hotel. Pero, mientras intercambi­aba comentario­s amables con este visitante en el vestíbulo, habló sólo de los manifestan­tes más revoltosos, y cómo habían complicado la valorada narrativa de progreso aquí.

‘Ellos están empeorando la situación, no mejorándol­a’, concluyó.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States